Mucho antes de la invención de los prismas y el lenguaje de la luz visible, los antiguos místicos y buscadores espirituales hablaban de un espectro profundo invisible a los ojos pero perceptible por el alma. Este, conocido como el color del alma, se cree que es un reflejo energético de la esencia espiritual de las personas, el cual contiene la frecuencia a la que nuestra alma vibra por el cosmos.
Al contrario que los estados emocionales pasajeros, el color del alma representa la auténtica naturaleza del ser. Es tu ADN espiritual, tu luz interior y tu verdad más imperecedera. Al igual que los copos de nieve o las huellas dactilares, no hay dos colores de alma idénticos y cada uno porta sus propios mensajes de propósito y personalidad. ¿Pero cómo podemos descubrir el nuestro? ¿Cambia con el tiempo? ¿Hay personas capaz de verlo o sentirlo? ¡Haz clic para saberlo todo!
Se dice que los colores del alma son tonos energéticos que reflejan nuestra esencia más íntima. Existen en un espectro metafísico a menudo invisible a los ojos pero perceptible a un nivel más profundo.
Cada color del alma vibra a una frecuencia específica y cada una de ellas representa ciertos rasgos de personalidad, patrones emocionales y tendencias espirituales. Estas frecuencias están en sintonía con energías universales más profundas que guían el comportamiento humano.
Aunque se suelen confundir con las auras, los colores del alma se consideran primos de estas y se los ve como algo más permanente y fundacional. Mientras que las auras cambian en función del estado de ánimo y las circunstancias, el color del alma es permanente y duradero.
Aunque los colores del alma son muy abundantes en el universo, lo ideal es que se asemejen a uno de los siete chakras del cuerpo. Estos son puntos focales de energía y el color del alma de una persona puede indicar con cuál de ellos está más en sintonía.
Se cree que la razón por la que las almas tienen color es que se crearon a partir de la luz. Al igual que esta adquiere varios tonos a lo largo del espectro, las almas también refractan el color en función de su vibración.
Centrarte en tu respiración despierta el prana o chi, las energías vitales vibracionales que fluyen por el cuerpo y la mente. Cuando un alma prefiere un color, se sintoniza con la frecuencia única de este. Si quieres saber cuáles son los colores primarios que las almas pueden tener, ¡haz clic para seguir leyendo!
El rojo, el color de la sangre y el chakra raíz situado en la base de la columna, simboliza la fuerza bruta, la pasión y el impulso primitivo. Si el alma de alguien es de este color, significa que está unido a la Tierra y que está al principio de su recorrido espiritual. También es una persona muy intensa y deseosa de entrar en acción.
Si el color de tu alma es naranja, lo que te impulsa es su energía provocativa. Vinculado al chakra sacro situado debajo del ombligo, el color naranja refleja la transformación de la energía creativa y sexual en intuición, aunque puede que parte del ego y la intensidad emocional perduren.
Si el amarillo es el color de tu alma, irradias confianza, intelecto y creatividad. Vinculado al chakra del plexo solar, refleja un alma propia de un profesor: espiritualmente desarrollada, optimista, intuitiva y lista para guiar a los demás hacia la luz y la sabiduría.
El verde, vinculado al chakra del corazón, simboliza el amor, la Tierra, la curación y el crecimiento. Al tener el alma de un sanador, una persona con este color aporta equilibrio, calma y armonía. Sensata y accesible, inspira confianza y ayuda a los demás a avanzar con aplomo.
El azul, el color del cielo y el mar, simboliza la sabiduría, la estabilidad y la profundidad. Alineado con el chakra de la garganta, una persona con el alma de este color es elocuente, tranquila, segura de sí misma y capaz de guiar a los demás de manera natural por la reflexión, la comunicación y el liderazgo silencioso.
El índigo, el color del chakra del tercer ojo situado entre las cejas, se asocia a las personas profundamente intuitivas y despiertas espiritualmente. También suelen meditar, visualizar y reafirmarse en su poder. Tras décadas de recorrido han logrado abrir su tercer ojo y mejorar su capacidad para tener sueños lúcidos.
El violeta o el púrpura es el color del chakra corona situado en la cabeza y refleja un alma mística con una profunda conciencia espiritual. Si tu alma es de este color, significa que has traspasado los límites humanos y posees una nítida imaginación, eres capaz de recordar tus sueños y puedes guiar a los demás con autoridad divina.
Muchos aseguran que la mejor forma de saber cuál es el color de tu alma es meditar, afinar la intuición o reflexionar acerca de uno mismo. Escuchar nuestro interior suele revelar el tono dominante que emana de nuestro yo espiritual, sobre todo porque la introspección ayuda a las personas a conectar con las vibraciones cósmicas del universo.
