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Ingerir comida 'saludable' - Algunos alimentos "saludables" son simplemente comida basura disfrazada. Desde yogures libres de grasa hasta cereales de desayuno repletos de azúcar, muchos alimentos se venden como saludables pero aportan muy poco a nuestra dieta.
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No relajarte - El estrés puede hacerte engordar. Es más probable que tengas antojo de productos azucarados y con altos niveles de grasa. Por esta razón, es muy importante encontrar una forma de relajarte y aliviar el estrés de tu vida.
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Tu casa está sucia - Los investigadores han descubierto que el polvo doméstico contiene químicos que pueden promover el desarrollo de células de grasa.
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Estar sentado durante largos períodos - Si trabajas en una oficina, es probable que pases entre 8 y 10 h por día sentado. Esto no solo ralentizará tu metabolismo, contribuyendo con el aumento de peso, sino que también está relacionado con los altos niveles de mortalidad. ¿La solución? Haz ejercicio.
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Dormir poco o mal - El sueño es esencial para la regeneración celular y numerosos procesos psicológicos que influyen en el peso. La falta de sueño puede ser enemiga de la balanza.
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Comer demasiado rápido - Comer despacio y masticar bastante es importante, ya que permite que tu cerebro tenga tiempo de registrar que ya estás satisfecho. Varios estudios muestran que hay una relación entre comer rápido y la obesidad.
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Vivir en una gran ciudad - Aunque todavía hacen falta más estudios, hay una relación entre vivir en una ciudad contaminada y la obesidad. Esto se debe en gran parte a la exposición a varios contaminantes medioambientales.
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Vida social activa
- Podemos (y debemos) tener vida social, pero muchas veces esto implica comer fuera y consumir alcohol. Además, si tus amigos suelen comer alimentos poco saludables, es más probable que acabes haciendo lo mismo.
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No beber agua suficiente - Mantente hidratado. Beber dos vasos de agua antes de cada comida puede ayudarte a perder peso. Los investigadores de la universidad de Humboldt descubrió que los participantes de un estudio tenían una tasa metabólica más alta cuando bebían agua antes de comer.
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9 / 30 Fotos
Pasa tiempo al sol - Investigadores de la Northwestern University descubrieron que quienes se exponen más a la luz solar por la mañana pierden más peso que aquellos que evitan el sol.
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10 / 30 Fotos
Comer demasiadas grasas saludables - Las grasas saludables como el aguacate, las nueces y el aceite de coco pueden ser una parte fantástica de una dieta equilibrada. Sin embargo, son altas en calorías, por lo que es fácil que acabes consumiendo más calorías de las que pensabas.
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11 / 30 Fotos
Saltarse comidas - No te saltes comidas. Pasar hambre, a excepción de los regímenes de ayuno planificados y controlados por un profesional, harán que te acabes dando atracones.
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12 / 30 Fotos
Beber calorías - Puedes beber muchas calorías y comer con normalidad. Esto se debe a que tu cerebro no registra la ingesta calórica de líquidos como lo hace con la comida. La soda, los zumos de fruta y otras bebidas azucaradas pueden hacerte ganar peso.
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Es un efecto secundario de ciertos medicamentos - Hay muchos medicamentos que pueden afectar a nuestro peso. Algunos aumentan el apetito y provocan retención de líquidos, afectan a las hormonas y al metabolismo.
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14 / 30 Fotos
El tamaño de la vajilla importa - Es más probable que consumas grandes cantidades de alimentos cuando comes en platos muy grandes y cuencos. Esto significa que será más fácil alcanzar un excedente calórico y ganar peso.
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15 / 30 Fotos
Comer viendo la tele - Los investigadores han descubierto que solemos comer más de lo necesario si estamos distraídos mientras lo hacemos. Evita comer viendo la tele y concéntrate en la comida.
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Comer a horas extrañas
- Hará que te sientas más hambriento y trastornará tu metabolismo.
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No comer suficientes proteínas - Las proteínas hacen que nos sintamos llenos durante más tiempo. También es esencial para preservar la masa muscular y regular las hormonas y el metabolismo. La falta de proteínas en la dieta puede contribuir a ganar peso.
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18 / 30 Fotos
No comer suficiente fibra - Al igual que las proteínas, la fibra también nos hace sentir llenos durante más tiempo. La carencia de fibra dietética puede provocar aumento de peso y acabarás comiendo más para saciarte.
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Utilizar el ascensor - Todos cometemos este pecado, pero subir las escaleras en lugar del ascensor puede marcar la diferencia. Quemarás más calorías y te pondrás en forma al mismo tiempo.
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No tener aperitivos saludables cerca - Cuando tienes hambre, es más probable que recurras a alimentos poco saludables. Tener aperitivos saludables al alcance de la mano te ayudará a controlar el hambre y el picoteo entre comidas.
