El tsunami más destructivo y devastador de la historia ocurrió hace relativamente poco. Al igual que con el 11-S, quienes lo vivieron aún recuerdan dónde estaban cuando se enteraron del desastre natural que asoló Indonesia el 26 de diciembre de 2004.
Ese día, sobre las 8:00, a unos 30 km de profundidad en el océano, se produjo un terremoto de magnitud 9,1 en la costa oeste de Sumatra. Se cree que la zona de falla que provocó el tsunami tenía unos 1300 km de longitud, lo que provocó un muro de agua de unos 50 metros de altura.
El tsunami afectó a 14 países del océano Índico y llegó a adentrarse unos 5 km en Sumatra. La ola se tragó pueblos y ciudades enteras, provocando 227.000 muertes y el desplazamiento de 1,7 millones de personas. Se estima que los daños materiales ascendieron a los 10 mil millones de dólares.
Japón se encuentra en una zona muy delicada del cinturón de fuego del Pacífico. Los países ubicados en las costas colindantes con este océano son conocidos por haber sufrido algunos de los terremotos más volátiles del mundo, además de por contar con muchos de los volcanes aún activos del planeta.
Japón ha sido el escenario de algunos de los peores terremotos y tsunamis de la historia. Uno de los más recientes fue también uno de los más peligrosos, ya que se produjo en la región alrededor de la planta nuclear de Fukushima Daiichi. Cuando el terremoto de magnitud 9 azotó la costa este, envió tras de sí una ola de 10 metros que se movía a la terrorífica velocidad de 800 km por hora.
Solo el tsunami se cobró más de 19.000 vidas. También provocó un accidente nuclear en Fukushima, ya que la planta empezó a expulsar vapor radioactivo en grandes cantidades. El desastre afectó a miles de habitantes que hoy en día tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer y aún sufren los efectos de la contaminación del océano.
En 1755, un enorme terremoto asoló Portugal y provocó un tsunami que destruyó gran parte de la costa occidental del país. Tres olas gigantes, de 30 m de altura en algunas zonas, azotaron Portugal, España y Marruecos, cobrándose unas 60.000 vidas a su paso.
Lisboa aún conserva vestigios del desastre. Aunque la ciudad quedó prácticamente asolada tras el terremoto y el tsunami, algunos edificios como el Convento do Carmo quedaron relativamente intactos (a excepción del techo) gracias a que estaba en lo alto de una de las muchas colinas de Lisboa. Sus ruinas aún se pueden visitar a día de hoy.
Indonesia fue el escenario de otro devastador tsunami en 1883. En esta ocasión, el responsable fue el terrible volcán Krakatoa. Una erupción particularmente violenta provocó varias olas de más de 30 m de altura que asolaron la costa y arrasaron las ciudades de Anyer y Merak.
El agua fue arrastrada de forma tan drástica hacia la costa indonesia, que se vio cómo esta retrocedía de las orillas de Bombay (India), a miles de kilómetros de distancia. Se estima que unas 40.000 personas murieron en el desastre.
En 1963, un tsunami mortal de dimensiones terroríficas asoló el Valle del Piave, al norte de Italia, pero esta vez el causante no fue la Tierra, sino el ser humano. Todo empezó cuando la presa de Vajont, la más grande del mundo en el momento de su construcción, empezó a resquebrajarse.
El 9 de octubre de ese mismo año, toda la ladera se derrumbó sobre la presa, lo que generó un gran muro de agua que alcanzó los 235 metros. El tsunami se llevó por delante varios pueblos del valle en tan solo 15 minutos.
La ola mató a más de 2000 personas, convirtiéndola en uno de los peores desastres medioambientales de la historia provocados por el ser humano.
Otro de los tsunamis más famosos de Japón ocurrió en 1498. En esta ocasión, la gran ola asoló la costa de Nankaidō después de que la región sufriese un terremoto de magnitud 8,3. El tsunami fue tan fuerte que destruyó un foso de arena que solía separar al Lago Hamana del océano, lo que hizo que este pasase a ser una albufera.
Según los registros que se conservan, las olas arrasaron casas enteras y se estima que unas 31.000 personas perdieron la vida.
