Se supone que los médicos, cirujanos y profesionales de la salud en general son personas de confianza que tienen la responsabilidad de mantenernos sanos y, aunque la mayoría de ellos son competentes, de vez en cuando alguno mete la pata. En esta galería te ofrecemos un resumen de varios momentos en los que el juramento hipocrático pasó a un segundo plano. ¡Adelante!
La negligencias han ocurrido desde que se empezó a practicar la medicina. La primera referencia a la mala praxis de la que se tiene constancia aparece recogida en el Código de Hammurabi del siglo XVIII a.C. En él, se menciona que si un noble muere durante una cirugía, el cirujano debe perder ambas manos como castigo.
La medicina, por suerte, ha avanzado mucho desde los tiempos del Código de Hammurabi, pero las negligencias siguen ocurriendo con demasiada frecuencia. Según la Universidad Johns Hopkins, la mala praxis sigue siendo la tercera causa de muerte en Estados Unidos.
Un viejo proverbio médico dice que ser compasivo, mantener una buena comunicación, ser competente y llevar un buen control del historial médico del paciente son las cuatro cosas esenciales que pueden ayudar a prevenir la negligencia.
El primer caso oficial y verificable de mala praxis ocurrió en la Inglaterra del siglo XII. Un documento del año 1164 describe cómo, al parecer, un médico fue acusado de practicar "medicina malsana".
Unos 200 años después, tuvo lugar otro caso de negligencia médica en Inglaterra. En 1374, Agnes Stratton acusó al cirujano John Swanlond de no haber logrado curar su mano deforme. El caso acabó por desestimarse debido a un error administrativo, pero estableció un precedente respecto a las obligaciones de los médicos para con sus pacientes.
En 1794, los recién independizados Estados Unidos vivían su primer juicio legal por negligencia médica. Una paciente acusó a un médico de haber prometido realizar una operación de forma "diestra y segura" y de no haber cumplido su palabra. A pesar de la falta de detalles, la demandante recibió 40 libras esterlinas por daños y perjuicios. Por desgracia, este no sería ni el primer ni el último caso de mala praxis del país...
¿Cómo no va a ser difícil operar a alguien como es debido si el paciente no es el correcto? Esto fue justamente lo que le pasó en 2002 a una mujer que, en lugar de ser examinada por haber sufrido un aneurisma, fue llevada a quirófano para ser operada del corazón.
En 1995, un hombre de 51 años llamado Willie King ingresó en el hospital para someterse a una amputación del pie derecho. Cuando ya se encontraba en quirófano, el cirujano se equivocó y le amputó el izquierdo. Para cuando se quiso dar cuenta del error, ya era demasiado tarde. El hospital se vio obligado a indemnizarle con 900.000 dólares y el propio cirujano le dio otros 250.000 por su negligencia.
En 2003, una adolescente de 17 años llamada Jesica Santillan moría tras recibir un transplante de corazón y pulmón incompatible con su grupo sanguíno. Los padres de Santillan, de nacionalidad mexicana, habían llevado a su hija a Estados Unidos con la esperanza de encontrar a un médico capaz de salvarle la vida a su hija. Por desgracia, ocurrió todo lo contrario.
Sherman Sizemore, quien por aquel entonces tenía 73 años, vivió una auténtica pesadilla en 2006. Sizemore había ingresado en el hospital debido a un fuerte dolor abdominal. Con el objetivo de encontrar la causa del problema, fue llevado a quirófano para ser operado. Por desgracia, Sizemore experimentó lo que se conoce como "percepción intraoperatoria", es decir, su cuerpo estaba paralizado, pero su cerebro y sistema nervioso seguían despiertos. Como resultado, fue capaz de sentir toda la intervención sin poder quejarse ni hacer nada para impedirlo. La posterior investigación reveló que el anestesista no le había administrado la anestesia general con el tiempo suficiente como para que hiciese efecto. Tan solo dos semanas después de lo ocurrido, Sizemore se quitaba la vida. La familia aseguró que su decisión había estado motivada por el trauma de la operación.
Por desgracia, que los cirujanos se olviden herramientas dentro de los pacientes es algo que ocurre con más frecuencia de la que se piensa. En el año 2000, Donald Church se sometió a una operación para que le extrajesen un tumor del abdomen. La intervención, aparentemente, fue como la seda... Hasta que los médicos se dieron cuenta de que había un retractor de 33 cm alojado dentro del cuerpo del paciente. Los cirujanos se apresuraron a retirarlo, pero Church llegó a recibir 97.000 dólares por daños y perjuicios.
Las celebridades son igual de susceptibles a la mala praxis que el resto de ciudadanos. Tal fue el caso de Julie Andrews, quien perdió su melodiosa voz en 1997 debido a la negligencia de un cirujano. Se suponía que este debía extraerle unos quistes benignos de las cuerdas vocales, pero la incompetencia del supuesto profesional le salió demasiado cara a la actriz.
Michael Jackson también fue víctima mortal de un caso de negligencia médica. La repentina muerte del rey del pop se debió a una sobredosis de medicamentos. El juez dictaminó que el médico personal del artista, Conrad Murray, había errado en la dosis, causándole la muerte al cantante. Murray fue acusado de homicidio imprudente y obligado a pagar 100 millones de dólares por daños y perjuicios.