Los colores del alma pueden aparecerse en sueños o en la realidad a través de motivos visuales recurrentes. Presta atención a los colores que suelen aparecer en los momentos más importantes de tu vida o durante las transiciones emocionales para saber cuál es el de la tuya.
Si identificas tus rasgos de personalidad dominantes (p. ej. si eres pasional, cariñoso, reservado o visionario), puedes sintonizarte con el color que refleja tu sello energético personal.
Si no tienes claro de qué color es tu alma, siempre puedes hacer tests online. Aunque no suelen ser tan espirituales y abogan más por el entretenimiento, pueden ofrecer unos análisis sorprendentemente acertados, sobre todo si están elaborados por personas familiarizadas con la teoría de los chakras o la psicología energética.
Algunos profesionales se especializan en leer el color de las almas al sintonizarse con el campo energético de los demás. Estas personas pueden describirse a sí mismas como empáticas, intuitivas o capaces de leer energías más que como espiritistas.
Quienes leen el color de las almas pueden "ver" el de la tuya a través de impresiones mentales, ecos emocionales o incluso sensaciones energéticas. Algunos lectores de almas consideran que esta experiencia es como ver la huella dactilar espiritual de alguien.
Aunque no es habitual, algunas tradiciones creen que los acontecimientos vitales extremos o los despertares espirituales profundos pueden cambiar el color del alma de una persona. La energía central suele permanecer intacta, pero el tiempo tiende a añadirle capas de complejidad.
Los humanos somos seres complejos, por lo que muchas personas tienen un color de alma predominante (que suele coincidir con el de uno de los chakras) con ligeros tonos de otros. Estas mezclas suelen matizar y profundizar la personalidad tanto energética como espiritual de una persona.
Quienes creen en la teoría del color del alma sostienen que este puede dar forma al destino de las personas, ya que guía sus pasiones, relaciones y desafíos. Por lo tanto, muchos lectores de almas lo consideran una herramienta para entender tanto el propósito como las pruebas vitales que se nos presentan.
Los orígenes de la teoría del color del alma se remontan a los místicos de la Antigüedad que creían que los colores poseían propiedades divinas. Los sacerdotes egipcios, los sabios védicos y los primeros gnósticos recurrieron a los colores para simbolizar los estados tanto morales como espirituales del ser.
A finales del siglo XIX, los teósofos (personas que estudiaban el lugar de la humanidad en el universo) como Annie Besant exploraron la idea del "cuerpo sutil" y aseguraban ver el color del alma y el aura por clarividencia.
La tradición espiritual de la alquimia veía la transmutación a través de fases cromáticas, a saber: negro (nigredo), blanco (albedo), amarillo (citrinitas) y rojo (rubedo). Estas reflejaban la evolución del alma, un tema que pasó a formar parte del marco de desarrollo de la teoría del color del alma.
El budismo tibetano recurre a la meditación cromática (visualización de deidades, mandalas y rayos de luz de color) para activar la transformación espiritual. Con el tiempo, esta práctica influyó en cómo se usaban los colores para acceder o interpretar la esencia vibracional del alma.
Durante el Renacimiento, los filósofos magos como Agrippa y Paracelso exploraron cómo el color podía influir en el espíritu, el cuerpo y el cosmos. Estas creencias acabaron por alimentar la narrativa del color del alma moderna a través del resurgir del ocultismo occicental.
En el siglo XX, la teoría del color del alma se convirtió en una fusión de la espiritualidad oriental, el esoterismo occidental, la terapia cromática y el misticismo intuitivo. El movimiento new age sintetizó estas raíces en el sistema energético y personal que conocemos hoy en día.
En última instancia, descubrir el color de tu alma es un viaje profundamente personal y sagrado. Tanto si te guía la meditación como la intuición o un consejero espiritual, se trata de un trayecto que solo puede llevarte a conocerte mejor a ti mismo y a tener un mayor propósito en esta vida.
Fuentes: (Color Meanings) (Arden Reece Color) (Soil, Soul and Spirit) (Healthline)
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Mucho antes de la invención de los prismas y el lenguaje de la luz visible, los antiguos místicos y buscadores espirituales hablaban de un espectro profundo invisible a los ojos pero perceptible por el alma. Este, conocido como el color del alma, se cree que es un reflejo energético de la esencia espiritual de las personas, el cual contiene la frecuencia a la que nuestra alma vibra por el cosmos.
Al contrario que los estados emocionales pasajeros, el color del alma representa la auténtica naturaleza del ser. Es tu ADN espiritual, tu luz interior y tu verdad más imperecedera. Al igual que los copos de nieve o las huellas dactilares, no hay dos colores de alma idénticos y cada uno porta sus propios mensajes de propósito y personalidad. ¿Pero cómo podemos descubrir el nuestro? ¿Cambia con el tiempo? ¿Hay personas capaz de verlo o sentirlo? ¡Haz clic para saberlo todo!