Los huevos llevan usándose durante siglos en todo el mundo por su increíble versatilidad, pero desde hace unos años muchas personas se cuestionan si de verdad son tan sanos como parecen. Si quieres saber cuáles son los verdaderos pros y contras de este increíble alimento, ¡sigue leyendo!
Los huevos son baratos y casi siempre pueden encontrarse en los supermercados y tiendas de alimentos, por lo que son una fuente de proteína asequible.
Cocinar huevos también es mucho más fácil que preparar otras fuentes de proteínas y, además, deja espacio para la creatividad en la cocina.
Un huevo contiene todos los ingredientes necesarios para permitir que un organismo se desarrolle, por lo que es muy rico en nutrientes. Los huevos también son una gran fuente de vitamina B12, B2, A y B5, así como selenio.
Comer huevos con otros alimentos también puede ayudar al cuerpo a absorber mejor otras vitaminas. Según la BBC, un estudio demostró que añadir un huevo a una ensalada puede aumentar la cantidad de vitamina E que ingerimos.
Un huevo grande contiene unas 75 calorías, con 6 gramos de proteína de calidad, 5 gramos de grasa y solo una pequeña cantidad de carbohidratos.
Ten en cuenta que casi todos los nutrientes están en la yema, ya que las claras solo contienen proteína.
Dado que 9 aminoácidos de los 21 que nuestro cuerpo necesita para producir proteínas deben obtenerse de la comida, la calidad de la fuente dependerá de cuántos aminoácidos contenga. ¡Los huevos cuentan con todos ellos y encima en cantidades elevadas!
Una yema de huevo contiene unos 200 miligramos de colesterol, más de la mitad de la dosis diaria aproximada que se consideraba recomendable. Hoy en día, sin embargo, la perspectiva ha cambiado.
El colesterol es una grasa que se produce en el hígado y los intestinos y que se encuentra presente en cada una de nuestras células. Aunque suele hablarse de ella como algo negativo, es esencial para las membranas celulares y el cuerpo la necesita para poder producir vitamina D, testosterona y estrógenos.
Se cree que consumir colesterol es malo porque nuestro cuerpo ya produce el suficiente por sí solo. El colesterol también está presente en otros productos de origen animal como la carne, las gambas, el queso y la mantequilla, pero sobre todo en los huevos.
Las moléculas de lipoproteínas presentes en la sangre son las encargadas de transportar el colesterol, por lo que la combinación individual de lipoproteínas de cada persona desempeña un papel fundamental a la hora de determinar su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. El LDL o colesterol de lipoproteínas de baja densidad (comúnmente denominado "colesterol malo") viaja desde el hígado hasta las arterias y los tejidos corporales y puede acumularse en los vasos sanguíneos, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Una vez dicho esto, los investigadores no han encontrado una clara correlación entre el consumo de colesterol y un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, de ahí que las recomendaciones dietéticas en países como Estados Unidos y el Reino Unido ya no limiten su ingesta. Hoy en día lo que se recomienda es evitar las grasas saturadas, que sí se ha demostrado que son capaces de aumentar el colesterol en sangre y provocar problemas cardiovasculares.
Aunque los huevos tienen mucho más colesterol que otros productos de origen animal, también son bajos en grasas saturadas.
Además, se ha demostrado que nuestro cuerpo compensa el colesterol que consumimos, por lo que si la ingesta aumenta, la producción disminuye.
El colesterol es perjudicial para la salud cuando se oxida en las arterias, ya que las inflama. Por suerte, los huevos contienen varios tipos de antioxidantes que evitan que esto ocurra, según le comentó a la BBC Christopher Blesso, profesor asociado de Ciencia Nutricional en la Universidad de Connecticut (Estados Unidos).