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Saltarte la dieta los fines de semana
- Mucha gente cree que si sigue la dieta durante la semana puede volverse loco el fin de semana. Intenta no pasarte con el alcohol y la comida en tus días libres.
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Tal vez solo tengas sed
- Algunas personas confunden la sed con el hambre. De hecho, un estudio muestra que esto es extremadamente común.
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23 / 30 Fotos
Ir al supermercado sin una lista - Una lista es una fantástica forma de evitar los impulsos de comer cosas poco saludables que nos harían engordar. Y, además de resistir la tentación, ahorrarás.
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Café con extras - Beber demasiada leche o café azucarado puede hacer que ganemos peso. Estas bebidas normalmente cuentan con un alto contenido calórico. Una buena alternativa es el café solo.
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No comer suficientes frutas o verduras - No solo poseen muchas vitaminas y minerales, sino que poseen pocas calorías, lo cual nos ayuda a controlar el peso.
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26 / 30 Fotos
Poner demasiado aliño - Es fácil descontrolarse y poner demasiado aliño a tus ensaladas. Normalmente, las salsas tienen un alto contenido calórico y lo que debería ser una comida saludable acaba convirtiéndose en una bomba de calorías.
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27 / 30 Fotos
Salud mental y humor - Si no estás bien mentalmente, tu figura puede pagar las consecuencias. En estas situaciones, tendemos a comer para consolarnos.
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No puedes resistirte a la comida salada
- La sal puede hacer que comas más de lo que necesitas porque es capaz de engañar a nuestro cerebro y evitar que nos indique que estamos llenos. No te pierdas: Estos alimentos "saludables" son comida basura disfrazada.
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Ingerir comida 'saludable' - Algunos alimentos "saludables" son simplemente comida basura disfrazada. Desde yogures libres de grasa hasta cereales de desayuno repletos de azúcar, muchos alimentos se venden como saludables pero aportan muy poco a nuestra dieta.
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No relajarte - El estrés puede hacerte engordar. Es más probable que tengas antojo de productos azucarados y con altos niveles de grasa. Por esta razón, es muy importante encontrar una forma de relajarte y aliviar el estrés de tu vida.
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Tu casa está sucia - Los investigadores han descubierto que el polvo doméstico contiene químicos que pueden promover el desarrollo de células de grasa.
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Estar sentado durante largos períodos - Si trabajas en una oficina, es probable que pases entre 8 y 10 h por día sentado. Esto no solo ralentizará tu metabolismo, contribuyendo con el aumento de peso, sino que también está relacionado con los altos niveles de mortalidad. ¿La solución? Haz ejercicio.
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Dormir poco o mal - El sueño es esencial para la regeneración celular y numerosos procesos psicológicos que influyen en el peso. La falta de sueño puede ser enemiga de la balanza.
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Comer demasiado rápido - Comer despacio y masticar bastante es importante, ya que permite que tu cerebro tenga tiempo de registrar que ya estás satisfecho. Varios estudios muestran que hay una relación entre comer rápido y la obesidad.
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Vivir en una gran ciudad - Aunque todavía hacen falta más estudios, hay una relación entre vivir en una ciudad contaminada y la obesidad. Esto se debe en gran parte a la exposición a varios contaminantes medioambientales.
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Vida social activa
- Podemos (y debemos) tener vida social, pero muchas veces esto implica comer fuera y consumir alcohol. Además, si tus amigos suelen comer alimentos poco saludables, es más probable que acabes haciendo lo mismo.
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No beber agua suficiente - Mantente hidratado. Beber dos vasos de agua antes de cada comida puede ayudarte a perder peso. Los investigadores de la universidad de Humboldt descubrió que los participantes de un estudio tenían una tasa metabólica más alta cuando bebían agua antes de comer.
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Pasa tiempo al sol - Investigadores de la Northwestern University descubrieron que quienes se exponen más a la luz solar por la mañana pierden más peso que aquellos que evitan el sol.
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Comer demasiadas grasas saludables - Las grasas saludables como el aguacate, las nueces y el aceite de coco pueden ser una parte fantástica de una dieta equilibrada. Sin embargo, son altas en calorías, por lo que es fácil que acabes consumiendo más calorías de las que pensabas.
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Saltarse comidas - No te saltes comidas. Pasar hambre, a excepción de los regímenes de ayuno planificados y controlados por un profesional, harán que te acabes dando atracones.
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Beber calorías - Puedes beber muchas calorías y comer con normalidad. Esto se debe a que tu cerebro no registra la ingesta calórica de líquidos como lo hace con la comida. La soda, los zumos de fruta y otras bebidas azucaradas pueden hacerte ganar peso.
