¿Por qué la gente apoya a los líderes tiránicos y autoritarios una y otra vez? La historia nos demuestra que ciertas personalidades llegan al poder de manera cíclica. Carismáticos y encantadores, crueles y calculadores: los dictadores, independientemente de su origen, parecen estar cortados por el mismo patrón. A pesar de sus características abusivas y manipulativas, hay gente que los adora y sigue a pies juntillas sus decisiones. Por lo visto, quienes los admiran también tienen cosas en común. Si quieres saber de qué hablamos, ¡sigue leyendo!
Un dictador es un líder político que goza de un poder y autoridad absolutos. Comúnmente asociados a la brutalidad para con sus súbditos, los dictadores pueden promulgar leyes y castigos en todos los ámbitos del gobierno y el ejército.
Sin embargo, un dictador no necesariamente tiene que hacerse con el poder por la fuerza o de manera ilegal. Por ejemplo, el partido de Adolf Hitler ganó las elecciones de 1932 por mayoría simple.
Tras llegar al poder, los dictadores a veces modifican la ley a su favor con el beneplácito de los demás.
El deseo de poder suele ser un reflejo del miedo a perder el control y la seguridad. Si la gente está asustada, puede que acabe siguiendo a un dictador aunque eso implique sacrificar sus derechos y libertades.
En la colina de Mansu (Pionyang, Corea del Norte) hay dos estatuas colosales de los líderes Kim Il-sung y Kim Jong-il. Religiosamente, los norcoreanos se acercan al monumento con los brazos a los lados y se inclinan ante él.
Sigmund Freud explicó una vez que los dictadores se aprovechan de los impulsos religiosos creando cultos seculares en torno a sí mismos.
Con una iconografía y unos rituales semejantes a los de las ceremonias religiosas, los dictadores pueden incluso asumir el papel de dioses. Y no solo eso...
Uno de los factores fundamentales que hacen que la gente se sienta atraída por esta idea de un poder o autoridad supremos es la necesidad de una figura paterna idealizada.
Esto en parte se debe a que los padres son la base de nuestra supervivencia cuando somos pequeños. Cuando estos distan de ser perfectos, muchos buscan el apoyo de una figura paterna fuerte y poderosa en otras personas.
Por desgracia, este anhelo de una figura paterna ciega a muchas personas y hace que no se den cuenta de que nadie es perfecto. Un líder tiránico puede explotar fácilmente esta devoción incondicional.
En una sociedad sana, la confianza mutua es uno de los pilares de la comunidad. Por desgracia, nuestra buena voluntad y fe en la humanidad a veces nos hace vulnerables a la manipulación.
Asimismo, la gente tiende a subestimar las maquinaciones de los tiranos, quienes no tienen ningún interés en las preocupaciones de los demás y están dispuestos a cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos.
En cierto sentido, la gente admira o incluso envidia a los líderes autoritarios. Estos tienen confianza, poder y/o dinero, algo que muchas personas codician.
Luego están las personas que de verdad se identifican e incluso admiran el comportamiento predatorio de los dictadores, aunque solo sea a cierto a nivel.
Hay quienes admiran ese lado oscuro que ellos mismos reprimen o sienten que no pueden expresar, por lo que admiran la libertad de los dictadores para romper las normas y alcanzar la gloria.
Por triste que sea, los humanos son criaturas que se dejan llevar por el estatus y se obsesionan con lo material (ropa, autos, marcas, títulos, fama, glamur...). Por lo tanto, cuando un líder fuerte hace gala de todas estas cosas, es fácil ponerlo en un pedestal.
Sin embargo, estas cosas no suelen guardar relación con la moral, la amabilidad o la profundidad del carácter humano. Solo son medallas para poder presumir ante los demás.
Cuando las personas tienen miedo, pasan por una crisis o sienten que no tienen el control de su propia vida, recurren a figuras fantasiosas para poder sentir un mínimo de fuerza y poder.
Ya sean políticos o celebridades, la gente se refugia en las figuras con carisma, fuerza y poder, algunos de los atributos de los líderes autoritarios.
A estos tipos carismáticos se les da muy bien aparentar confianza, algo que tranquiliza a quienes se sienten inestables o inseguros.
Cuando la vida parece desmoronarse, surge la atracción por quienes aparentan tenerlo todo, aunque solo sea una ilusión.
Ya sea por miedo al castigo o a la responsabilidad, algunas personas prefieren quedarse al margen y dejar que sean otros los que marquen el compás.
La pasividad puede funcionar hasta cierto punto para huir del conflicto y la atención iniciales. Sin embargo, es una forma muy peligrosa de dejar que los tiranos hagan y deshagan a su antojo sin consecuencias.
Las personas tienden a dejarse influir por los líderes con muchos seguidores. Básicamente, la presión social puede con ellas.
Por desgracia, la presión social no es algo que desaparezca en la edad adulta. Por este motivo, mucha gente acaba congeniando con ciertos líderes.
Luego están quienes se hacen con más poder y seguidores poniéndose del lado de las "normas" designadas. Estos seguidores gozan de la aceptación del grupo incluso cuando el líder es malintencionado.
Lo cierto es que es más fácil dejarse explotar por un tirano convincente si no te cuestionas ni analizas su discurso o sus motivaciones.
Por desgracia, a muchas personas no les importa dejarse llevar por la corriente. No tienen interés en mantenerse informadas y les da igual que ciertas cosas no tengan sentido.
Tampoco se muestran escépticas o preocupadas por el hecho de que un solo individuo tenga el poder absoluto.
Fuentes: (Psychology Today) (Grunge) (Aeon)
Ver también: Las obsesiones más extrañas de los dictadores más crueles
Entendiendo la atracción hacia los líderes autoritarios: ¿qué hay detrás?
Aquí te contamos la razón de su éxito
ESTILO DE VIDA Psicología
¿Por qué la gente apoya a los líderes tiránicos y autoritarios una y otra vez? La historia nos demuestra que ciertas personalidades llegan al poder de manera cíclica. Carismáticos y encantadores, crueles y calculadores: los dictadores, independientemente de su origen, parecen estar cortados por el mismo patrón. A pesar de sus características abusivas y manipulativas, hay gente que los adora y sigue a pies juntillas sus decisiones. Por lo visto, quienes los admiran también tienen cosas en común. Si quieres saber de qué hablamos, ¡sigue leyendo!