Los líderes europeos se repartieron las principales zonas de Europa, como Alemania y Francia, creando paz y un nuevo equilibrio de poder. Gran Bretaña era uno de los estados más fuertes de la época.
A la reina Victoria y el príncipe Albert se les ocurrió un plan único para mantener la paz y la unidad en Europa.
Tenían nueve niños en total, y muchos más nietos. Mientras vivieron, concertaron docenas de matrimonios entre sus descendientes y otros importantes miembros de la realeza europea.
Alemania era una de las naciones más divididas e inestables de la época, así que la reina Victoria casó a la mayoría de sus hijos con la realeza de los diferentes estados alemanes con la esperanza de unirlos.
Su hija mayor, la princesa Victoria, se casó con el príncipe Frederick III, que se convertiría en rey de Prusia.
De los estados divididos de Alemania, Prusia era el más poderoso y la reina Victoria creía probable que acabase unificando y dirigiendo el país.
El príncipe Arthur se casó con otro miembro de la realeza de Prusia, la princesa Louise Margaret de Prusia.
La princesa Alice se casó con Louis IV y se convirtió en la gran duquesa de Hesse.
La princesa Beatrice se casó con el príncipe Henry de Battenberg.
El príncipe Leopoldo se casó con la princesa Helena de Waldeck y Pyrmont.
La princesa Helena se casó con el príncipe Christian de Schleswig-Holstein.
Surgieron complicaciones cuando el segundo hijo de la reina Victoria quiso casarse con la hija del zar ruso. Le preocupaba que surgiese una alianza con Rusia.
La monarquía rusa era una autocracia, es decir, el líder tiene el poder absoluto. La monarquía británica era constitucional, así que al menos tenían que respetar la constitución.
A pesar de las preocupaciones, se permitió la celebración de la boda. Alfred se casó con Maria Alexandrovna, la gran duquesa de Rusia.
El hijo mayor de la reina Victoria y heredero del trono se casó con Alexandra de Dinamarca.
Su hermano (derecha) era el rey Jorge I de Grecia, así que estrechó la relación de la realeza británica con dos monarquías europeas.
En la década de 1880, la reina Victoria ya había casado a todos sus hijos con miembros de familias reales europeas muy poderosas. Sin embargo, desafortunadamente, esto no garantizó la paz y la unidad que ella esperaba.
Alemania sí se unificó, pero solo después de una guerra muy sangrienta. En Rusia, la familia real estaba perdiendo poder y el zar fue asesinado en 1881.
A pesar de todo, la reina Victoria siguió concertando los matrimonios de sus 42 nietos de forma estratégica. Algunos terminaron ocupando tronos europeos.
Su nieto mayor, Wihelm II, se convirtió en emperador de Alemania y se casó con una princesa alemana.
El rey George V era el heredero del trono británico y se casó con un miembro menos relevante de la familia real: Mary de Teck.
La nieta de la reina Victoria, hija de la princesa Alice, se casó con Nicolas II de Rusia, convirtiéndose en zar y zarina de Rusia, respectivamente.
Los asesinaron, junto con sus hijos, durante la revolución rusa. Anastasia (1997), la película animada para niños, se basa en el rumor de que una de sus hijas había conseguido escapar.
Maud de Gales, hija del rey Eduardo VII, se casó con el rey Haakon VII y se convirtió en reina de Dinamarca.
Marie de Edimburgo, hija del príncipe Alfred, se casó con el rey Ferdinand I y se convirtió en reina de Rumanía.
A pesar de las muchas alianzas que creó la reina Victoria, no consiguió la paz y a unidad de Europa. Murió 13 años antes de que empezase la Primera Guerra Mundial.
Sus nietos entraron en guerra unos contra otros, acabando con la paz europea y causando 10 millones de muertes.
Las guerras mundiales acabaron con diferentes monarquías europeas y la realeza británica se volvió más accesible para poder sobrevivir. Con el paso de los años, los matrimonios se basaron menos en alianzas políticas estratégicas y más en el amor.
La familia real británica está estrechamente relacionada con casi todas las familias reales europeas, así que no es de extrañar que hayan empezado a buscar el amor en otros continentes.
(Vox)
La reina Victoria fue una de las monarcas más longevas de la historia y reinó durante 64 años. Dedicó gran parte de su reinado a concertar alianzas con algunas de las naciones más poderosas de Europa. Estas alianzas se lograron casando a sus hijos y nietos con diferentes miembros de otras familias reales europeas. El resultado fue una gran distribución de miembros de la realeza británica por toda Europa, lo cual le valió a la reina Victoria el apodo de Abuela de Europa.
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Victoria del Reino Unido: la monarca que redefinió Europa
La historia no habría sido la misma de no ser por estos matrimonios concertados
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La reina Victoria fue una de las monarcas más longevas de la historia y reinó durante 64 años. Dedicó gran parte de su reinado a concertar alianzas con algunas de las naciones más poderosas de Europa. Estas alianzas se lograron casando a sus hijos y nietos con diferentes miembros de otras familias reales europeas. El resultado fue una gran distribución de miembros de la realeza británica por toda Europa, lo cual le valió a la reina Victoria el apodo de Abuela de Europa.
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