El tejido filiforme del micelio crece en redes tupidas, lo que hace de él un material resistente que sirve para múltiples propósitos. Los hongos y micelios también crecen increíblemente deprisa y no tardan en biodegradarse.
El micelio es la parte del hongo que lo arraiga al suelo. Estos pequeños hilos fibrosos forman estructuras increíblemente complejas con una precisión fascinante. La parte que nosotros vemos es la que brota de la tierra en forma de seta o champiñón.
Los hongos se aprovechan de los desperdicios, por lo que abaratan el gasto en materias primas, uno de los principales quebraderos de cabeza de los fabricantes. Las empresas que trabajan con micelios se sirven de los subproductos de otras, como las virutas de madera y los recortes de hierba. Algunas de ellas incluso pagan a quienes recogen los desperdicios o subproductos, lo que también genera otro flujo de ingresos.
Al crecer en ramificaciones fibrosas, el micelio se agarra al suelo o a la superficie en la que crece, lo que hace que pueda desarrollarse en cualquier tipo de molde. El resultado es un envase personalizado sin residuos.
La empresa de diseño de productos Ecovative Design ha desarrollado un material a base de micelio llamado Mushroom Packaging o MycoComposite. Este se fabrica en un entorno controlado en cuestión de una semana, por lo que se trata de una alternativa asequible y sostenible.
El micelio se combina con productos agrícolas como las virutas de madera, el cáñamo, las cascarillas, las cáscaras de avena o las rebabas de algodón y se sella durante varios días en un molde donde crece hasta llenar el espacio vacío. Después, el material fresco se calienta para secarlo, matar las esporas y detener el crecimiento.
La empresa de muebles sueca se ha subido al carro de la sostenibilidad y ha anunciado que empezará a utilizar envases hechos con hongos para reducir el desperdicio de espuma plástica. Estos, además, se descomponen en cuestión de dos semanas y pueden utilizarse como compost.
Además de ser una alternativa sostenible al plástico, los hongos también pueden ayudar a eliminar el desperdicio actual. En 2011, unos estudiantes de Yale descubrieron un hongo denominado Pestalotiopsis microspora en Ecuador capaz de digerir y descomponer el poliuretano, informa Together Band. Y no solo eso, sino que este hongo puede comerse el plástico incluso al aire libre, lo que significa que podría emplearse en los vertederos.
Otros estudios han demostrado que incluso los hongos corrientes como el Pleurotus ostreatus o el Schizophyllum commune pueden degradar pequeños trozos de plástico en un par de meses.
Puede que muchos te mirasen con una cara rara si les dijeses que tienes un bolso de "cuero" hecho a base de hongos. MycoWorks es una empresa que ha estado trabajando en el desarrollo de una alternativa al cuero animal denominada Fine Mycelium. El material es sorprendentemente similar al cuero tradicional, por lo que es una forma estupenda de disfrutarlo sin hacer daño a los animales.
La producción del Fine Mycelium tampoco genera desperdicios, ya que las piezas pueden desarrollarse con el tamaño y la forma deseados desde el principio.
Por todos es sabido que las plantas absorben el CO2 y lo transforman en oxígeno, pero lo que igual no sabías es que el 70% del carbono se absorbe bajo tierra. Los hongos son los encargados de almacenar y estabilizar el carbono en su red de filamentos de micelio.
Dado que la presencia de carbono en la atmósfera es uno de los principales causantes del cambio climático, el aumento de hongos podría ayudar a almacenarlo de manera segura y así obtener los nutrientes necesarios para mejorar la salud del suelo.
También es posible producir ladrillos a partir de micelio, lo que con el tiempo puede ayudar a prescindir de materiales contaminantes como el hormigón. En Nueva York hay un edificio llamado Hy-Fi construido a base de hongos. Encargado por el MoMA, sus ladrillos blancos y biológicos se obtuvieron mezclando restos agrícolas con micelio y dejando que estos creciesen dentro de un molde hasta solidificarse.
La NASA incluso está pensando en construir casas a base de hongos en Marte, así como en desarrollar hábitats con micelios tanto en este planeta como en la Luna.
La empresa emergente de biotecnología Biohm ha desarrollado nuevas cepas de hongos exponiéndolos a varios estímulos como la luz difusa, los niveles de humedad y los tipos de desechos de los que se alimentan. Esto les ha permitido crear un aislamiento a base de hongos que rivaliza con las alternativas sintéticas tradicionales, difíciles de fabricar y reciclar.
El aislamiento de Biohm no solo es mucho más eficaz, sino también más saludable y seguro, ya que no contiene los clásicos "componentes básicos que pueden generar humo tóxico y favorecer la propagación de las llamas durante un incendio", dice en su página web.
