El psiquiatra Carl Jung fue el primero en proponer la idea de los complejos psicológicos. Estos sentimientos y creencias inconscientes suelen provenir de experiencias traumáticas, pero algunos de ellos también pueden ser el resultado de la personalidad de cada uno.
Estos complejos afectan a la percepción que tenemos de los demás y de nosotros mismos, por lo que también pueden influir en nuestras relaciones. ¿Sueles sentirte culpable? ¿Necesitas ayudar a los demás constantemente? ¿Desconfías de las otras personas sin necesidad aparente? Estos son solo algunos ejemplos de cómo los complejos pueden afectar a tu vida. Si quieres saber más sobre ellos, ¡sigue leyendo!
El psiquiatra y psicoanalista Carl Jung fue el primero en proponer la idea de los complejos psicológicos. Jung sometía a sus pacientes a una prueba de asociación que consistía en decirles 100 palabras y pedirles que respondiesen rápido.
Jung se fijó en que los pacientes respondían a ciertas palabras de manera automática o emocional, lo que parecía estar ligado a sentimientos o creencias inconscientes. Carl Jung se refirió a ellos como "complejos".
Podría decirse que los complejos son "conjuntos de emociones, recuerdos, percepciones y deseos personales e inconscientes organizados en torno a un tema común".
Los complejos surgen de las relaciones, el crecimiento y cómo las personas responden ante nosotros. Todos estos elementos le dan forma a la visión que tenemos del mundo y de nosotros mismos.
El origen de los complejos suele ser el trauma. Por ejemplo, si una persona crece con un padre autoritario, puede que de mayor tenga una respuesta emocional automática a las personas que se comporten de esa manera aunque no supongan una amenaza real.
Los complejos a menudo desencadenan respuestas a ciertas situaciones. En palabras de Jung, "el complejo no está subyugado al control de la voluntad, por lo que posee autonomía psíquica. Su autonomía reside en su poder para manifestarse de forma independiente a la voluntad e incluso de manera opuesta a las tendencias conscientes".
Los complejos influyen en la percepción que tenemos de nosotros mismos, en nuestra forma de relacionarnos con los demás y en cómo nos movemos por el mundo. A continuación veremos cuáles son los más comunes.
Este complejo ocurre cuando una persona antepone las necesidades de los demás a las suyas propias en detrimento de su bienestar. Quienes lo sufren pueden llegar a autolesionarse.
Este complejo es habitual entre quienes crecieron con padres victimistas en un entorno donde los roles estaban invertidos y los niños tenían que consolar a los padres. Esto hace que se conviertan en adultos que no saben lo que es que alguien se preocupe por sus sentimientos, lo que les lleva a anteponer las necesidades de los demás a las suyas.
La gente con este complejo tiende a desconfiar de todo el mundo hasta el punto de rozar la paranoia. Estas sospechas suelen ser infundadas y hacen que la persona esté en un estado de alerta constante. Este comportamiento delirante puede provenir de un trauma o de problemas de salud mental.
Más conocido como el "complejo del hermano", en realidad puede aplicarse a cualquier persona con un fuerte apego o incluso una obsesión por su hermano/a. El origen de este complejo suelen ser los problemas parentales o la ansiedad social.
Las personas con complejo de casanova suelen ser hombres que adoran a las mujeres. El nombre está inspirado en el escritor y aventurero italiano del siglo XVIII Giacomo Casanova. Los hombres con este complejo suelen ser atractivos y encantadores. Su propósito es tener varias amantes, pero sin llegar a involucrarse emocionalmente en el proceso.
Se cree que este complejo proviene de la inseguridad, lo que lleva a quienes lo sufren a relacionarse con varias mujeres para compensar su miedo al rechazo. La ausencia de una figura paterna fuerte suele llevar a los hombres a desarrollarlo.
Al igual que ocurre con el complejo de casanova, este está más enfocado a la búsqueda de encuentros sexuales. Las personas con complejo de don Juan (en su mayoría hombres) buscan seducir y acostarse con todas las mujeres que puedan.
Hoy en día, a este comportamiento se lo conoce como "adicción al sexo". Aún no se sabe qué es lo que lleva a las personas a desarrollar este complejo de don Juan, pero se cree que el autoabuso puede tener algo que ver.
