Nació en 1320 o 1325 en Galicia, España. Era hija ilegítima del noble gallego Pedro Fernández de Castro y de una señora portuguesa, Aldonça Lourenço de Valadares.
Inés de Castro pasó parte de su infancia en el castillo de Albuquerque (en España, cerca de la frontera portuguesa), hasta que se convirtió en empleada de Constanza Manuel, que estaba comprometida con el príncipe de Portugal, Don Pedro.
Pedro se enamoró rápidamente de Inés de Castro, que llegó a Évora como parte de la comitiva de Constanza, que se había casado con D. Pedro.
No hace falta decir que Constanza no estaba contenta con la aventura. Así que, en un intento por hacer que la relación de Inés con Don Pedro fuese incestuosa, la invitó a ser la madrina de su hija.
El padre de D. Pedro, el rey de Portugal D. Afonso IV, exilió a Inés de Castro a la frontera española en 1344, para cortar la relación.
Cuando Constanza murió, Pedro e Inés asumieron su relación y se fueron a vivir al palacio que había junto al convento de Santa Clara, al lado del río Mondego y Quinta das Lágrimas (foto).
El palacio lo construyó la abuela de D. Pedro, doña Isabel, que más tarde sería canonizada con el nombre de Santa Isabel de Portugal.
Los hermanos de doña Inés de Castro, que eran nobles poderosos, intentaron seducir a D. Pedro con la posibilidad de subirse al trono de Castilla y León, que sería un día del hijo de Pedro e Inés.
Aprovechando la ausencia de Pedro, se celebró un juicio en Montemor-o-Velho, en el que se condenó a doña Inés a pena capital.
D. Pedro subió al trono en 1357. En 1360, reconoció a su hijo diciendo que se había casado en secreto con doña Inés, en 1354, en Bragança. Esto convertía a doña Inés en reina de Portugal.
D. Pedro pidió que construyesen tumbas para él y para Inés en el monasterio de Alcobaça.
Ordenó que los restos de Inés se trasladasen desde el convento de Santa Clara, en Coimbra, al monasterio de Alcobaça.
D. Pedro I ordenó que todas las clases (clero, nobleza y plebeyos) rindiesen homenaje a la reina muerta durante una procesión funeraria.
El cuerpo de doña Inés fue exhumado, le pusieron un vestido real, la sentaron en el trono y la coronaron.
D. Pedro I ordenó a todos los nobles del reino que besasen la mano de su reina póstuma y le rindiesen homenaje.
Dos de los asesinos, Pêro Coelho y Álvaro Gonçalves, fueron capturados y ejecutados.
Pero la cosa empeora. Otras versiones de la historia dicen que el rey se dio un banquete mientras veía la ejecución y que después dio un mordisco a los corazones.
D. Pedro supuestamente dijo que dos hombres que habían matado a una mujer inocente no podían tener corazón.
Diogo Lopes Pacheco, quien se las había arreglado para escapar a Francia, fue perdonado por D. Pedro en su lecho de muerte.
La historia de amor de Pedro e Inés, la primera y última reina póstuma de Portugal, ha sido inmortalizada en arte visual y literatura desde entonces.
La leyenda cuenta que el agua de la fuente donde Inés murió está hecha de sus lágrimas. Se dice que su sangre tiñe el agua y que su fantasma aún vaga por allí en ocasiones.
Fuentes: (Fundação Inês de Castro)
El padre de D. Pedro, que no quería poner en riesgo la independencia de Portugal, estaba convencido, gracias a sus consejeros, de que la única forma de evitar la catástrofe era separar a Pedro y a Inés de una vez por todas.
D. Afonso IV, junto a Pêro Coelho, Álvaro Gonçalves, Diogo Lopes Pacheco y otros hombres, ejecutaron a doña Inés de Castro el 7 de enero de 1355.
D. Pedro reaccionó de forma violenta a la muerte de su amada e instigó una guerra civil contra su padre, que solo terminó cuando su madre, reina de Portugal, intervino.
Quizás la parte más famosa de la historia de Pedro e Inés sea su ceremonia de coronación como reina muerta.
Gran parte de esta historia está inmortalizada de numerosas formas y se cree que es real, pero no hubo pruebas de la ceremonia de coronación hasta el siglo XVI.
Cuenta la leyenda que D. Pedro les arrancó el corazón a uno por el pecho y al otro por la espalda. ¡Algunas versiones de la historia dicen que el rey lo hizo él mismo!
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Haz clic en la galería para descubrir el fascinante romance entre Pedro e Inés.
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