Los restos de la reina Victoria (1819–1901) se encuentran en el mausoleo real de Frogmore, cerca del castillo de Windsor. Su marido, el príncipe Alberto, también yace aquí.
Eduardo II (1284–1327), quien reinó desde 1307 hasta 1327, está enterrado en la catedral de Gloucester (Gloucestershire, Inglaterra).
La tumba de Margarita I (1353–1412), ubicada en la capilla de Santa Brígida de la catedral de Roskilde, es una de las más lujosas y elegantes de la realeza europea.
Napoleón I Bonaparte (1769–1821), emperador de los franceses, está enterrado en Los Inválidos, uno de los edificios más emblemáticos de París.
La imponente y recargada tumba de Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico (1685–1740) puede que sea la más llamativa de entre los 149 sarcófagos que contienen los restos de los miembros de la dinastía de los Habsburgo en la Cripta Imperial, la cual se encuentra bajo la iglesia y monasterio de los Capuchinos en Viena, Austria.
Los restos de Luis IV (1282–1347), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1328 hasta su muerte, descansan en la Frauenkirche, la emblemática catedral de Múnich.
Juan I (1166–1216) fue rey de Inglaterra desde 1199 hasta el día de su muerte. Pasó a la historia por haber otorgado la Carta Magna. Sus restos descansan en la catedral de Worcester (Worcestershire, Inglaterra).
Los restos de Pedro I (1320–1367) descansan en un ornamentado sepulcro del Monasterio de Batalha, en el centro de Portugal. Los de su amante, Inés de Castro, se encuentran en otro sepulcro igual de decorado que el suyo. Su trágica relación se ha convertido en una de las mayores historias de amor de la realeza europea.
Los restos de Enrique II de Francia (1519–1559) descansan junto a los de su mujer, Catalina de Médici, en la basílica de Saint-Denis (París, Francia).
La iglesia Nieuwe Kerk de Delft es donde reposan los restos de Guillermo III (1533–1584), quien lideró la revuelta de los Países Bajos contra Felipe II de España, lo que dio lugar a la guerra de los Ochenta Años. Su grandioso sepulcro se encuentra junto a los de otros miembros de la Casa Orange-Nassau, entre los que se incluyen todos los monarcas de los Países Bajos.
La elaborada tumba de Alfonso I (1109/11–1185), el primer rey de Portugal, se encuentra en el monasterio de Santa Cruz de Coímbra.
Pedro I, también conocido como Pedro el Grande (1672–1725), fue un zar de Rusia que gobernó el Imperio ruso junto con su medio hermano mayor, Iván V. Sus restos están enterrados en la catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo (Rusia).
Roberto I (1274–1329) fue rey de Escocia desde 1306 hasta su muerte, en 1329. Los restos de este héroe nacional yacen en la abadía de Dunfermline (Fife, Escocia).
María Estuardo (1542–1587) fue reina de Escocia desde su nacimiento hasta su abdicación forzada en 1567. Primero fue enterrada en la catedral de Peterborough, pero más tarde sus restos se trasladaron a la abadía de Westminster (Londres, Inglaterra), donde reposan en un magnífico sepulcro de mármol.
Los restos del emperador medieval Carlomagno (747–814) descansan en el santuario de Karlsschrein, decorado con plata y cobre dorados, filigrana, piedras preciosas y esmalte. Se encuentra en la catedral de Aquisgrán (Alemania).
La Capilla Real de Granada alberga los restos de los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón (1452–1516) e Isabel I de Castilla (1451–1504).
Gustavo I (1496–1560), fue rey de Suecia desde 1523 hasta su muerte. Fundó la dinastía Vasa y unificó el país en el siglo XVI. Está enterrado junto a sus tres mujeres, aunque solo dos de ellas aparecen representadas en el sarcófago. Este se encuentra en la capilla tras el altar principal de la catedral de Upsala.
Maximiliano I (1459–1519) fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1508 hasta su muerte. Se le enterró con todos los honores en la iglesia Hofkirche de Innsbruck (Austria).
Ricardo I (1157–1199), más conocido como Ricardo Corazón de León, está enterrado junto a una efigie de su mujer, Isabel de Angulema, en la abadía de Fontevraud (Anjou, Francia). En la catedral de Ruan hay una segunda tumba que contiene el corazón del monarca.