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Es un efecto secundario de ciertos medicamentos - Hay muchos medicamentos que pueden afectar a nuestro peso. Algunos aumentan el apetito y provocan retención de líquidos, afectan a las hormonas y al metabolismo.
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El tamaño de la vajilla importa - Es más probable que consumas grandes cantidades de alimentos cuando comes en platos muy grandes y cuencos. Esto significa que será más fácil alcanzar un excedente calórico y ganar peso.
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Comer viendo la tele - Los investigadores han descubierto que solemos comer más de lo necesario si estamos distraídos mientras lo hacemos. Evita comer viendo la tele y concéntrate en la comida.
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Comer a horas extrañas
- Hará que te sientas más hambriento y trastornará tu metabolismo.
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No comer suficientes proteínas - Las proteínas hacen que nos sintamos llenos durante más tiempo. También es esencial para preservar la masa muscular y regular las hormonas y el metabolismo. La falta de proteínas en la dieta puede contribuir a ganar peso.
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No comer suficiente fibra - Al igual que las proteínas, la fibra también nos hace sentir llenos durante más tiempo. La carencia de fibra dietética puede provocar aumento de peso y acabarás comiendo más para saciarte.
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Utilizar el ascensor - Todos cometemos este pecado, pero subir las escaleras en lugar del ascensor puede marcar la diferencia. Quemarás más calorías y te pondrás en forma al mismo tiempo.
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No tener aperitivos saludables cerca - Cuando tienes hambre, es más probable que recurras a alimentos poco saludables. Tener aperitivos saludables al alcance de la mano te ayudará a controlar el hambre y el picoteo entre comidas.
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- Mucha gente cree que si sigue la dieta durante la semana puede volverse loco el fin de semana. Intenta no pasarte con el alcohol y la comida en tus días libres.
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Tal vez solo tengas sed
- Algunas personas confunden la sed con el hambre. De hecho, un estudio muestra que esto es extremadamente común.
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Café con extras - Beber demasiada leche o café azucarado puede hacer que ganemos peso. Estas bebidas normalmente cuentan con un alto contenido calórico. Una buena alternativa es el café solo.
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No comer suficientes frutas o verduras - No solo poseen muchas vitaminas y minerales, sino que poseen pocas calorías, lo cual nos ayuda a controlar el peso.
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Poner demasiado aliño - Es fácil descontrolarse y poner demasiado aliño a tus ensaladas. Normalmente, las salsas tienen un alto contenido calórico y lo que debería ser una comida saludable acaba convirtiéndose en una bomba de calorías.
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Salud mental y humor - Si no estás bien mentalmente, tu figura puede pagar las consecuencias. En estas situaciones, tendemos a comer para consolarnos.
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No puedes resistirte a la comida salada
- La sal puede hacer que comas más de lo que necesitas porque es capaz de engañar a nuestro cerebro y evitar que nos indique que estamos llenos. No te pierdas: Estos alimentos "saludables" son comida basura disfrazada.
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Razones inesperadas detrás del aumento de peso: lo que necesitas saber
Este puede ser el motivo por el que sigues ganando peso.
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Mantener nuestro peso ideal es una tarea dura porque existen múltiples factores que nos pueden hacer engordar. Subimos de peso por un incremento de la masa muscular, por un aumento de los niveles de agua y glucógeno en las células o, por el motivo más común, el aumento la grasa.
Todos sabemos que, para mantener un peso saludable, debemos comer de forma equilibrada y hacer ejercicio. Sin embargo, a veces, parece que lo estamos haciendo todo bien y, aun así, la balanza sigue arrojando el mismo resultado, o lo que es peor, se mueve en la dirección opuesta. De repente, ganamos peso y ni siquiera sabemos a qué se debe.
Hay muchas más razones para subir de peso que simplemente consumir más calorías de las que gastamos. Nuestros cuerpos no son una ciencia exacta. Por ejemplo, todos sabemos que el metabolismo y las hormonas también juegan un papel importante en la regulación del peso.
De hecho, hay muchos elementos sutiles que pueden contribuir a ganar peso. Algunas son más evidentes, pero existen otras que ni nos imaginamos. ¿Sabías que el lugar donde vivimos o el nivel de limpieza de nuestra casa puede influir en tu peso? ¿Y que nuestro trabajo o la rapidez con la que comemos puede afectar a nuestra talla?
Y eso son solo algunas formas en las que ganamos peso sin ni siquiera darnos cuenta. En cambio, la buena noticia es que hemos investigado un poco y en esta galería encontrarás información valiosa sobre los factores más sutiles e insospechados que pueden afectar a nuestro peso.
Si estás engordando y no sabes cuál es la razón, probablemente encuentres la respuesta en esta galería.
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