Morderse las uñas, un acto conocido también como onicofagia, es un hábito compulsivo. Solo en Estados Unidos, se cree que hasta el 30% de la población lo tiene. Se trata de una mala costumbre que suele empezar en la infancia y que se manifiesta como resultado del estrés, la ansiedad, el aburrimiento o incluso el perfeccionismo. Aunque pueda parecer inofensivo, este hábito puede provocar problemas como daños en las uñas, infecciones, problemas dentales y vergüenza. Haz clic para conocer sus causas y descubrir varias estrategias para librarte de él de una vez por todas.
Morderse las uñas es un hábito conocido como onicofagia y, en su forma grave o patológica, se trata de la conducta repetitiva centrada en el cuerpo más común.
Los expertos no saben a ciencia cierta por qué algunas personas desarrollan esta conducta, pero hay cinco desencadenantes claros: sensorial, afectivo (emocional), cognitivo, motor y ambiental.
Este hábito suele surgir en la infancia alrededor de los tres o cuatro años. Algunos niños lo pierden a medida que crecen, pero otros lo arrastran hasta la edad adulta.
Morderse las uñas puede ser una respuesta al estrés, ya que esta conducta repetitiva ayuda a gestionar las emociones complicadas.
Muchas personas sienten el impulso de morderse las uñas cuando están aburridas, ya que les estimula.
Con el tiempo, morderse las uñas puede convertirse en un hábito aunque no haya un desencadenante claro.
Quienes se muerden las uñas suelen avergonzarse de esta costumbre y algunas incluso llegan a aislarse, ya que el aspecto de sus uñas les genera ansiedad.
Esta conducta también puede provocar heridas, rojez e incluso infecciones en las uñas, lo que también puede dañar las cutículas. Asimismo, quienes se tragan las uñas corren el riesgo de desarrollar infecciones estomacales o intestinales.
Morderse las uñas es una forma de pasar gérmenes y suciedad a la boca, lo que puede afectar a las encías. La fricción de los dientes contra las uñas también puede desgastar el esmalte con el tiempo o incluso hacer que los dientes se partan o astillen.
Las barreras físicas como las vendas, tiritas, guantes, etc. pueden ayudar a controlar el hábito.
Las actividades como tejer, dibujar, etc. ayudan a mantener las manos ocupadas y son una distracción para no morderse las uñas.
Los esmaltes amargos tienen un sabor desagradable pero inocuo que ayuda a no morder las uñas.
Si el estrés te lleva a morderte las uñas, practica técnicas de relajación como respirar hondo, meditar o hacer yoga.
Visualiza unas uñas sanas y una vida libre de esta mala costumbre cada vez que sientas el impulso de mordértelas.
Hacer deporte con frecuencia puede reducir el estrés y mejorar la concentración. Esto, a su vez, puede contribuir a que no te muerdas tanto las uñas.
Comparte tu propósito de dejar de morderte las uñas con tus seres queridos. Estos pueden ofrecerte apoyo y ayudarte a mantener el hábito a raya.
Algunas personas buscan imperfecciones en sus uñas y las muerden. Hacerse la manicura con regularidad ayuda a mantenerlas limpias y en buen estado, lo que también puede ayudar a controlar esta manía.
Cuando sientas el impulso de morderte las uñas, intenta hacer otra cosa como apretar una pelota antiestrés.
Mantén la boca ocupada mascando chicle para mantener la necesidad de morderte las uñas a raya.
Si llevas las uñas cortas, tendrás menos para morder (y la experiencia no será tan satisfactoria).
Pega pósits o pon alarmas para recordarte a ti mismo que no debes morderte las uñas.
Apunta tus pensamientos o sentimientos cuando sientas el impulso de morderte las uñas para entender cuáles son los desencadenantes.
Únete a foros o grupos de apoyo para quienes tienen el mismo problema que tú. De esa manera podréis respaldaros y compartir consejos que os ayuden a superarlo.
Intenta dejar el hábito poco a poco. Empieza por no morderte las uñas de los pulgares y después ve haciendo lo mismo con el resto de dedos.
Lleva crema de manos y aceite para las cutículas en el bolso, ya que la piel seca y escamada puede hacer que te entren ganas de morderte las uñas.
Las extensiones acrílicas o de gel para las uñas pueden aplicarse aunque estas estén mordidas o la piel esté inflamada y evitan que puedas seguir mordiéndolas.
Ten objetivos y expectativas realistas para no perder la motivación. La meta no es la perfección, sino el progreso.
Si morderte las uñas está afectando a tu salud física o mental, plantéate ir al psicólogo. La terapia cognitivo-conductual puede ser muy útil para tratar este tipo de hábitos.
Dejar los malos hábitos no es fácil, así que celebra tu progreso y asume que las recaídas son parte del proceso. Sacar fotos de tus uñas también puede ser una buena manera de hacer un seguimiento de tus avances.
Aunque no hay un plazo específico para dejar un hábito, las investigaciones apuntan a que se suele tardar entre 18 y 254 días. Así que ya sabes: ¡sé paciente!
Fuentes: (UCLA Health) (WebMD) (Calm) (Healthline)
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¿Cuánto sabes sobre la onicofagia?
SALUD Malos hábitos
Morderse las uñas, un acto conocido también como onicofagia, es un hábito compulsivo. Solo en Estados Unidos, se cree que hasta el 30% de la población lo tiene. Se trata de una mala costumbre que suele empezar en la infancia y que se manifiesta como resultado del estrés, la ansiedad, el aburrimiento o incluso el perfeccionismo. Aunque pueda parecer inofensivo, este hábito puede provocar problemas como daños en las uñas, infecciones, problemas dentales y vergüenza. Haz clic para conocer sus causas y descubrir varias estrategias para librarte de él de una vez por todas.