En la década de los 80, el famoso micólogo Paul Stamets hizo un descubrimiento revolucionario al ver que podía reducir considerablemente la contaminación del agua sirviéndose de unos grandes hongos comestibles denominados Stropharia rugosoannulata. Su hallazgo dio pie a las investigaciones en el campo de la "micofiltración".
La técnica de emplear hongos para limpiar residuos peligrosos como los metales pesados y los derrames petroleros se denomina "micorremediación". Los hongos pueden crecer en desechos y crear nueva vida a través del compostaje. El micelio es capaz de "comer" o descomponer el petróleo y las toxinas y seguir creciendo.
Por ejemplo, las empresas se han estado sirviendo de la Amazonía ecuatoriana durante décadas para verter sus residuos y, cuando volvían para limpiarlos, el daño ya estaba hecho. Desde entonces, los talleres han estado enseñando a los lugareños a acabar con los restos de petróleo gracias a un hongo nativo denominado Geomyces que, junto a otras plantas y microbios, les está ayudando a recuperar el ecosistema.
La deforestación es otro gran causante de la crisis climática. Hoy en día, gran parte de las sabanas y bosques fluviales se están utilizando para cultivar soja y alimentar al ganado. Por suerte, algunos hongos pueden descomponer los tallos de paja indigesta para producir un material rico en carbohidratos que puede ser digerido fácilmente por el ganado vacuno, ovino y caprino, disminuyendo así la necesidad de cultivar soja.
No solo es bueno para el medioambiente, sino también para los animales. En el caso de las gallinas, por ejemplo, los estudios han demostrado que cuando estas se alimentan de suplementos a base de hongos ponen huevos de mejor calidad.
A día de hoy, todos sabemos lo importante que es reducir el consumo de carne. Las setas y los champiñones son una alternativa muy saludable que puede utilizarse para hacer hamburguesas e incluso sustitutos de la carne picada y desmenuzada.
En 1991, unos científicos descubrieron un grueso hongo negro que crecía en los restos de la planta nuclear de Chernóbil. Al parecer, este hongo radiotrófico era capaz de comer y descomponer materiales radioactivos absorbiéndolos y convirtiéndolos en energía para crecer.
En la Estación Espacial Internacional también están investigando el potencial de los hongos radiotróficos como escudo para proteger a los astronautas de la radiación.
Los hongos producen una serie de sustancias químicas al digerir los alimentos que, según Peter McCoy, autor de "Radical Mycology: A Treatise on Seeing and Working with Fungi", "generan una amplia variedad de componentes que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo natural". La penicilina, por ejemplo, es una de las muchas sustancias que pueden producir. "Los hongos son los grandes químicos de la naturaleza", asegura McCoy.
Las poblaciones de abejas melíferas están siendo víctimas de virus altamente infecciosos que están acabando con colonias enteras. Sin ellas no habría polinización y, por lo tanto, ¡no tendríamos comida! Por suerte, un estudio de Paul Stamets descubrió que las probabilidades de supervivencia de las abejas aumentaban si estas se alimentaban de ciertos tipos de micelio.
Al parecer, este micelio proviene de un grupo de hongos conocidos como políporos. Según los estudios, estos poseen propiedades antivirales contra infecciones peligrosas como la gripe A, los virus de la viruela y el VIH.
El problema es, precisamente, que el potencial de los hongos va más allá de lo que nos podíamos imaginar. El mayor obstáculo de este revolucionario organismo son los humanos y su incapacidad para compartir el conocimiento, exigir responsabilidades a las grandes empresas contaminantes y centrarse en resolver la crisis climática en lugar de en lucrarse.
Fuentes: (HowStuffWorks) (Together Band) (Fantastic Fungi) (NASA)
Ver también: Cómo comer para salvar el planeta
La revolución silenciosa: cómo los hongos están cambiando el destino de nuestro planeta
Tienen el potencial para acabar con los residuos plásticos, los derrames petroleros, el exceso de carbono y mucho más
ESTILO DE VIDA Medioambiente
Los hongos no son ni plantas ni animales, pero tienen reino propio. Son cruciales para descomponer las materias muertas, regenerar el suelo, dar vida a innumerables organismos y puede que para garantizar nuestra propia supervivencia en el planeta. Cuando hablamos de hongos nos solemos imaginar las setas y champiñones que tanto nos gusta comer, pero la parte más interesante se encuentra bajo tierra y se llama micelio. Se trata de una red de "raíces" que recorren el subsuelo y que tienen unas propiedades increíbles para combatir el cambio climático, los residuos plásticos, la polución, la explotación animal, los derrames petroleros, la radioactividad, etc. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!