Napoleón Bonaparte fue el primer emperador de Francia y uno de los hombres más poderosos de la historia. Sin embargo, a pesar de estar al frente de un imperio que llegó a abarcar casi toda Europa continental, este líder militar sentía una pasión desmedida por una mujer a la que quiso hasta el fin de sus días. En la última película histórica de Ridley Scott, protagonizada por Joaquin Phoenix y Vanessa Kirby, se nos cuenta cómo fue su romance. Si quieres saber más sobre la mujer que conquistó a Napoleón, ¡haz clic para seguir leyendo!
Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie, más conocida como Josefina de Beauharnais o Josefina Bonaparte, nació en 1763 en Martinica. Su familia poseía una plantación de caña de azúcar, por lo que no le faltaba el dinero.
Josefina albergaba grandes recuerdos de su tiempo en la isla tropical. "Corría, saltaba y bailaba desde el amanecer hasta el anochecer. Nadie limitaba los salvajes movimientos de mi infancia", escribió.
En 1766, una serie de devastadores huracanes hicieron que la familia perdiese su fortuna. Por lo tanto, Josefina empezó a sentir la presión de contraer matrimonio con un hombre pudiente.
Sus padres concertaron el matrimonio de su hermana pequeña, Catalina, con un pariente llamado Alejandro de Beauharnais. Por desgracia, murió en 1777 a la tierna edad de 12 años, por lo que Josefina ocupó su lugar.
En 1779, Josefina partió rumbo a Francia para casarse con Alejandro. Tuvieron dos hijos, Eugenio y Hortensia, quien acabaría casándose con Luis Bonaparte, el hermano de Napoleón. Por desgracia, ninguno de los dos fue feliz en su matrimonio. Alejandro no solo solía frecuentar los burdeles, sino que incluso acabó abandonándoles para irse a vivir con su amante, separándose de Josefina.
En 1793, El Terror fue a por los miembros privilegiados de la sociedad francesa. El Comité de Salvación Pública mandó arrestar y encerrar a Alejandro y Josefina.
Tan solo cinco días antes de que El Terror llegase a su fin, Alejandro y su primo, Agustín, fueron ejecutados. Josefina fue puesta en libertad y recuperó las posesiones de su difunto marido.
Tras su tiempo en prisión, Josefina tuvo varias aventuras con importantes figuras políticas, entre ellas Paul Barras (imagen), principal dirigente del Directorio entre 1795 y 1799.
Barras, quien quiso distanciarse de Josefina, le animó a entablar relación con un joven y tímido militar corso llamado Napoleón Bonaparte, quien era seis años menor que ella.
Napoleón y Josefina se convirtieron en amantes. Completamente embelesado, él llegó a dedicarle las siguientes palabras en una carta: "Despierto colmado de ti. Tu imagen y el recuerdo de los embriagadores placeres de anoche no le han dado tregua a mis sentidos".
El 9 de marzo de 1796, contrajeron matrimonio por lo civil en París, por lo que su unión no se consideró válida por varios motivos. Josefina dijo tener 29 años, el maestro de ceremonias no estaba autorizado y Napoleón dio una dirección y fecha de nacimiento falsas. Asimismo, la familia de este no vio con buenos ojos que el joven militar hubiese decidido casarse con una viuda madre de dos hijos.
Aun así, las ilegalidades del matrimonio resultaron ser beneficiosas de cara a su futuro divorcio. Fue por aquel entonces cuando ella decidió cambiar su nombre de nacimiento por Josefina, el preferido de Napoleón.
Dos días después de casarse, Napoleón se fue para liderar el Ejército de Italia (un ejército de campaña francés ubicado en la frontera italiana). Durante el tiempo que estuvieron separados, le escribió numerosas cartas a su nueva esposa.
Sin embargo, Josefina rara vez le respondía y cuando lo hacía, se mostraba seca. Decidió abandonar París y empezar una aventura con el teniente Hipólito Carlos, algo que no tardó en llegar a oídos de su esposo.
Furioso, Napoleón también decidió serle infiel con Pauline Fourès durante la campaña militar en Egipto. A esta la apodaron "la Cleopatra de Napoleón". La relación entre él y Josefina nunca volvió a ser lo que era.
Napoleón fue coronado emperador de los franceses en 1804, por lo que Josefina se convirtió en emperatriz.
La ceremonia, oficiada por el papa Pío VII, tuvo lugar el 2 de diciembre en la catedral de Notre Dame de París. Napoleón primero se coronó a sí mismo y después le puso la corona a Josefina, un gesto que dejaba claro que rechazaba el poder del clero en Europa.
Sin embargo, el momento de dicha no tardó en agriarse cuando Josefina pilló a Napoleón en la cama con su dama de compañía antes de la ceremonia. Esto a punto estuvo de acabar con su matrimonio, sobre todo porque Napoleón ya le había sido infiel con varias mujeres.
Era evidente que Josefina no podía engendrar más hijos y, ante la prematura muerte del heredero y sobrino de Napoleón y nieto de Josefina, Napoléon Carlos Bonaparte, el divorcio era la única opción posible.
Napoleón empezó a hacer una lista de princesas idóneas para reemplazar a Josefina. El 30 de noviembre de 1809, mientras esta cenaba, se le informó de que era su deber para con la nación consentir y permitir que Napoleón tuviese un heredero. Al recibir la noticia, gritó y se desmayó.
El divorcio tuvo lugar en 1810. Durante la ceremonia, ambos leyeron una solemne declaración de devoción mutua. Al parecer, Josefina no pudo contener las lágrimas, por lo que se ve que había llegado a desarrollar un amor muy profundo por el emperador a lo largo de los años.
A pesar de la separación, Napoleón se aseguró de que a Josefina no le faltara de nada. "Es mi deseo que mantenga su rango y título de emperatriz, así como que nunca dude de mis sentimientos y que siempre me considere su mejor y más querido amigo", escribió.
Napoleón se casó con María Luisa de Austria, quien en 1811 dio a luz a su heredero, Napoleón II. Este reinó brevemente como sucesor de su padre bajo el título de Rey de Roma.
Tras divorciarse, Josefina vivió cómodamente en el Château de Malmaison, cerca de París. Allí se dedicó en cuerpo y alma a cultivar rosas, llegando a traer horticultores de Reino Unido. En 1810 organizó una exposición de rosas y elaboró la primera historia escrita sobre su cultivo.
Josefina murió de neumonía el 29 de mayo de 1814, poco después de haber paseado con el emperador Alejandro I de Rusia por los jardines de Malmaison. Tenía 50 años.
Napoleón se enteró de su fallecimiento por un periódico francés mientras se encontraba exiliado en la isla de Elba. Se encerró en su cuarto durante dos días y se negó a ver a nadie. "De verdad quise a mi Josefina, pero no la respeté", admitió tiempo después, posiblemente refiriéndose a sus numerosos amoríos.
A pesar de su complicada relación, las últimas palabras del emperador en su lecho de muerte en la isla de Santa Elena estuvieron dirigidas a ella: "Francia, el Ejército; la líder del Ejército, Josefina".
A pesar de que nunca le dio a Napoleón el heredero que este tanto ansiaba, las familias reinantes de Suecia (imagen), Noruega, Dinamarca, Bélgica y Luxemburgo descienden directamente de la emperatriz Josefina.
Fuentes: (History Hit) (History Today)
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