Los huevos a menudo se comen con otros alimentos ricos en sal, grasas saturadas y más colesterol, como el beicon, el queso y la mantequilla. Es esta combinación fatídica la que aumenta nuestro riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Muchos estudios observacionales, el mayor de los cuales contó con la participación de 30.000 adultos y tenía por objetivo encontrar un vínculo entre los huevos y las enfermedades cardiovasculares, no han logrado determinar una clara relación de causa-efecto. Además, la información aportada por los participantes sobre su alimentación y consecuente estado de salud tampoco ofrece una imagen completa de sus dietas y estilos de vida, dejando la puerta abierta a muchas posibles conclusiones.
Según Healthline, los huevos contienen un nutriente denominado colina que se ha demostrado que nos protege contra el alzhéimer y cuida del hígado, ya que es necesario para sintetizar un neurotransmisor conocido como acetilcolina. Además, se trata de un componente de las membranas celulares.
Los científicos creen que la yema de huevo es una de las mejores fuentes de luteína que existen. La luteína es un pigmento que contribuye a disfrutar de una mejor visión y a padecer un menor riesgo de desarrollar enfermedades oculares. La luteína se encuentra presente en la retina y actúa como un filtro de luz azul, protegiendo al ojo y evitando que se deteriore.
Empezar el día con fibra es importante, ya que es buena para la salud en general y la digestión en particular. Además, es saciante y aporta energía. Los huevos son ricos en proteína, de ahí que sea bueno comerlos por la mañana. Sin embargo, como no contienen fibra, lo ideal es consumirlos con espinacas, brócoli o aguacate y una tostada integral para compensar.
Las gallinas suelen criarse en granjas industriales con unas condiciones pésimas para su salud y, por lo tanto, para la composición de los huevos que ponen.
Si puedes, lo mejor es comprar huevos de gallinas criadas al aire libre en campo abierto para garantizar que hayan podido disfrutar de unas condiciones más saludables.
Quienes siguen una dieta vegetariana suelen tener ideas dispares sobre los huevos. Algunos se niegan a consumirlos y otros creen que no hay ningún problema en comerlos, ya que aunque vienen de un animal no se trata del animal en sí, sino de un subproducto sin fertilizar. Quienes los consumen se denominan "ovovegetarianos".
En el caso de los veganos, sin embargo, comer huevos es impensable, ya que para obtenerlos hace falta explotar gallinas ponedoras. La mayoría de huevos provienen de granjas industriales donde las aves viven enjauladas en condiciones deplorables.
Según informa The Vegan Review, la industria de los huevos es conocida por recurrir a métodos crueles como el corte de picos (para que las gallinas estresadas no se hagan daño entre ellas o a sí mismas), el hacinamiento y la falta de higiene (incluido el apilamiento de gallinas en rejillas de alambre) y la maceración de pollitos machos (es decir, molerlos vivos por su incapacidad para poner huevos).
Según PETA, las gallinas criadas para ser "superponedoras" sufren tanto estrés, que su capacidad de puesta dura menos de dos años de media. En contraposición, las gallinas criadas en condiciones naturales y saludables son capaces de poner huevos entre 15 y 20 años.
Por muy tentador que sea probar la masa de las tartas, galletas o bizcochos, es peligroso comer huevos crudos, ya que aumenta el riesgo de contraer salmonelosis.
Si sueles comer muchos huevos, intenta evitar las grasas saturadas y otras fuentes de colesterol. Compra siempre los huevos de mejor calidad, cocínalos bien y combínalos con otros alimentos ricos en fibra y nutrientes para sacarles el máximo partido posible.
Fuentes: (BBC) (Healthline) (Mayo Clinic) (Heart.org) (The Vegan Review) (PETA)
Ver también: Nutrición: mitos y verdades
Huevos: pros y contras de su consumo
¡Que no te engañen!
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Los huevos llevan usándose durante siglos en todo el mundo por su increíble versatilidad, pero desde hace unos años muchas personas se cuestionan si de verdad son tan sanos como parecen. Si quieres saber cuáles son los verdaderos pros y contras de este increíble alimento, ¡sigue leyendo!