La comida para llevar y a domicilio se ha convertido en una parte indispensable de nuestro día a día, pero pocos saben que se trata de algo que los humanos llevamos haciendo desde la Antigüedad. Aunque la industrialización se encargó de extenderlo a cada rincón del mundo, ya en la época de los romanos la gente recurría a este servicio para saciar su apetito. Si quieres saber más sobre la fascinante historia del "take away", ¡sigue leyendo!
En la antigua Roma era una práctica habitual comprar comida para llevar en los mercados y puestos de carretera, sobre todo entre los plebeyos y los soldados rasos. El propio Virgilio (70-19 a.C.) le dedicó un poema a este servicio, "Moretum", el cual se considera la primera alusión por escrito a la comida para llevar de la historia.
En las ruinas de la antigua ciudad romana de Pompeya se hallaron más de 200 termopolios, es decir, establecimientos comerciales donde se vendía comida para llevar. Según Atlas Obscura, solo un 40% de los hogares de clase baja y un 66% de los de clase media tenían fogón en casa, por lo que el ciudadano medio recurría a los termopolios en busca de sustento. Entre las ruinas se encontraron restos de caracoles, patos, gallinas y otros animales, sepultados por la ceniza volcánica del monte Vesubio.
La comida para llevar también formaba parte de la vida del Imperio azteca. Los puestos de los mercados ofrecían alimentos que la gente podía comprar y consumir ipso facto, siendo el más popular de todos el tamal. Este se vendía en diferentes variedades, algunas con ingredientes como el pavo, el pescado, la fruta o los huevos.
Los vendedores callejeros de Londres vendían pasteles de carne, vino y patas de oveja, sobre todo a los habitantes de clase baja que no podían permitirse tener cocina en casa. En el París medieval solían venderse tartas, carne asada, flanes y otros platos.
En la China de los siglos X y XI, las ciudades como Kaifeng y Hangzhou contaban con puestos de venta de comida donde se podían adquirir pasteles como el yuebing (pastel de luna) y el cong you bing (pan de cebolleta).
Los ricos también disfrutaban de la comida para llevar, aunque preferían las entregas a domicilio. Los carniceros del París del siglo XIV solían llevar los pedidos directamente a las casas de las familias que se lo podían permitir.
En Corea, los servicios de entrega a domicilio se remontan al siglo XVIII. El pedido más antiguo del que se tiene constancia fue un naengmyun, una sopa fría de fideos de trigo sarraceno, de la época de la dinastía Joseon (1392-1910). Según Invest Korea, el erudito Hwang Yun-seok (1729-1791) menciona en su libro que pidió naengmyun para comer con sus compañeros el día posterior al examen para el servicio civil nacional en julio de 1768.
Se dice que la primera entrega de pizza a domicilio tuvo lugar en 1889, cuando el rey Humberto y la reina Margarita expresaron su deseo de probar la cocina del aclamado y talentoso Raffaele Esposito. La pizza que este preparó tenía solo tres ingredientes principales: tomate, queso y albahaca, los cuales representaban la bandera del país con forma de bota. Margarita quedó tan satisfecha con la pizza, que Esposito le puso su nombre.
En el siglo XIX, un hombre llamado Mahadeo Havaji Bachche se dio cuenta de que los trabajadores de Bombay no tenían muchas opciones en lo que a comida se refería cuando llegaba la hora del almuerzo, por lo que decidió desarrollar todo un sistema al que bautizó como dabbawala para ayudarles. Este consistía en llevar comida caliente a los trabajadores traída de su propia casa. Tuvo tanto éxito que pronto se extendió más allá de Bombay y hoy en día aún sigue en funcionamiento.
Hasta mediados del siglo XX, las estaciones eran el lugar más habitual donde se podía encontrar comida para llevar en los Estados Unidos. Según el Times, los soldados norteamericanos también solían adquirir comida en los trenes de Japón y China a finales del XIX y principios del XX. Por lo tanto, comer sobre la marcha era algo propio de la clase trabajadora.
En Estados Unidos, durante los siglos XVIII y XIX, las mujeres afroamericanas estaban ligadas a la comida para viajeros, sobre todo porque era una de las pocas opciones laborales a las que tenían acceso. Por lo tanto, los establecimientos de comida para llevar eran el nexo de unión entre las comunidades marginadas y la sociedad que las marginaba, ya que los viajeros a menudo compraban la comida que estas mujeres ofrecían, como galletas, tartas y pollo frito.
La comida para llevar se convirtió en una especie de imposición para la población afroamericana en Estados Unidos durante la época de las leyes Jim Crow, ya que los restaurantes solo permitían que comiesen dentro los blancos.
Aunque sus orígenes aún son tema de debate, a principios del siglo XX el "fish and chips", el cual se servía en papel de periódico, era toda una institución en Gran Bretaña. Este se volvió especialmente popular con la llegada de la industrialización, que permitió distribuir pescado por todo el país en barcas y ferrocarriles de vapor.
