<p>El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica que afecta a víctimas de secuestros, situaciones con rehenes y abusos. Al vivir esta situación tan traumática, la persona cautiva empieza a identificarse con su captor o captores, así como con sus planes y exigencias. Y aunque el síndrome de Estocolmo todavía se está estudiando a fondo, la mayoría de los psicólogos y profesionales médicos coinciden en que se trata de un mecanismo de afrontamiento emocional y conductual que desarrolla la víctima para sobrevivir al trauma por el que está pasando.Dicho esto, a lo largo de la historia, ha habido varios ejemplos conocidos de síndrome de Estocolmo. Haz clic en la galería para ver algunos de los casos más inquietantes.</p>
La expresión "síndrome de Estocolmo" fue acuñada por el criminólogo y psicólogo Nils Bejerot. Se originó con el atraco al banco Norrmalmstorg, que tuvo lugar en Estocolmo (Suecia) el 23 de agosto de 1973.
Jan-Erik Olsson, un convicto de 32 años, intentó atracar el Sveriges Kreditbank en la plaza Norrmalmstorg. Tomó cuatro rehenes (en la foto): Birgitta Lundblad, Elisabeth Oldgren, Kristin Ehnmark y Sven Säfström. Olsson exigió que liberaran de la cárcel a su amigo y socio criminal Clark Olofsson y lo llevaran al banco, y la policía accedió.
Los cuatro rehenes permanecieron cautivos en la cámara acorazada de un banco durante seis días, pero pronto resultó evidente que establecían vínculos afectivos con Olsson (en la foto) y Olofsson. Durante una llamada telefónica con el primer ministro Olof Palme, Kristin Ehnmark, que al parecer desarrolló el vínculo más estrecho con Olsson, expresó su decepción por el hecho de que no se cumplieran las exigencias de los atracadores. Incluso dijo que confiaba plenamente en ellos.
Tras el crimen, tanto Olsson como Olofsson (en la foto, de pie) fueron acusados y condenados, pero los cargos contra Olofsson acabaron retirándose debido a las alegaciones de que solo estaba allí para salvar a los rehenes. Las víctimas recaudaron dinero para sus gastos judiciales, e incluso se negaron a testificar contra ellos.
El caso de Patty Hearst, de 19 años, nieta del editor William Randolph Hearst, es uno de los ejemplos más famosos del síndrome de Estocolmo. El 4 de febrero de 1974, varios miembros del grupo terrorista Ejército Simbionés de Liberación (SLA, por sus siglas en inglés) irrumpieron en el apartamento de Hearst, atacaron a su prometido y la secuestraron.
Hearst, que había sido secuestrada por motivos políticos y financieros, vivió con sus captores durante más de un año. A pesar de ser torturada y aislada, acabó uniéndose a sus secuestradores y convirtiéndose en una revolucionaria. Hearst participó en atracos a bancos y divulgó su propaganda.
El 18 de septiembre de 1975, el FBI capturó a Hearst. Fue acusada junto con sus captores y condenada a 35 años de prisión, que más tarde se redujeron a siete. Como defensa, Hearst alegó que sus secuestradores le habían lavado el cerebro.
Hearst permaneció dos años en prisión hasta que el presidente Jimmy Carter conmutó su pena. Posteriormente, fue indultada por el presidente Bill Clinton.
Uno de los casos más escandalosos de síndrome de Estocolmo es el de la actriz Mackenzie Phillips, hija de John Phillips, de The Mamas and The Papas. En sus memorias de 2009, 'High on Arrival', reveló que a los 19 años se desmayó tras consumir drogas y, al despertarse, descubrió que su padre la agredía sexualmente. Durante la siguiente década, mantuvo con él una relación consentida y alimentada por las drogas.
Ella aceptó la relación hasta que John Phillips empezó a hablar de mudarse a Fiyi con sus otros hijos y vivir con ella como esposa.
Sin embargo, la relación continuó hasta que se quedó embarazada y su padre se encargó de interrumpir el embarazo. Entonces, por fin encontró fuerzas para poner fin a los malos tratos.
El vuelo 847 de TWA volaba en 1985 de El Cairo a San Diego, haciendo escala en Atenas, Roma, Boston y Los Ángeles. Poco después de despegar de Atenas, fue secuestrado por terroristas chiíes de Hezbolá, que al principio exigieron las identificaciones de los pasajeros judíos.
Los secuestradores exigieron la liberación de 700 musulmanes chiíes que estaban bajo custodia israelí y llevaron el avión repetidamente a Beirut y Argel. El buzo de la marina estadounidense Robert Stethem (en la foto) fue asesinado.
Docenas de pasajeros permanecieron como rehenes durante las dos semanas siguientes, hasta que sus captores los liberaron tras satisfacer algunas de sus demandas. Y muchos de estos rehenes expresaron simpatía por los secuestradores, sobre todo porque recibieron un trato relativamente bueno.
