Aunque la mayoría de personas suele consumir suficiente proteína, los jóvenes activos (sobre todo los que practican deporte) necesitan un empujoncito extra para ayudar a que su cuerpo se forme y sus músculos se recuperen.
La carne magra, el pescado y los lácteos son una buena fuente de proteína, así como el tofu, las semillas, las legumbres y los frutos secos.
Los carbohidratos complejos son la fuente de energía preferida del cuerpo. Tardan más en descomponerse y digerirse, por lo que son más saciantes y hacen que nos sintamos llenos durante más tiempo.
Las legumbres, la quinoa, la avena y el pan integral son algunas de las mejores fuentes de carbohidratos complejos que existen.
El calcio ayuda a fortalecer los dientes y los huesos, algo especialmente importante en la veintena. Esta es la década en la que los huesos alcanzan su máxima fuerza y tamaño.
Los lácteos como la leche, el yogur, el kéfir, el requesón y los quesos bajos en grasa son buenas fuentes de calcio. También aportan proteína, potasio y vitamina D.
El hierro ayuda a transportar el oxígeno por el organismo y aporta energía. Un déficit puede provocar anemia, es decir, hacer que el cuerpo carezca de los glóbulos rojos necesarios para transportar oxígeno.
Las mujeres jóvenes son especialmente propensas a la anemia, pero los alimentos como las legumbres, las espinacas y la carne roja pueden ayudar. No tomes suplementos de hierro a menos que te lo recomiende tu médico.
La mayoría de adultos no consume suficientes frutas y verduras, de ahí que sea importante comer las más nutritivas posible. Ahí es donde el pak choi entra en juego.
Al igual que otras verduras de hoja verde oscuro, el pak choi es una gran fuente de vitaminas K y C, ácido fólico, selenio, betacarotenos, antioxidantes y quercetina. También contiene calcio, potasio y magnesio.
Los ácidos grasos omega 3 son nutrientes que protegen el cerebro y el corazón. Son especialmente importantes durante el embarazo y la lactancia, experiencias que suelen ser más habituales en la treintena.
Los pescados bajos en mercurio, como el salmón, las sardinas y la trucha, son una gran fuente de omega 3.
El intestino mantiene una estrecha relación con el sistema inmunitario y la salud en general, algo que va ganando importancia con los años. Los alimentos que contienen probióticos y prebióticos naturales pueden ayudarte a cuidar de tu flora intestinal.
El yogur, el kimchi y el chucrut son buenas fuentes de probióticos. Por otro lado, las cebollas, el ajo, el puerro, los espárragos, las alcachofas, las legumbres y los alimentos integrales contienen prebióticos.
Las frutas y verduras de color oscuro y brillante contienen antioxidantes. Ayudan a proteger las células, lo que previene el daño y, por lo tanto, la aparición de enfermedades graves como el cáncer.
Consumir frutas y verduras de diferentes colores te aportará una amplia variedad de nutrientes que te ayudarán a disfrutar de una mejor salud en el futuro.
Los cereales integrales son una gran fuente de fibra, por lo que hacen que te sientas lleno durante más tiempo.
Los cereales integrales son una parte fundamental de cualquier dieta equilibrada, sobre todo si se combinan con verduras y proteína magra.
Comer verduras ricas en fibra contribuye al correcto tránsito intestinal, algo muy importante a medida que se envejece.
Las verduras ricas en fibra como la col, el brócoli, la coliflor y las coles de Bruselas son especialmente beneficiosas.
Los estudios demuestran que algunos extractos de cúrcuma pueden ayudar a aliviar el dolor y otros problemas asociados con la osteoartritis, un tipo de artritis muy común que suele darse a partir de los 50 años y que afecta especialmente a las manos, caderas y rodillas.
Puedes utilizarla para cocinar verduras, pollo o pescado o incluso para preparar adobos.
Obtener más proteína de las plantas que de los animales reduce la cantidad de grasas saturadas en la dieta, lo que a su vez disminuye las probabilidades de desarrollar colesterol y problemas cardiovasculares.
Las alubias y lentejas también son ricas en magnesio, potasio, hierro, fibra y ácido fólico, los cuales pueden ayudar a proteger las células.
La colina es un nutriente que el cuerpo necesita para descomponer la grasa, así como para preservar la memoria, el control muscular y el equilibrio emocional.
Los hombres de más de 50 años necesitan 550 miligramos y las mujeres 425 miligramos de colina al día. Los huevos, afortunadamente, son una gran fuente de este nutriente esencial.
Cuidar de tu salud cardiovascular es crucial en la década de los 60 y el aceite de oliva es una gran fuente de grasas insaturadas, lo que ayuda a proteger el cerebro y el corazón.
¿Por qué no te preparas unas verduras a la parrilla con aceite de oliva y especias? ¡Sano y delicioso!
Las fresas y los arándanos son ricos en antocianinas, las cuales ayudan a reducir la tensión arterial y a mantener los vasos sanguíneos sanos.
Aunque son dulces de forma natural, los arándonos son bajos en azúcar, por lo que son el tentempié perfecto.
Fuentes: (Independent) (WebMD)
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Aunque comer sano es algo importante en cualquier etapa de la vida, nuestro cuerpo va necesitando nutrientes diferentes a medida que envejece. Desde los cambios hormonales hasta la densidad ósea, las cosas varían de una década a otra, por lo que aprender a alimentar tu organismo como es debido puede ayudarte a prevenir enfermedades y otras complicaciones innecesarias. ¡Haz clic para saber qué deberías comer a lo largo de tu vida!
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Aprende a comer de acuerdo con tu etapa vital
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