La tendencia al teletrabajo que llegó de la mano del COVID-19 es fantástica para quienes tienen más tiempo dedicar a sus aficiones o a sus familias, pero para otros esto ha perjudicado seriamente la conciliación entre la vida personal y laboral.
Si las interminables reuniones online o el mínimo trabajo en equipo hacen sentir bajo presión, que sepas que no eres el/la único/a. Echa un vistazo a esta galería para descubrir cómo trabajar mejor bajo presión.
Cuando tienes una larga lista de cosas por hacer, puedes sentirte sobrepasado.
No obstante, siempre ayuda dividir la tarea en pequeñas subtareas, porque así resulta más manejable.
Cuando estás sometido a tanta presión por todas partes, los pensamientos negativos pueden volverse una espiral. Sin embargo, mantener los pensamientos negativos solo les da poder.
Si los pensamientos negativos se apoderan de tu mente, intenta quebrar el flujo distrayéndose con un pensamiento positivo. Esto hará que tu cerebro se centre en la zona libre de estrés.
Las investigaciones muestran que las personas que hacen un esfuerzo por estar agradecidas por las cosas buenas de su vida tienen niveles más bajos de cortisona, la hormona del estrés.
Empezar cada día dando gracias por tres cosas pueden ayudarnos a reducir los niveles de cortisona y nos permite lidiar mejor con el estrés.
Cuando hay mucho que hacer, hay muchas probabilidades de que los correos y las llamadas no paren de llegar. Desafortunadamente, estar disponible 24/7 contribuye seriamente a aumentar los niveles de estrés.
Asegúrate de tener algo de tiempo para ti mismo cada día. Apaga todos tus dispositivos e intenta estar presente en ese momento. Si puedes cambiar de aires completamente, aún mejor.
Además, de enfocarse en los pensamientos positivos, también es importante no hacerse la víctima. Si lo haces, los pensamientos negativos se te acumularán y las tareas te acabarán sobrepasando.
En lugar de adoptar una actitud de víctima, enfócate en ser la persona que encuentra la solución al problema. Recuerda que no podemos controlar las situaciones, pero sí cómo actuamos ante ellas.
Cuando nos enfrentamos a grandes cargas de trabajo, puede ser fácil pasar horas y horas trabajando, a costa de nuestro sueño. Sin embargo, dormir es importante para nuestra productividad.
Una buena noche de sueño permite que nuestro cuerpo y mente se recuperen del estrés del día y se preparen para el día siguiente.
Para que tu cerebro regule los niveles de estrés, es necesario estar en forma. Un cerebro saludable requiere una dieta saludable, así que escoge tus comidas con cuidado.
Una dieta equilibrada y no restrictiva te proporcionará la energía necesaria para cumplir con tus tareas sin que los niveles de estrés se disparen.
Otro elemento importante que a menudo se resiente cuando tenemos mucho trabajo es la práctica de ejercicio físico. No obstante, el ejercicio estimula la parte del sistema nervios que calma el cuerpo.
No tienes que prepararte para un triatlón, pero pasear o correr un rato te ayudará a aliviar la tensión.
Es muy importante que te rodees de personas positivas. De lo contrario, podrían drenarte tu preciada energía.
Cuando sea posible, intenta estar en contacto con personas que te hagan sentir empoderada y positiva.
La meditación es otra gran forma de aliviar la tensión constante derivada de un trabajo estresante. Puede ser una especie de distracción mental.
Destinar tan solo 10 minutos por día a meditar y a abstraerte de situaciones estresantes te ayudará a ver las cosas con más perspectiva.
Poco se sabe del hecho de que la mayor parte de la gente no respira adecuadamente. Por múltiples razones, solemos respirar desde el pecho, en lugar de desde el abdomen.
Al respirar desde la barriga, relajamos el diafragma y permitimos que nuestros pulmones se llenen de aire y se expandan por completo. De esta forma, podemos disminuir el número de pulsaciones por minuto y estabilizar la presión sanguínea.
Es más fácil decirlo que hacerlo, pero mantener las cosas en perspectiva es clave cuando se trata de lidiar con la presión y el estrés.
Hacernos preguntas como "¿Qué es lo peor que podría pasar si no cumplo el plazo?" te ayudará a darte cuenta de que la mayor parte de los problemas no son cuestión de vida o muerte.
¿Qué pasa cuando nos encontramos en una situación poco habitual con mucha tensión, como haciendo una presentación en público o un examen? Un bueno consejo es aprender a vivir con la incomodidad que nos generan dichas tareas.
Por ejemplo, si tienes que dar un discurso, practica delante del espejo o ante un par de amigos antes del gran día. El objetivo no es hacerte sentir incómodo, sino que te acostumbres a esa sensación.
Otro truco es establecer una rutina previa a las situaciones de alta tensión poco habituales. Te ayudará a dejar de pensar en tus preocupaciones y a romper el hielo.
Lo que cada rutina implique depende de cada persona, pero podría consistir en llamar a alguien cercano o hacer estiramientos.
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ESTILO DE VIDA Gestión del estrés
La tendencia al teletrabajo que llegó de la mano del COVID-19 es fantástica para quienes tienen más tiempo dedicar a sus aficiones o a sus familias, pero para otros esto ha perjudicado seriamente la conciliación entre la vida personal y laboral.
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