Los restos de Fernando I (1503–1564) yacen en la Cripta Imperial bajo la iglesia y monasterio de los Capuchinos en Viena (Austria). Fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1556 hasta su muerte.
En 2012, varios arqueólogos exhumaron un esqueleto que más tarde identificaron como los restos mortales de Ricardo III (1452–1485). Este fue rey de Inglaterra desde 1483 hasta su muerte, la cual se produjo en la batalla de Bosworth de 1485. Su tumba original fue destruida y se creía que el cuerpo se había perdido para siempre. Sin embargo, su redescubrimiento 527 años más tarde hizo que se le erigiese una nueva tumba, la cual se encuentra en la catedral de Leicester (Inglaterra).
Enrique IV (1367–1413) fue rey de Inglaterra desde 1399 hasta su muerte. Está enterrado con su mujer, Juana de Navarra, en la catedral de Canterbury. Sus efigies son algunas de las más ornamentadas que existen de monarcas ingleses.
La emperatriz María Teresa I (1717–1780) gobernó los dominios de los Habsburgo desde 1740 hasta su muerte. Tanto ella como su marido, Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico, están enterrados en un ostentoso sepulcro doble en la Cripta Imperial de la iglesia y monasterio de los Capuchinos, en Viena (Austria).
La tumba de Francisco José I (1830–1916), la de su mujer Isabel de Baviera (más conocida como "Sisi") y la de su hijo, Rodolfo, también se encuentran en la Cripta Imperial. Rodolfo se quitó la vida en 1889; Sisi murió en 1898 tras ser apuñalada por el anarquista italiano Luigi Lucheni.
Cristián III (1503–1559), rey de Dinamarca y Noruega, y Federico II (1534–1588), quien también fuera monarca de ambas naciones, descansan en un monumental sepulcro de la catedral de Roskilde (Dinamarca).
Los restos de Guillermo I (1028–1087), más conocido como Guillermo el Conquistador, reposan en el altar principal de la abadía de los Hombres (Caen, Francia).
Eduardo el Confesor (1003–1066), uno de los últimos reyes anglosajones, descansa para toda la eternidad en un sepulcro monumental ubicado en la abadía de Westminster (Londres, Inglaterra).
Isabel I (1533–1603), la última de los cinco monarcas de la dinastía Tudor, reinó en Inglaterra desde 1558 hasta su muerte. Su gran sepulcro de mármol en el que descansa se encuentra en la capilla de Enrique VII en la abadía de Westminster (Londres, Inglaterra).
Los restos de Luis XVI (1754–1793) y los de su mujer María Antonieta (1755–1793) descansan en la basílica de Saint-Denis (París, Francia). En la imagen se ven las esculturas monumentales de la desdichada pareja. Luis XVI fue el último rey de Francia antes de la caída de la monarquía a manos de la Revolución Francesa. Tanto él como María Antonieta fueron ejecutados.
El 1 de febrero de 1908, Carlos I de Portugal moría asesinado en Lisboa junto a su hijo y heredero, el príncipe Luis Felipe. Sus sepulcros gemelos se encuentran en el Panteón Real de la Dinastía de Braganza, en la iglesia de San Vicente de Fora (Lisboa, Portugal).
Eduardo I (1239–1307), también conocido como el "Zanquilargo", fue rey de Inglaterra desde 1272 hasta su muerte. Sus restos yacen en la abadía de Westminster (Londres, Inglaterra).
Fuentes: (Britannica) (DailyArt Magazine) (Historic UK) (History)
Ver también: Los peores retratos de la realeza
Criptas reales: las tumbas más asombrosas de la realeza europea
¡La mayoría son auténticas obras de arte!
ESTILO DE VIDA Historia
Si vives literalmente a cuerpo de rey, lo normal sería morir de la misma forma, ¿no? Los monarcas y emperadores de antaño eran enterrados con todo tipo de honores, entre los que se incluía un sepulcro digno de su grandeza. Hoy en día, estos se han convertido en atracciones de interés cultural para quienes desean contemplar estas obras de arte con sus propios ojos y aprender un poco más de historia. Si quieres saber cuáles son los más impresionantes, ¡sigue leyendo!