¿Cuál crees que encabeza la lista?
Se trata de ese sueño que nos invade después de una comida pesada. Básicamente, es un bajón de energía.
Actualmente hay dos teorías. La primera es que comer alimentos ricos en azúcar e hidratos de carbono (como el pan blanco) hace que los niveles de azúcar en sangre se disparen. Cuando bajan, nos entra el sueño.
La segunda sostiene que tenemos un "interruptor" corporal que controla "el descanso y la digestión". Cuando hacemos una comida copiosa, este interruptor se activa y estimula el nervio vago, responsable de regular nuestras emociones. Es decir, le comunica al cuerpo que es momento de reposar.
Algunos expertos creen que este sueño se debe a una desviación del flujo sanguíneo del cerebro a los órganos digestivos. Esto activa el sistema nervioso parasimpático, el cual regula el ritmo cardíaco, la tensión arterial y la digestión.
El sistema nervioso parasimpático se activa cuando el estómago se expande tras una comida copiosa. Como resultado, la sangre se destina a los órganos digestivos y llega menos al cerebro, lo que hace que nos entre el sueño. Ahora que ya sabes lo que es la somnolencia posprandial, veamos cómo prevenirla y superarla.
Evita hacer comidas copiosas si te faltan horas de sueño. Intenta dormir entre siete y ocho horas todas las noches para que la somnolencia no te noquee a la primera de cambio.
Si comes mucho, tu cuerpo tendrá que dedicar gran parte de su energía a digerir los alimentos. La mejor forma de que no se te cierren los ojos nada más acabar es comer despacio y en pequeñas cantidades.
El tamaño de las porciones es muy importante, así que intenta no empacharte para evitar que te entre el sueño. ¡Lo agradecerás!
Cenar tarde y en cantidades reducidas también puede ayudarte a dormir mejor al principio de la noche. Eso sí, no seas exagerado con el tamaño de las porciones, ya que de lo contrario podrías correr el riesgo de desarrollar enfermedades como la obesidad y la hipertensión.
Esto no significa que tengas que dejar los carbohidratos. Simplemente combínalos con algo de proteína, grasas saludables y verduras para que el plato sea más completo. La clave está en el equilibrio.
Al día siguiente, una vez se te haya pasado la somnolencia, puede que aún te sientas empachado y que prefieras saltarte el desayuno. Sin embargo, esto es contraproducente, ya que solo conseguirás que tus niveles de azúcar en sangre estén por los suelos. Para evitarlo, prepárate un buen batido verde.
Una actividad ligera como salir a pasear puede poner en marcha tu sistema digestivo y espabilarte. ¡Huye del sofá!
Si te sientes muy incómodo tras una cena copiosa, prueba a beber una taza de té. Es una forma estupenda de hidratar el cuerpo y calmar el estómago.
Si aún te sientes empachado por tu última comida, apuesta por una sopa o ensalada la próxima vez. De esa forma el sistema digestivo hará su trabajo sin hacerte perder energía.
Si aún tienes ganas de algo más después de una comida copiosa, apuesta por una fruta hidratante (como la sandía) o por verduras ricas en fibra. De esa forma te sentirás mejor más rápido.
El yoga es una forma estupenda de salir del sopor, ya que es una actividad tranquila y calmante. Las torsiones estimulan la digestión, por lo que te animamos a que pruebes alguna de estas posturas unas horas después de comer.
Los zumos de fruta no son lo mismo que el jugo de una fruta recién exprimida. Vienen cargados de azúcar y, por lo tanto, son lo último que necesitas si quieres espabilarte después de comer.
Si no te apetece salir a pasear después de comer, entonces pon música y márcate unos bailes en casa. Es una forma estupenda de sacudirse el sueño, ya sea solo o acompañado.
No te pases con la fruta si estás somnoliento, ya que contiene glucosa y fructosa, unos azúcares simples que solo harán que te entre más sueño.
Ingiere carbohidratos complejos (p. ej. cereales integrales). Incluye algo de avena, pan de centeno y legumbres para compensar todos los alimentos ricos en carbohidratos que has estado comiendo.
Mascar chicle puede ayudar, ya que estimula la saliva y, por ende, el ácido gástrico. Esto hace que el contenido del estómago se vaya moviendo hacia el intestino delgado.
Aunque los probióticos no ayuden al momento, comer yogur puede aliviar algunos de los síntomas de la hinchazón, la diarrea o el estreñimiento que puedes estar experimentando.
Comer demasiado azúcar solo hará que te dé un bajón más adelante, por lo que no te ayuda en absoluto a superar el sueño. ¡Mejor deja ese trozo de tarta para otro momento!
La canela ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre bajos tras una comida. Espolvorea un poco en tus platos o prepárate una infusión con unas ramas dentro.
Tras una comida copiosa, intenta hacer otra más ligera al día siguiente. Esto le dará a tu hígado la oportunidad de eliminar el exceso de glucosa acumulado en tu sistema.
Tras probar algunos de estos consejos, recuerda que el tiempo todo lo puede. No seas duro contigo mismo por comer más de la cuenta de vez en cuando. Tan solo asegúrate de darle a tu cuerpo la atención que necesita para volver a sentirte mejor.
Fuentes: (Women's Health) (Taste of Home) (GQ) (Verywell Fit)
Ver también: ¿Qué comer antes y después del entrenamiento?
Si estás somnoliento, beber agua puede ayudarte a espabilar. Aunque no te apetezca, recuerda que tienes que mantenerte hidratado. Beber agua ayudará a que el sistema digestivo se deshaga del exceso de sodio que hace que te sientas hinchado.
El alcohol solo empeorará la somnolencia. Si has comido más de la cuenta en una fiesta, pide un vaso de agua en vez de otra copa.
Beber una taza de café solo después de comer es una buena forma de despertar sin aportar más calorías o azúcares añadidos al cuerpo.
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