En 1999 tuvo lugar un horripilante caso de negligencia médica y narcisismo. El responsable fue un cirujano llamado Allan Zarkin, quien le practicó una cesárea a una mujer llamada Liana Gedz. Cuando acabó, Zarkin decidió grabarle sus iniciales a Gedz en el estómago. El egocentrismo y la negligencia de Zarkin le costaron al hospital nada más y nada menos que 5 millones de dólares.
El protagonista de uno de los casos de negligencia médica más perturbadores de la historia fue el médico holandés Jan Karbaat. Este supuesto especialista en inseminación artificial se aprovechó de la confianza de sus pacientes para cumplir sus retorcidas aspiraciones.
A lo largo de su trayectoria "profesional", Karbaat usó su propio esperma para llevar a cabo múltiples inseminaciones. En 2022, se probó que era el padre biológico de nada más y nada menos que 71 niños.
Por si esto fuera poco, Karbaat tenía un homólogo estadounidense: Donald Cline. Hasta donde se sabe, Cline es el padre biológico de unos 94 niños concebidos por inseminación artificial.
En 2017, Cline fue imputado de varios cargos de obstrucción de la justicia mientras se investigaban sus "donaciones" no consensuales de esperma. Por desgracia, su irresponsabilidad no fue la única cosa que afectó a las familias que habían contratado sus servicios, sino también su propia genética. De normal, Cline nunca habría sido considerado un candidato apto para donar esperma debido a sus múltiples deficiencias, las cuales han hecho que muchos de sus hijos biológicos padezcan artritis y enfermedades autoinmunes.
En 2012, un paciente llamado Enrique Ruiz comenzó a arder mientras le practicaban una traqueotomía. Se cree que el causante fue un bisturí electrónico.
Algunos casos de negligencia, si bien inaceptables, al menos son comprensibles. El de Robert Ricketson, sin embargo, es imposible de entender. Por algún motivo que aún se desconoce, Ricketson decidió colocar un destornillador en la espalda de su paciente, Arturo Iturralde, en lugar de una varilla quirúrgica. La mala praxis de Ricketson le costó la vida a Iturralde. Su familia posteriormente recibió 5,6 millones de dólares por daños y perjuicios.
A veces, los médicos no son los únicos responsables de las negligencias que ocurren. Este fue el caso de la joven Libby Zion, quien murió con tan solo 19 años a causa de la mala praxis que, a su vez, estuvo motivada por el cansancio de los médicos que la atendieron. Estos llevaban trabajando muchas más horas de lo que habría sido deseable.
Si se llevan a juicio, la mayoría de casos de negligencia se resuelven con dinero. El caso de Allan Navarro, sin embargo, superó las cantidades vistas hasta entonces. En 2006, el tribunal decidió que Navarro recibiese una compensación de 216,7 millones de dólares después de que los médicos ignorasen sus síntomas, los cuales se asemejaban a los de una apoplejía. Como resultado, Navarro sufrió daño cerebral y perdió la capacidad de andar.
Una de los casos de negligencia médica más perturbadores de los Estados Unidos tuvo por protagonista a Nikita Levy, un ginecólogo de la Universidad Johns Hopkins, considerada una de las instituciones de mayor renombre del país.
Levy fue acusado y culpado de haber tomado fotos y vídeos de más de 1000 pacientes en situaciones comprometidas sin su conocimiento o consentimiento durante muchos años. Todo esto salió a la luz en 2013 y Levy se quitó la vida poco después.
A principios del siglo XX, un caballo llamado Jim se volvió toda una celebridad en Estados Unidos por suministrar más de 28,5 litros de antitoxinas diftéricas a incontables niños. Los médicos responsables de la extracción y distribución no tenían la costumbre de analizar todas las tandas... Hasta que 13 niños murieron. Los estudios revelaron que Jim se había contaminado del tétanos, lo que hizo que transmitiese la enfermedad mortal a los niños.
El hospital de Rhode Island se ha labrado una reputación cuestionable en lo que a cirugías cerebrales se refiere. El centro ha recibido tres demandas por negligencia médica, la más perturbadora de todas por un paciente al que le perforaron el lado equivocado de la cabeza.
Alexander Baez, quien llegó a ser coronado "Mr. Mexico" en una ocasión, fue víctima de la negligencia de un cirujano fraudulento en Miami. El culturista había acudido al doctor Reinaldo Silvestre con la intención de ponerse implantes pectorales, pero para su desgracia, cuando despertó de la anestesia vio que tenía pechos. Según su abogado, Baez tuvo que seguir con su vida durante meses hasta que otro cirujano finalmente le extrajo los implantes mamarios.
En el año 2000, el veterano de guerra Graham Reeves ingresó en el hospital Prince Philip de Gales para que le extrajesen un riñón. Los cirujanos, por motivos que se desconocen, le retiraron el riñón sano, provocándole la muerte.
Fuentes: (Ranker) (Meinhart, Smith & Manning, PLLC) (Hampton & King)
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Mala praxis: errores médicos que te pondrán la piel de gallina
Estos ejemplos son verdaderamente macabros
SALUD Negligencia
Se supone que los médicos, cirujanos y profesionales de la salud en general son personas de confianza que tienen la responsabilidad de mantenernos sanos y, aunque la mayoría de ellos son competentes, de vez en cuando alguno mete la pata. En esta galería te ofrecemos un resumen de varios momentos en los que el juramento hipocrático pasó a un segundo plano. ¡Adelante!