La costa japonesa del Pacífico volvió a ser víctima de un tsunami histórico en 1707. Este se produjo tras un terremoto de magnitud 8,3 y desató olas de hasta 25 m de altura que asolaron Kyūshū, Shikoku y Hanshin. Osaka también sufrió las consecuencias del tsunami.
Los registros que se conservan hablan de una arremetida de una docena de olas que asolaron la costa entre las 15:00 y las 16:00. Estas destruyeron unos 30.000 edificios y acabaron con la vida de cerca de 30.000 personas. Algunas de las olas llegaron a adentrarse varios metros en la tierra, lo que ocasionó aún más daños.
En 1896, el extremo norte del territorio continental de Japón fue golpeado por una ola monumental de unos 38 m de altura. Esta se gestó frente a la costa de Sanriku tras un terremoto de magnitud 7,6.
El país estaba en medio de una celebración sintoísta cuando se desató el tsunami. El desastre se cobró unas 20.000 vidas y destruyó cerca de 11.000 casas. El impacto con la ola fue tan fuerte, que algunas de las víctimas acabaron con los huesos rotos.
Los registros históricos relatan que la costa este de China sufrió un terremoto al mismo tiempo. Un tsunami asoló el litoral con fuerza, causando 4000 muertes y graves daños a los cultivos locales.
En 1868, un terremoto de magnitud 9 asoló la costa chilena. Este, a su vez, generó varias olas que arrasaron Chile, algunas llegando incluso a Hawái, Japón y Australia.
Una de las olas alcanzó los 12 m de altura y otra los 16 m. Varios barcos atracados en la costa chilena acabaron adentrándose unos 880 m hacia el interior a causa del tsunami. En total, se estima que unas 25.000 personas perdieron la vida.
El tsunami que se produjo en Groenlandia en 2017 no fue uno de los más mortales o devastadores, pero sí uno de los mayores de la historia. Este pequeño país isleño rara vez sufre este tipo de acontecimientos, por lo que este fue toda una sorpresa.
Un corrimiento de tierra en el fiordo de Karrat provocó un muro de agua de 90 m de altura que asoló el pueblo de Nuugaatsiaq, llevándose por delante 11 edificios y matando a 4 personas.
El origen del megatsunami estuvo en el derretimiento de los glaciares. Se teme que estos desastres naturales comiencen a afectar cada vez más a las regiones polares a consecuencia del cambio climático.
El primer megatsunami del que se tiene constancia ocurrió en Indonesia en 1674. Un gran terremoto asoló las islas Molucas y generó un tsunami que se cobró la vida de 2000 personas en la isla de Ambon.
La ola alcanzó las colinas de dicha isla, lo que quiere decir que el tsunami llegó a alcanzar los 100 m de altura.
El mayor megatsunami de la historia del que se tiene constancia ocurrió en Alaska en 1958. Un terremoto de magnitud 7,3 asoló la bahía de Lituya, al sur de Alaska, y sacudió la falla de Fairweather. Esto provocó el derrumbe de 90 millones de toneladas de piedra que cayeron a la bahía.
El impacto hizo que se levantase un muro de agua de 525 m de altura. El desastre mató a cinco personas, dos de las cuales tuvieron la mala suerte de encontrarse en un bote en la bahía cuando ocurrió. Las otras estaban en la orilla de la isla de Khantaak.
Fuentes: (Australian Geographic) (Ocean Info) (Mental Floss)
Ver también: Las peores catástrofes naturales del siglo XXI
Los tsunamis más devastadores de la historia
Algunos de los desastres naturales más trágicos que podrías imaginar
ESTILO DE VIDA Desastres naturales
Los tsunamis son olas de gran fuerza y tamaño provocadas por un desplazamiento de agua dentro de un lago u océano. A veces se les denomina maremotos, aunque no tienen nada que ver con las mareas. En la mayoría de casos suelen seguir a un terremoto submarino, aunque otros desastres naturales (como los corrimientos de tierra) también puede tener como consecuencia un tsunami. Estos son especialmente terroríficos por tratarse del desastre después del desastre. A pesar de que la tecnología actual suele ayudarnos a predecirlos, las medidas de seguridad y evacuación siguen dejando bastante que desear. A lo largo de la historia se han producido múltiples tsunamis que se han cobrado la vida de innumerables personas. Si quieres saber cuáles han sido los más devastadores, ¡sigue leyendo!