El cáncer de pulmón es uno de los tipos de neoplasia maligna más comunes, peligrosos y conocidos del mundo. Muchas de sus causas son producto del mundo en el que vivimos, como el uso de amianto y el consumo de tabaco. Al carecer de cura, los diagnósticos y las muertes aumentaron sin cesar durante décadas. Hoy en día, por suerte, la gente está más concienciada, lo que ha hecho que el número de pacientes disminuya desde 2008. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. ¡Sigue leyendo para saber más!
El cáncer de pulmón es el segundo tipo de neoplasia maligna más común del mundo por detrás del de mama.
El cáncer de pulmón también es mucho más peligroso que otros y presenta una mayor tasa de mortalidad. De media, mata tres veces más que el de mama o próstata.
Según el World Cancer Research Fund, en 2020 cerca de 2,2 millones de personas fueron diagnosticadas con cáncer de pulmón en el mundo y 1,7 millones sucumbieron a la enfermedad ese mismo año.
Solo en Estados Unidos, los expertos predijeron que unas 237.000 personas serían diagnosticadas con cáncer de pulmón para finales de 2022.
Hay muchos factores de riesgo que contribuyen a la probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón. La mayoría de personas que lo padecen son fumadores de más de 60 años.
A medida que envejecemos, nos volvemos más propensos a desarrollar cáncer, sea del tipo que sea. Por lo tanto, conviene hacerse revisiones médicas regulares para comprobar el estado de los pulmones, sobre todo si se fuma o se está en contacto regular con químicos tóxicos.
El cáncer de pulmón es, de lejos, el más letal que existe. Es el responsable de un cuarto de todas las muertes relacionadas con esta enfermedad en el mundo. Básicamente, el cáncer de pulmón mata más que el de colon, mama y próstata juntos. Se estima que la tasa de supervivencia es de tan solo el 17%.
Históricamente, los hombres tenían un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que las mujeres y, aunque sigue siendo así, las tornas se están volviendo. Estas últimas cuatro décadas, el diagnóstico en hombres ha disminuido en un 29%, mientras que en el caso de las mujeres ha aumentado en un 102%.
El cáncer de pulmón también es uno de los más escurridizos, lo que no contribuye a la tasa de supervivencia. Solo el 15% de los casos se detectan en fase temprana.
Una vez el cáncer se ha establecido en el pulmón, quienes lo sufren experimentan un rápido declive de su estado de salud. Más del 50% de los pacientes fallecen antes del primer aniversario del diagnóstico.
Si bien es cierto que el cáncer de pulmón es difícil de detectar a tiempo, hay algunos síntomas de los que puedes estar pendiente.
Si tienes una tos persistente que acaba por volverse crónica, sobre todo si es profunda o incontrolable, puede que sea momento de ir a hacerse una revisión pulmonar.
Una falta inexplicable de aire también puede ser un síntoma de cáncer de pulmón. Si te cuesta respirar con normalidad en reposo, consúltalo con un médico.
Expulsar sangre al toser es uno de los síntomas más preocupantes y debe tratarse con un médico de inmediato.
La pérdida de peso es un síntoma habitual entre los pacientes de cáncer, ya que las células cancerosas consumen mucha más energía que las sanas. Si no has cambiado de dieta ni de estilo de vida y experimentas una pérdida repentina de peso, ve al médico.
El cansancio crónico puede deberse a muchas enfermedades, entre ellas el cáncer. Puede que tu cuerpo esté agotado de luchar contra las células cancerosas, las cuales también consumen mucha energía.
Hay muchas decisiones personales y factores medioambientales que pueden contribuir al desarrollo de cáncer de pulmón. Algunos son más fáciles de evitar que otros, pero siempre viene bien ser consciente de todos ellos.
Sin duda alguna, fumar es la causa principal del cáncer de pulmón. Más del 90% de quienes lo padecen son fumadores. Busca "paquete al año" en internet para calcular tu exposición al tabaco y ver si te convendría someterte a una revisión pulmonar.
La gente que vive en ciudades muy contaminadas también tiene un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que quienes residen en centros urbanos más limpios o zonas rurales.
El amianto es especialmente cancerígeno si se inhala. Por lo tanto, la exposición a este mineral debe evitarse lo máximo posible.
El radón es un químico altamente perjudicial que se produce de forma natural el interior de la tierra y que puede penetrar fácilmente en las casas a través de los espacios entre los cimientos y el suelo. Es muy importante comprobar el nivel de radón de las casas, ya que la exposición a este gas suele provocar cáncer de pulmón.
El uranio es conocido por ser uno de los elementos más peligrosos de la tabla periódica. Quienes trabajan en minas de uranio o refinerías corren un gran riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Este tipo de contaminación no solo incluye los gases, sino también las partículas diminutas de materia sólida, como el humo de los tubos de escape de los automóviles. Además, la contaminación por partículas puede ser incluso más perjudicial que la gaseosa.
Desafortunadamente, el cáncer de pulmón también es hereditario. Por lo tanto, si en tu familia ha habido casos, harías bien en ir a revisiones cada cierto tiempo.
El tratamiento contra el cáncer ha avanzado mucho con los años y hoy en día existen varias alternativas.
Si el cáncer de pulmón se detecta a tiempo, a veces es posible retirar el tejido canceroso mediante una intervención quirúrgica.
La quimioterapia es, quizá, el tipo de tratamiento más habitual entre los pacientes de cáncer. Consiste en suministrar un cóctel de medicamentos por vía intravenosa que pueden afectar enormemente al cuerpo del paciente. No obstante, suele ser una forma muy efectiva de luchar contra las células cancerosas.
La radioterapia también es muy común en el tratamiento de las células cancerosas. Puede emplearse en combinación con la quimioterapia para aumentar las probabilidades de recuperación del paciente.
La terapia dirigida es una opción más reciente que usa medicamentos para tratar las proteínas específicas que controlan las células cancerosas. Estos pueden administrarse de forma oral o intravenosa. Suele ser un tratamiento menos agresivo con las células sanas que la quimioterapia.
Fuentes: (DoSomething) (Lung Cancer Research Foundation) (American Lung Association)
Ver también: Riesgos ocultos: cosas comunes que podrían contribuir al desarrollo de cáncer
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El cáncer de pulmón es uno de los tipos de neoplasia maligna más comunes, peligrosos y conocidos del mundo. Muchas de sus causas son producto del mundo en el que vivimos, como el uso de amianto y el consumo de tabaco. Al carecer de cura, los diagnósticos y las muertes aumentaron sin cesar durante décadas. Hoy en día, por suerte, la gente está más concienciada, lo que ha hecho que el número de pacientes disminuya desde 2008. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. ¡Sigue leyendo para saber más!