Para la clase obrera de principios del siglo XX, la industrialización implicaba pasar muchas horas trabajando lejos de casa. Por lo tanto, los puestos ambulantes eran la única opción que tenían de comer algo caliente.
Según la revista Time, una de las comidas para llevar más populares en los núcleos urbanos de la costa este de Estados Unidos a finales del XIX y principios del XX eran las ostras, las vieiras y otros tipos de marisco, es decir, alimentos que hoy en día se consideran un lujo.
En los años 20, los sándwiches, perritos calientes y hamburguesas empezaron a popularizarse como comida para llevar.
Esta caja que hoy en día asociamos a la comida china se inventó a finales del siglo XIX para transportar ostras de forma higiénica y barata, ya que de aquella eran un alimento abundante y mucho más accesible.
Se cree que el primer pedido de comida china en Estados Unidos se hizo a un restaurante de Los Ángeles que, en teoría, fue el primero en todo el país en ofrecer este servicio. En 1922, Kin-Chu dijo ser "el único establecimiento de toda la costa oeste en preparar y distribuir comida china de verdad". ¡Incluso aceptaban pedidos a horas intempestivas como la una de la mañana!
En los años 40, los soldados estadounidenses que regresaron de la Segunda Guerra Mundial habían desarrollado un gusto por la comida italiana que les llevaba a llenar los pocos restaurantes que la ofrecían. La demanda era tal, que The New York Times llegó a explicar a sus lectores lo que era la pizza en 1944. Ese mismo año, varios restaurantes de Nueva York empezaron a ofrecer pizza para llevar, de ahí que los estadounidenses quisieran llevarse el mérito por su popularización.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la clase media estadounidense desarrolló una especie de adicción a la televisión, lo que hizo que la gente prefiriese comer delante de ella. Ante la falta de clientes, los restaurantes dieron con la solución perfecta.
Los restaurantes empezaron a anunciar sus "menús televisivos", es decir, platos listos para comer o que podían recalentarse en casa. El éxito fue tal, que la mayoría de establecimientos comenzó a ofrecer comida para llevar y a domicilio.
Las cadenas como McDonald's e In-N-Out empezaron a popularizar el autoservicio, de manera que los clientes podían adquirir comida sin necesidad de entrar en el establecimiento. Esto se volvió especialmente habitual en los años 60, cuando los autos empezaron a dominar las carreteras.
El establecimiento original de Domino's, conocido como DomiNick's en los años 60, era demasiado pequeño como para comer dentro, por lo que copropietario Tom Monaghan comenzó a contratar gente que repartiese las pizzas. El restaurante acabó por convertirse en "Domino's Pizza, Inc" en 1965 gracias al repartidor Jim Kennedy.
La llegada de internet creó una nueva dimensión comercial y, curiosamente, la primera compra online que se hizo fue una pizza. En 1994, Pizza Hut desarrolló Pizzanet, una página web básica que permitía hacer pedidos de forma fácil y rápida.
En 2001, Pizza Hut llegó a un acuerdo con la estación espacial rusa Roscosmos para repartir pizzas a la Estación Espacial Internacional.
En 2012, con el deseo de hacer llegar "un pedacito de casa" a los soldados estadounidenses destinados en Afganistán, Pizzas 4 Patriots batió el récord mundial al repartir nada más y nada menos que 30.000 pizzas a las fuerzas armadas a través de DHL Express. Una vez en su destino, las pizzas se repartieron por todo Afganistán y Kuwait.
Los drones cada vez están más integrados en la vida cotidiana. Tanto es así, que en 2016 Nueva Zelanda asistió a la primera entrega de pizza por dron. Desde entonces, muchos negocios han empezado a colaborar con empresas de drones para popularizar estas entregas por aire.
La comida para llevar y a domicilio es tan popular hoy en día, que incluso ha motivado la aparición de las denominadas "cocinas fantasma", donde no podrías sentarte a comer ni aunque quisieras.
La pandemia de la COVID-19 obligó a muchos restaurantes a cerrar, lo que hizo que tuviesen que recurrir a las entregas a domicilio para poder sobrevivir.
Fuentes: (Time) (Atlas Obscura) (Scribol) (Thrillist) (Eat Out, Eat Well) (Invest Korea) (History Associates)
De la calle a la mesa: la extraña historia de la comida para llevar
Aunque parezca un invento moderno, ¡no lo es!
MODA Historia
La comida para llevar y a domicilio se ha convertido en una parte indispensable de nuestro día a día, pero pocos saben que se trata de algo que los humanos llevamos haciendo desde la Antigüedad. Aunque la industrialización se encargó de extenderlo a cada rincón del mundo, ya en la época de los romanos la gente recurría a este servicio para saciar su apetito. Si quieres saber más sobre la fascinante historia del "take away", ¡sigue leyendo!