En 1996, el médico naturópata Peter D'Adamo publicó Eat Right 4 Your Type, un libro en el que ponía de relieve los supuestos beneficios de consumir alimentos en función de nuestro grupo sanguíneo.
La teoría en la que se basa esta dieta es que las personas del grupo sanguíneo A deberían llevar una dieta mayoritariamente vegetariana y las del O deberían centrarse en consumir proteína de origen animal.
Las personas del grupo sanguíneo B deberían consumir lácteos y las del grupo AB deberían llevar una dieta que combine elementos de la del A y el B.
Los grupos sanguíneos ABO vienen determinados por los antígenos presentes en la superficie de los glóbulos. Por lo tanto, la presencia, combinación o ausencia de los antígenos A o B es lo que da lugar a los grupos sanguíneos A, B, AB u O.
La dieta basada en el grupo sanguíneo propone que este puede influir en la digestión de ciertos alimentos debido a la historia evolutiva.
Por ende, D'Adamo propuso la teoría de que comer en base al grupo sanguíneo de cada uno puede tener beneficios para la salud.
El grupo sanguíneo O pertenecía a algunos de nuestros ancestros más antiguos. La dieta recomendada para él se basa en lo que comían los primeros cazadores-recolectores.
Esta dieta sostiene que las personas del grupo sanguíneo O son las más adaptadas para consumir proteína de origen animal. Por lo tanto, se considera que son las que más fácil lo tienen para digerir carne y grasa.
Esta dieta también recomienda que las personas del grupo sanguíneo A sigan una alimentación basada mayoritariamente en alimentos naturales, orgánicos y vegetarianos.
La dieta sostiene que las personas del grupo sanguíneo A presentan un menor nivel de ácido estomacal que las de los otros, lo que hace que les resulte difícil digerir carne.
Esta dieta defiende que las personas del grupo sanguíneo B tienen una mayor capacidad para digerir comidas grasientas y que deberían priorizar el consumo de leche y lácteos para tener más energía.
Se supone que el grupo sanguíneo B se desarrolló entre las tribus nómadas que consumían lácteos en grandes cantidades. Los prehistóricos con este grupo sanguíneo tenían que ser flexibles y creativos para poder sobrevivir en nuevas condiciones.
Cuando las personas del grupo A y el B se reprodujeron, dieron lugar al grupo sanguíneo AB. Por lo tanto, este puede incorporar elementos de ambos.
En los años 50 y 60, los investigadores examinaron las probabilidades de los grupos sanguíneos de desarrollar enfermedad coronaria y descubrieron que el O era el que menos riesgo corría.
Otros estudios apuntan a que las personas del grupo A tienen un mayor riesgo de desarrollar colesterol en general y LDL (colesterol del malo) en particular.
Los descubrimientos suscitaron preguntas acerca de los tipos de alimentos que pueden ser más beneficiosos para cada grupo sanguíneo. Sin embargo, faltan investigaciones que respalden la teoría propuesta por Peter D'Adamo.
Según esta, las personas del grupo sanguíneo O deberían comer carne, pescado, fruta y verduras (sobre todo brócoli y espinacas).
Por otro lado, si quieren perder peso, deberían limitar la ingesta de cereales, alubias y legumbres y evitar el trigo, el maíz y los lácteos.
Las personas del grupo sanguíneo A deberían comer fruta, verdura, tofu, marisco, pavo y cereales integrales.
Por otro lado, deberían evitar la carne roja en general, así como los lácteos, el trigo, el maíz y las alubias rojas si quieren perder peso.
Las personas del grupo B deberían llevar una dieta variada que incluya carne, lácteos, marisco, cereales y verduras verdes.
Si las personas del grupo B intentan perder peso, deberían limitar el consumo de pollo, maíz, trigo y cacahuetes.
Según esta dieta, las personas del grupo AB deberían consumir tofu, lácteos, cordero, pescado, cereales y verduras. Si intentan perder peso, deberían evitar las alubias rojas, el pollo, el maíz y el trigo sarraceno.
Los estudios descubrieron que la salud de las personas del grupo A que siguieron la dieta recomendada para ellas mejoró... ¡Pero también lo hizo la del resto de grupos!
Lo más probable es que sea sentido común, ya que una dieta rica en verduras, frutas y cereales integrales que limita la ingesta de carne roja es algo que se asocia con una mejor salud cardiovascular.
Asimismo, la dieta del grupo AB recomienda limitar el consumo de mantequilla y priorizar la ingesta de huevos y pescado. Estos alimentos se han vinculado con unos mejores resultados para la salud cardiovascular y la regulación del azúcar en sangre en todos los grupos sanguíneos.
Según las investigaciones disponibles, los patrones de alimentación similares a la dieta del grupo sanguíneo A tienden a que las personas presenten un índice de masa corporal (IMC), una circunferencia de la cintura y unos niveles de insulina más bajos.
Independientemente del grupo sanguíneo, la dieta recomendada para el O se ha asociado con un menor nivel de triglicéridos en los análisis.
No existen pruebas de calidad que demuestren que el grupo sanguíneo influye en las elecciones dietéticas. Lo que las investigaciones disponibles sí demuestran es que todos los grupos sanguíneos pueden beneficiarse de estas sugerencias alimentarias, sean o no las recomendadas para ellos.
Fuentes: (Verywell Health) (Healthline) (Cleveland Clinic)
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Aquí te lo contamos
SALUD Nutrición
La dieta basada en el grupo sanguíneo se popularizó en los 90, por lo que lleva algún tiempo en boga. La idea surgió con el libro Eat Right 4 Your Type, donde se dice que la clave para llevar una alimentación y una rutina de deporte adecuadas reside en el grupo sanguíneo de cada persona. Asimismo, propone que nuestros ancestros evolucionaron para beneficiarse de ciertas dietas y que los grupos sanguíneos son una muestra de sus rasgos genéticos. Al comer de acuerdo con el nuestro, se supone que podemos mejorar nuestra salud y perder peso... ¿Pero habrá algo de verdad en todo esto o no será nada más que pseudociencia? Si quieres saberlo, ¡haz clic para seguir leyendo!