Los druidas son una de las figuras más conocidas de la historia y tradición celtas. Sin embargo, siguen envueltos en un halo de misterio debido a la falta de información escrita sobre ellos. Muchos de los mitos y leyendas de aquella época se fueron transmitiendo de forma oral, limitando nuestro conocimiento actual. Lo que sí sabemos es que los druidas eran un pilar de la sociedad celta, ya que gozaban de una gran influencia como líderes culturales y espirituales. Tanto era así, que el Imperio romano los vio como una amenaza y se propuso acabar con ellos. Irónicamente, los registros romanos son de los pocos que han llegado hasta nuestros días, ofreciéndonos más información sobre estos antiguos sacerdotes. Si ahondar en su historia, ¡haz clic para seguir leyendo!
Los druidas fueron un grupo muy importante de personas con un papel fascinante en la vida de las culturas celtas antiguas. Los celtas existieron en Europa entre el 600 a.C. y el 40 d.C., desde la Edad del Bronce hasta la Edad del Hierro.
Muchos expertos creen que el brahman hindú del este y el druida celta del oeste fueron dos figuras supervivientes de un antiguo sacerdocio indoeuropeo que se expandió por todo el mundo.
Los druidas se consideraban sabios y sabemos que actuaban como sacerdotes, profesores, jueces y consejeros de las tribus celtas.
A los druidas se los veneraba por su conocimiento. Se los asociaba con los robles, ya que era al pie de estos árboles donde celebraran sus rituales y ceremonias.
La palabra "druida" viene del latín druides, la cual derivaba a su vez de una palabra celta. Puede que esta última significase "conocedor o vidente del roble", por lo que no cabe duda de que este árbol era especialmente importante para ellos.
La palabra también se asocia con el término en irlandés antiguo druí, el cual se traduce como "hechicero"; en córnico antiguo y galés medio también existían las palabras druw y dryw, que significaban "vidente".
Los misteriosos druidas estudiaron el arte de la naturaleza y rendían culto a las fuerzas animistas de esta en bosques antiguos y círculos ceremoniales de piedra repartidos por lo que hoy en día es Irlanda, Francia y Reino Unido.
Los druidas no dejaron registros escritos, por lo que la información que tenemos sobre ellos proviene de los romanos, quienes se mostraron hostiles con las tribus celtas que entorpecían la expansión de su imperio.
Julio César se topó con los celtas en su invasión de la Galia (actual Francia) en el siglo I a.C. Según él, los druidas eran una clase social muy influyente y respetada en la sociedad celta.
Para apaciguar a los dioses y garantizar el bienestar de su gente, los druidas practicaban rituales y sacrificios que consideraban esenciales.
Algunos cronistas romanos escribieron sobre la fijación de los druidas con la sangre y la violencia. Si estos testimonios son ciertos o no sigue siendo tema de debate, pero todos coinciden en que hacían sacrificios humanos en honor a los dioses. Las pruebas arqueológicas que se han encontrado respaldan esta teoría.
Los druidas también tenían potestad política, entre otras cosas. Podían intervenir en guerras y negociar tratados de paz entre diferentes tribus.
Carnutes, donde hay un gran bosque cerca de lo que hoy en día es Orleans, se consideraba el centro de toda la Galia. Una vez al año, los druidas se reunían aquí en un sitio secreto y sagrado para elegir a su líder, ya fuese por votación o por la fuerza.
Los druidas gozaban de una serie de privilegios, como no tener que servir en el ejército o estar exentos de pagar impuestos. Asimismo, tampoco podían recibir la pena capital.
También se dice que poseían un conocimiento secreto que no se revelaba al resto de mortales. Asimismo, creían en la inmortalidad y en la reencarnación del alma.
Para los druidas, el alma pasaba de un cuerpo a otro (de persona o animal) tras la muerte, en un ciclo que se prolongaría hasta que el alma alcanzase la perfección.
Estas creencias hacían que no temiesen a la muerte y que buscasen el conocimiento en vida. Enseñaban a los niños filosofía natural, astronomía, poesía y teología hasta que cumplían la veintena.
Al principio, los rituales druídicos se celebraban en los claros de los bosques. Durante el dominio romano, estos pasaron a realizarse en edificios sagrados.
La gente acudía a los druidas en busca de consejo. Estos actuaban como jueces y árbitros en todo tipo de disputas. Las decisiones que tomaban eran definitivas y vinculantes.
Los druidas usaban métodos de adivinación para hacer predicciones, como observar el vuelo de los pájaros o analizar las entrañas de los animales.
El emperador romano Tiberio, quien estuvo en el poder desde el 14 hasta el 37 d.C., acabó con los druidas en la Galia. En Bretaña es posible que estos tardasen un poco más en desaparecer.
Según Plinio el Viejo, después de que la Galia cayese en manos de los romanos, Tiberio prohibió las prácticas druídicas, así como cualquier otra forma nativa de curación y adivinación. Plinio creía que esto acabaría con los sacrificios humanos.
Anglesey era la fortaleza de los druidas galeses, donde vivían muchos de ellos (si no todos). Alrededor del 61 d.C., los romanos planearon una masacre para borrarlos del mapa.
Los druidas constituían una amenaza para los romanos, ya que temían el poder que estos tenían en las comunidades celtas recién conquistadas.
La llegada del cristianismo a Irlanda acabó con los últimos coletazos de la tradición druídica en la región. Sin embargo, los druidas sobrevivieron en forma de poetas, jueces e historiadores.
Cuando Gales e Irlanda experimentaron la llegada de esta nueva religión en la Edad Media, los druidas pasaron a aparecer en los cuentos e historias escritos por los monjes cristianos.
Lo druidas juegan un gran papel en el folclore irlandés. Suelen aparecer para servir a reyes y señores como consejeros sacerdotales de alto rango. Se les suele atribuir el don de la clarividencia y otras habilidades místicas.
En la mitología irlandesa hay druidas femeninas a las que se conoce como bandruí ("mujeres druidas"). Al igual que sus compañeros masculinos, estas también desempeñaban labores culturales de gran importancia.
El interés por los druidas resurgió de forma ocasional, sobre todo durante el Romanticismo del siglo XIX. Considerado el fundaderor de este movimiento en la literatura francesa, Chateaubriand escribió una novela conocida como Les Martys (1809) que cuenta la historia de un amor prohibido entre una druida y un soldado romano.
Fuentes: (Britannica) (History Skills) (National Geographic) (Live Science)
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¿Quiénes fueron los druidas y a qué se dedicaban?
Hoy en día sigue habiendo muchas preguntas en torno a esta misteriosa clase social sacerdotal
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Los druidas son una de las figuras más conocidas de la historia y tradición celtas. Sin embargo, siguen envueltos en un halo de misterio debido a la falta de información escrita sobre ellos. Muchos de los mitos y leyendas de aquella época se fueron transmitiendo de forma oral, limitando nuestro conocimiento actual. Lo que sí sabemos es que los druidas eran un pilar de la sociedad celta, ya que gozaban de una gran influencia como líderes culturales y espirituales. Tanto era así, que el Imperio romano los vio como una amenaza y se propuso acabar con ellos. Irónicamente, los registros romanos son de los pocos que han llegado hasta nuestros días, ofreciéndonos más información sobre estos antiguos sacerdotes. Si ahondar en su historia, ¡haz clic para seguir leyendo!