El ejercicio puede potenciar tu vida sexual al optimizar tus niveles de hormonas sexuales, especialmente de testosterona.
El ejercicio mejora el flujo sanguíneo haciendo que los vasos sanguíneos se agranden para que la sangre pueda circular sin problemas. Esto no solo es una gran noticia para el corazón, sino que también es bueno para el cerebro.
La mejora del flujo sanguíneo podría ayudar a prevenir el deterioro cognitivo de varias maneras. Los estudios han demostrado que puede conducir a una mejoría en la enfermedad de Alzheimer.
En un estudio, el ejercicio de alta intensidad mostró un aumento de la captación de glucosa en los cerebros de los participantes y una mayor actividad metabólica en las partes del cerebro más afectadas por la enfermedad de Parkinson.
El ejercicio aumenta el tamaño del hipocampo (la parte del cerebro responsable de la memoria) y también aumenta las conexiones de las células nerviosas en el cerebro.
Obviamente, esto dependerá del tipo de ejercicio, pero la mayoría mejorará tu composición corporal.
El músculo es el mayor consumidor de glucosa después de una comida, lo que significa que un pico de glucosa se controlará más rápidamente, minimizando el riesgo de un alto nivel de azúcar en sangre durante períodos prolongados. Un escenario que no es bueno para las personas propensas a la diabetes.
Desarrollar la musculatura puede ayudar a combatir el daño oxidativo que se produce de forma natural a medida que envejecemos.
A medida que envejecemos, se produce un declive en la función de las mitocondrias, los generadores de energía de nuestras células. Las mitocondrias son entonces incapaces de funcionar correctamente y eso puede llevar a las células a generar más oxidantes, lo que conduce a la degeneración.
Según un estudio, el ejercicio aeróbico, por sí solo o en combinación con el entrenamiento de fuerza, mejora la función mitocondrial, reduciendo así el daño oxidativo.
Un estudio muestra que el entrenamiento por intervalos de alta intensidad también tiene un efecto similar.
El músculo almacena aminoácidos. Cuando un órgano necesita aminoácidos, estos suelen extraerse del músculo.
El sistema inmunitario necesita muchos aminoácidos. Los utiliza para fabricar anticuerpos que combaten las infecciones.
El desarrollo de los músculos bombea una serie de moléculas a la sangre. Estas moléculas, conocidas como mioquinas, se liberan en respuesta al esfuerzo muscular y pueden influir en el funcionamiento de otros órganos.
Estas moléculas ayudan a regular el crecimiento muscular, la metabolización de los nutrientes y la inflamación, entre otros.
Esta molécula, en particular, puede ayudar a suprimir el hambre y mejorar la respuesta del sistema inmunitario contra el cáncer.
Esta otra molécula de señalización puede contribuir a la producción de nuevas células cerebrales.
Se ha sugerido que la inflamación crónica es la razón subyacente del desarrollo de muchas enfermedades.
El ejercicio puede ayudar a prevenir la acumulación de grasa visceral, que es más inflamatoria que la grasa subcutánea, y puede contribuir a la inflamación crónica.
Un estudio descubrió que "no había diferencias estadísticamente detectables entre las intervenciones con ejercicios y con fármacos en la prevención secundaria de la enfermedad coronaria y la prediabetes".
Aunque no es concluyente, otro estudio indicó que más de la mitad de los participantes con diabetes de tipo 2 fueron capaces de dejar de tomar la medicación para reducir su nivel de azúcar en sangre en el plazo de un año después de empezar a hacer ejercicio con regularidad.
Un estudio demostró que el ejercicio era más eficaz que el tratamiento farmacológico entre los pacientes con ictus.
Otro estudio descubrió que "el ejercicio mejora la salud mental al reducir la ansiedad, la depresión y el estado de ánimo negativo y mejora la autoestima y la función cognitiva".
Según el NHS, el ejercicio regular reduce el riesgo de artrosis en un 83%, y puede disminuir el riesgo de fractura de cadera hasta en un 68%.
Se ha demostrado que el ejercicio es una forma eficaz de prevenir una serie de enfermedades y de reforzar el sistema inmunitario.
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SALUD Fitness
Se nos dice constantemente que no debemos llevar un estilo de vida sedentario, que debemos movernos más y que el ejercicio es bueno para nosotros. Pero, ¿en qué medida es bueno, exactamente? ¿Cómo afecta realmente el ejercicio físico habitual a nuestro cuerpo y por qué es tan importante?
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