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Si te consideras introvertido, entenderás que algunos eventos sociales son más que difíciles, son agotadores. Desde que te obliguen a participar en una actividad hasta extraños viajes en transporte público, estas son las situaciones que más odian los introvertidos, según Ranker.

▲Los introvertidos necesitamos un rato a solos cada día. Es esencial.

▲Hablar en público es el infierno personal de cualquier introvertido: desde discursos obligatorios en las clases hasta hacer brindis en las bodas, tener público siempre es horrible.

▲Nos juntamos a un par de amigos cercanos y nos quedaremos junto a ellos toda la noche.

▲Cuando estás emocionado por un evento próximo, pero también aterrorizado.

▲Socializar ya es suficientemente duro, ¿también hay que hacerlo con gente nueva?

▲Algunas personas parecen profesionales de las charlas vacías, pero otros no les encuentran el sentido. ¿Quién quiere hablar del tiempo a todas horas?

▲¿De verdad tu futuro profesional depende de lo divertido que seas? Los introvertidos se dan cuenta rápidamente de que hacer contactos es socializar pero con un traje puesto.

▲Cuando hay tanta gente en la calle que quieres hacerte una bola y desaparecer.

▲Cuando eres introvertido, la gente te preguntará constantemente si estás bien. ¿Cuántas veces al día tendrás que decir 'sí, es mi personalidad'?

▲Mantener contacto constante con familia y amigos cuando vives lejos ya es difícil de por sí. Pero si encima sufres ansiedad social, la cosa empeora.

▲Desde los dichosos trabajos en grupo del colegio hasta los proyectos globales en el trabajo.

▲Las fiestas de trabajo pueden ser la peor parte de la semana para los introvertidos. ¿No hemos estado ya tiempo suficiente juntos? ¿Por qué no irse a casa y disfrutar de un café calentito viendo una película?

▲Hablar en persona puede resultar estresante, pero si encima cuentas con una barrera tecnológica, la cosa empeora. Ya no hablemos de FaceTime.

▲No pasa nada porque haya pausas en las conversaciones. Para los introvertidos, es maravilloso encontrar personas que no se sientan incómodas con el silencio.

▲Cuando estás concentrado en tu libro y alguien cree que es el momento perfecto para charlar contigo...

▲Es desesperante que la gente te diga continuamente que tienes que socializar más.

▲¿Alguna vez te has centrado tanto en presentarte que no prestas atención al nombre de la otra persona?

▲El espacio personal es muy importante. Que te toquen en el hombro y los brazos sin razón aparente puede resultar muy incómodo.

▲El transporte público supone ese momento de tranquilidad, el único momento del día en el que estás tú solo y tus pensamientos. Puede resultar bastante frustrante que alguien lo estropee.

▲Algunos introvertidos tienen que prepararse mentalmente para la interacción social. Por tanto, los cambios última hora nunca son bien recibidos.

▲Puede ser que hablemos menos que los demás, pero eso no quiere decir que no tengamos nada que contar.

▲Que no busquemos atención continuamente no significa que no querramos confirmación de que todo va bien.

▲Esto no nos ocurre a todos los introvertidos, pero algunos no soportan que la gente se retrase.

▲Para algunos introvertidos, los ruidos fuertes son horribles: desde gente que habla muy alto hasta un concierto caótico, siempre vale la pena evitarlos.

▲Cuando estamos hablando con alguien y no lo entendemos resulta muy estresante cortarle y pedir que repita. ¿Y si asiento y sonrío?

▲Que alguien hable poco no significa que esté juzgando a los demás. A menudo, es al contrario.

▲Que hagas las cosas de forma diferente o que actúes de cierta manera no significa que sea incorrecto.

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Algunas personas no controlan su expresión cuando están descansando. Además, no hay mejor forma de enfadar a alguien que decirle que parece enfadado.

▲¿Quién más optó alguna vez por subir por las escaleras para evitar una incómoda charla de ascensor?