El 10 de junio de 1991, la niña de 11 años Jaycee Lee Dugard fue secuestrada por el delincuente sexual convicto Phillip Garrido cuando se dirigía a una parada de autobús. Dugard permaneció cautiva durante casi 18 años.
Phillip Garrido y su esposa Nancy maltrataron y encarcelaron a Dugard, obligándola a vivir en un cobertizo en su patio. Durante su cautiverio, Dugard tuvo dos hijas, engendradas por Garrido.
Con el tiempo, surgieron sospechas y la policía se presentó para investigar a Garrido. Dugard se reunió con ellos y se presentó como "Alissa". Defendió a Garrido y reconoció que, aunque era un conocido delincuente sexual, era un hombre cambiado. Sin embargo, Dugard acabó revelando su identidad y Garrido y su esposa fueron detenidos.
Dugard volvió a ver a su familia después de casi dos décadas. Afirmó que sentía una profunda conexión emocional con Garrido, pero más tarde lo denunció diciendo: "Me adapté para sobrevivir a mis circunstancias."
El 2 de marzo de 1998, Wolfgang Přiklopil secuestró a Natascha Kampusch, de 10 años, en el distrito austríaco de Donaustadt, en Viena.
Durante ocho años, Kampusch vivió en un sótano insonorizado y sin ventanas que estaba situado bajo el garaje de Přiklopil. Kampusch pasó hambre, sufrió maltrato psicológico y físico con el fin de mantenerla tan débil que no pudiera escapar.
Con el tiempo, Kampusch pudo salir de la habitación e ir a otras estancias de la casa. Pero le dijeron que las ventanas y las puertas estaban equipadas con explosivos que estallarían si intentaba escapar.
Por fin, en agosto de 2006, Kampusch tuvo la oportunidad de huir: Přiklopil fue a contestar una llamada telefónica mientras ella limpiaba su auto. Ella corrió junto a un vecino, que se puso en contacto con las autoridades. Poco después de que Kampusch estuviera bajo protección policial, Přiklopil se suicidó saltando delante de un tren. Kampusch quedó profundamente afectada y admitió abiertamente que lloraba su muerte.
Elizabeth Smart solo tenía 14 años cuando la secuestraron en su habitación de Salt Lake City, Utah, en 2002. Su secuestrador, Brian David Mitchell, había trabajado para la familia.
Mitchell (foto) se llevó a Smart a un terreno de acampada situado a 18 millas (29 km) de su casa. Durante aproximadamente nueve meses, Smart permaneció secuestrada por él y su esposa, Wanda Barzee. La maltrataron y la obligaron a llevar peluca y velo.
Con el paso del tiempo, Smart se convirtió en una prisionera sumisa debido a los malos tratos psicológicos, la violencia y las amenazas contra ella y su familia. Con el tiempo, empezó a salir por ahí con Mitchell y Barzee. En un momento dado, incluso fue interrogada por la policía, pero no reveló su identidad ni pidió ayuda.
Cuando Mitchell y Barzee regresaron a Salt Lake City tras pasar el invierno en San Diego, alguien reconoció a Smart y la pareja fue detenida.
Kenneth Parnell secuestró a Steven Stayner, de siete años, menos de un año antes de que se conceptualizara por primera vez el síndrome de Estocolmo. Durante siete años, Stayner estuvo prisionero y sufrió abusos sexuales a manos de Parnell.
Con el tiempo, Parnell convenció a Stayner de que sus padres ya no le querían. Finalmente, Parnell se hizo pasar públicamente por el padre de Stayner y lo matriculó en la escuela bajo el nombre Dennis Gregory Parnell. Stayner nunca intentó escapar, aunque más tarde contó que se preguntaba si Parnell decía la verdad sobre sus padres.
Cuando Stayner tenía 14 años, Parnell secuestró a Timothy White, de cinco años. Esto hizo que Stayner huyera con White. Cuando finalmente acudieron a la policía, Stayner llevaba tanto tiempo siendo "Dennis" que le costaba recordar su verdadero nombre. Por desgracia, diez años después, murió en un accidente de moto.
Fuentes: (Grunge) (Britannica)
No te pierdas: Secuestros: los rescates más caros de la historia
Historias reales que ilustran el Síndrome de Estocolmo
Estas historias te pondrán los pelos de punta
ESTILO DE VIDA Psicología
El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica que afecta a víctimas de secuestros, situaciones con rehenes y abusos. Al vivir esta situación tan traumática, la persona cautiva empieza a identificarse con su captor o captores, así como con sus planes y exigencias. Y aunque el síndrome de Estocolmo todavía se está estudiando a fondo, la mayoría de los psicólogos y profesionales médicos coinciden en que se trata de un mecanismo de afrontamiento emocional y conductual que desarrolla la víctima para sobrevivir al trauma por el que está pasando.Dicho esto, a lo largo de la historia, ha habido varios ejemplos conocidos de síndrome de Estocolmo. Haz clic en la galería para ver algunos de los casos más inquietantes.