"Mareo" es un término paraguas con el que nos referimos a varias sensaciones como el aturdimiento, la pérdida de equilibrio, la inestabilidad o la proximidad al desmayo. La gravedad varía en función de la causa y otros factores. Los mareos pueden producirse por deshidratación, bajada de tensión, medicación o ansiedad. No obstante, algunas enfermedades también pueden hacer que nos sintamos aturdidos o que incluso tengamos vértigo. En esta galería ahondamos en las causas de este malestar y en qué se puede hacer para tratarlo y prevenirlo. ¡Adelante!
A veces usamos la palabra "mareo" para referirnos al vértigo, pero lo cierto es que el vértigo es un trastorno en sí mismo provocado por el sistema vestibular o el sistema nervioso central. Quienes lo sufren sienten que todo a su alrededor se mueve o da vueltas.
La deshidratación puede provocar mareos, ya que afecta a la volemia y a la circulación. Por lo tanto, los síntomas pueden aparecer cuando llega menos sangre al cerebro.
Es importante beber mucha agua todos los días, a poder ser unos 4-6 vasos de media. La cantidad varía en función de la persona y su nivel de actividad, temperatura corporal, etc.
El cuerpo necesita sal (sodio), pero ni mucha ni poca. Un consumo demasiado bajo puede provocar deshidratación, ya que el cuerpo no será capaz de retener agua. Como ya hemos visto, esto puede provocar mareos.
Asimismo, la sal en altas cantidades retiene el exceso de agua, lo que puede aumentar la presión en el oído interno y los vasos sanguíneos y, por ende, provocar mareos (o incluso vértigo).
Algunas deficiencias minerales y vitamínicas pueden provocar mareos. La falta de hierro, por ejemplo, afecta a la producción de glóbulos rojos, encargados de transportar oxígeno. La deficiencia de vitamina B12 también puede afectar al sistema nervioso y circulatorio y causar vértigo.
La falta de vitamina B1 puede dar pie a una enfermedad del sistema nervioso central llamada ataxia. La deficiencia de vitamina E, por su parte, puede afectar a la transmisión de señales entre las células nerviosas. Ambos problemas pueden provocar mareos.
La vitamina D también es importante y se ha demostrado que ayuda a prevenir los mareos en quienes sufren vértigo postural paroxístico benigno. Por lo general, llevar una dieta equilibrada puede ser de gran ayuda para evitar los mareos.
La mayoría de medicamentos tiene efectos secundarios y los mareos pueden ser uno de ellos. También debes tener en cuenta las interferencias, ya que la raíz del problema puede estar en cómo unos medicamentos actúan con otros. Lo ideal es consultarlo siempre con un médico.
El mareo es un síntoma habitual de varios problemas cardiovasculares que afectan a la circulación y, por lo tanto, al riego sanguíneo.
La hipotensión, las miocardiopatías y las arritmias son algunos de los problemas cardiovasculares que pueden provocar episodios de vértigo.
Los problemas de visión pueden afectar al sistema vestibular y provocar mareos. La presbicia, un defecto ocular habitual que tiende a empeorar con la edad, es uno de los muchos problemas de la vista que pueden generar mareo.
La miopía, la hipermetropía y el astigmatismo también pueden provocar mareos.
La fisioterapia no solo sirve para recuperarse de una herida o una operación. También ayuda a lidiar con ciertas enfermedades y, en algunos casos, incluso a aliviar los síntomas del mareo.
Algunos ejercicios mejoran el equilibrio y, por lo tanto, la capacidad de la persona para gestionar los síntomas. No funcionan para todos los pacientes, pero es algo que quizá merezca la pena comentar con el médico.
Un nivel muy alto de estrés puede desencadenar varias respuestas fisiológicas, entre ellas el vértigo y el mareo.
Lo mismo se aplica a la ansiedad, ya que esta suele provocar aturdimiento y ataques de pánico, entre otras cosas.
Por lo general, el ejercicio es beneficioso para la salud, pero hay ciertos deportes que pueden empeorar los síntomas de algunas enfermedades.
Por ejemplo, quienes sufren del corazón pueden marearse si se levantan muy rápido mientras hacen deporte o practican ciertas posturas (como puede ser el caso del yoga). Asimismo, sudar mucho y no beber agua puede provocar mareos.
El jengibre suele usarse para tratar y prevenir la cinetosis, las náuseas y los mareos. El ginkgo también se utiliza para lo mismo.
La acupuntura es un tratamiento alternativo que suele utilizarse para aliviar el vértigo y los mareos.
Al contrario que la acupuntura, este método propio de la medicina china tradicional no requiere de agujas. Se supone que existen seis puntos en el cuerpo que pueden presionarse para aliviar los síntomas del mareo.
La sinusitis, por ejemplo, puede aumentar la presión en el oído medio, lo que también puede provocar aturdimiento. En algunos casos, incluso puede llegar a extenderse al oído interno y generar laberintitis y vértigo.
Algunos problemas (como el síndrome de Ménière, la laberintitis y la neuritis vestibular) pueden requerir de inyecciones intratimpánicas como parte del tratamiento.
Las maniobras de reposicionamiento son movimientos que ayudan a aliviar el mareo provocado por ciertos problemas de salud. Por ejemplo, para contrarrestar los síntomas del vértigo postural paroxístico benigno, se puede emplear la maniobra de Epley. Esta ayuda a recolocar los otolitos del oído interno, que es la zona que se ve afectada por este problema.
Existen otras maniobras para tratar el vértigo, como la de Semont, Gufonu y Zuma. El especialista debería saber indicarte cuál es la más adecuada en tu caso y cómo realizarla.
El monóxido de carbono es un gas silente, inodoro y letal, por lo que es importante tener un monitor en casa (sobre todo si quemas cualquier tipo de combustible). Uno de los síntomas de la intoxicación por monóxido de carbono es el mareo.
Muchas otras infecciones pueden causar mareos, por lo que tener una buena higiene personal es esencial para mantener los gérmenes a raya y evitar el contacto con los virus.
Fuentes: (Health Digest) (Healthline) (Cleveland Clinic)
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¡Vértigo incluido!
SALUD Mareo
"Mareo" es un término paraguas con el que nos referimos a varias sensaciones como el aturdimiento, la pérdida de equilibrio, la inestabilidad o la proximidad al desmayo. La gravedad varía en función de la causa y otros factores. Los mareos pueden producirse por deshidratación, bajada de tensión, medicación o ansiedad. No obstante, algunas enfermedades también pueden hacer que nos sintamos aturdidos o que incluso tengamos vértigo. En esta galería ahondamos en las causas de este malestar y en qué se puede hacer para tratarlo y prevenirlo. ¡Adelante!