Una persona con complejo de dios no se cree capaz de cometer errores, tiene falta de empatía y puede presentar tendencias narcisistas (aunque esto último no siempre se cumple).
Las personas que lo sufren suelen tener un problema con la autoridad y juzgan a los demás en base a sus estándares, que por lo general son imposibles de alcanzar. No se sabe por qué hay quienes desarrollan este complejo, pero se ha especulado que la predisposición genética y las experiencias vividas a muy temprana edad pueden influir.
Algunas personas parecen culparse por todo lo que sale mal a su alrededor. Son excesivamente críticas con lo que hacen y suelen sentirse culpables por ello. Sentir culpa de manera ocasional cuando metemos la pata es normal, pero vivir con este sentimiento de forma constante es otra cosa. Las razones por las que la gente desarrolla este complejo varían, ya que puede deberse a diferentes experiencias.
La gente con complejo de héroe o salvador siempre está dispuesta a ayudar a los demás y a presumir de ello. Algunas personas creen que es su misión, mientras que otras piensan que hacerlo les ayudará a mejorar y a ganarse la atención de los otros. Quienes tienen este complejo parecen sentirse bien al ayudar a los demás.
Aunque no siempre es así, el complejo de héroe o salvador a veces se debe a un trauma de la infancia, sobre todo al abandono. También suele darse entre quienes tuvieron que asumir responsabilidades adultas de pequeños (como cuidar de sus hermanos).
La gente con complejo de inferioridad se considera menos capaz y válida que los demás. Muchas veces esto lleva a quienes lo sufren a querer quedar por encima de los otros, a proyectar su inseguridad y a sentir rencor. Se trata de un complejo psicológico muy habitual.
Hay muchas cosas que pueden llevar a alguien a desarrollar este complejo, entre ellas los traumas de la infancia, ciertas experiencias vividas en la edad adulta e incluso rasgos de personalidad.
El complejo de Edipo se refiere a los sentimientos de amor romántico que un hijo experimenta hacia su madre y al odio o la rivalidad de este con su padre. Freud dijo que esto suele ocurrir entre los 3 y los 6 años.
Si, por el contrario, esto ocurre entre las niñas y los padres, se lo conoce como complejo de Electra. Este, sin embargo, fue identificado por Jung y no por Freud. Según su teoría, las niñas culpan a las madres por estar "castradas" y, por lo tanto, tienen "envidia de pene". Sobra decir por qué esta idea ha sido refutada...
Este complejo hace referencia a una relación disfuncional entre el niño y uno de los progenitores (o ambos). La persona crece intentando arreglar la relación con su padre o su madre a través de otras personas.
"Un complejo paterno o materno negativo puede tener su origen en un progenitor ausente física o emocionalmente, ensimismado, desapegado, desvinculado y desinteresado por el niño. Puede manifestarse a través de la inseguridad y/o la idealización de las otras personas, pero también en forma de autoalienación profunda, lo que puede derivar en disociación u odio hacia uno mismo", explica la psicóloga clínica Denise Grobbelaar.
El nombre deriva de los dos hermanos que fundaron Roma. Remo estaba celoso de su hermano, Rómulo, por lo que acabó matándolo. La rivalidad entre hermanos es algo habitual, aunque por suerte rara vez acaba de forma tan trágica.
Fuentes: (PairedLife) (Appliedjung) (Simply Psychology) (Makin Wellness) (Learning Mind)
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El psiquiatra Carl Jung fue el primero en proponer la idea de los complejos psicológicos. Estos sentimientos y creencias inconscientes suelen provenir de experiencias traumáticas, pero algunos de ellos también pueden ser el resultado de la personalidad de cada uno.
Estos complejos afectan a la percepción que tenemos de los demás y de nosotros mismos, por lo que también pueden influir en nuestras relaciones. ¿Sueles sentirte culpable? ¿Necesitas ayudar a los demás constantemente? ¿Desconfías de las otras personas sin necesidad aparente? Estos son solo algunos ejemplos de cómo los complejos pueden afectar a tu vida. Si quieres saber más sobre ellos, ¡sigue leyendo!