Se sabe que los europeos de antaño estaban familiarizados con el consumo de carne, huesos y sangre humana como remedio para la salud, una costumbre que perduró hasta el siglo XVIII.
La mezcla utilizada para embalsamar momias se vendía para tratar múltiples dolencias como las contusiones. Solía aplicarse directamente en la piel o consumirse en polvo con las bebidas.
El filósofo y estatista inglés Francis Bacon dijo que este remedio "era muy útil para restañar la sangre".
La demanda era tan elevada, que empezaron a venderse momias falsas para dar el pego (que solían ser esclavos y criminales ejecutados).
Sí, esto estaba muy de moda en la Gran Bretaña del siglo XIX. Todo empezó en 1821, cuando un hombre llamado Giovanni Belzoni desenvolvió una momia como parte de una exhibición de antigüedades egipcias en Londres (Inglaterra).
El furor fue tal, que poco después el erudito y cirujano londinense Thomas Pettigrew empezó a hacer lo mismo cobrando a la gente por el espectáculo.
La idea pasó a las clases altas, quienes empezaron a celebrar fiestas privadas. Los anfitriones solían usar las momias de su propia colección.
En el siglo XVIII, el color "marrón momia" se puso de moda entre los artistas europeos. En la imagen se puede ver el cuadro "Interior of a Kitchen" de Martin Drolling, el cual se pintó con este pigmento.
El marrón momia se elaboraba con momias trituradas (tanto felinas como humanas) y era el pigmento preferido de los pintores británicos de la Hermandad Prerrafaelita, así como de artistas franceses de la talla de Eugène Delacroix y otros.
Este pigmento se siguió utilizando hasta la década de los 60. La escasez de momias fue lo que hizo que acabase cayendo en desuso.
¿Te imaginas tener una momia en el salón? Al parecer, en la época victoriana era lo más.
Y no nos referimos solo a las momias envueltas. De hecho, era habitual dejar a vista de todos partes del cuerpo, como la cabeza, los pies y las manos en vitrinas sobre las repisas de las chimeneas.
Las momias no solo se usaban en las casas privadas, sino que también eran todo un reclamo en las tiendas. Se dice que un negocio de dulces de Chicago (EE. UU.) expuso una en 1886 asegurando que se trataba de la "hija del faraón que descubrió a Moisés entre los juncos".
No hay suficientes pruebas para confirmar esto, pero algunos estudiosos creen que las vendas de las momias llegaron a usarse como papel cuando este empezó a escasear en EE. UU. en el siglo XIX.
Según el libro "Mummies in Nineteenth Century America: Ancient Egyptians as Artifacts" (2009), los "comerciantes, tenderos y carniceros las usaban como papel de envolver" durante la guerra de Secesión.
Esta afirmación puede que fuese producto de la imaginación del escritor Mark Twain. En su libro de "The Innocents Abroad" (1869), Twain aseguró que las momias se usaban como combustible para las locomotoras egipcias.
"Me limitaré a decir que el combustible que utilizan para la locomotora se compone de momias de tres mil años, compradas a ese propósito a tanto la tonelada en los cementerios", escribió.
La "momia de Lúxor" fue una momia falsa que un mago llamado Tampa solía utilizar en sus espectáculos de los años 20.
Como parte del espectáculo, la momia solía interactuar con el público respondiendo a sus preguntas. ¿Quién iba a decir que las momias egipcias hablaban inglés con fluidez?
A finales del siglo XIX, las empresas inglesas empezaron a importar momias de Egipto para usarlas como fertilizante.
Las momias de los gatos se pulverizaban para convertirlas en abono para los campos.
Según National Museums Liverpool, en 1890 una empresa importó cerca de 180.000 gatos momificados (unas 19,5 toneladas) para venderlos en una subasta.
En 1867, se encontró un tarro con la etiqueta "Restos hallados bajo la hoguera de Juana de Arco, virgen de Orleans" en una farmacia de París. La heroína francesa murió quemada en la hoguera en 1431.
La Iglesia católica consideró que el tarro era auténtico y declaró que se trataba de una reliquia religiosa, llegando a estar expuesto en un museo. Juana de Arco fue canonizada en 1920.
Sin embargo, una serie de pruebas forenses realizadas en 2007 revelaron que el contenido del tarro en realidad era un fémur de gato y una costilla de una momia egipcia. Sobra decir que su antigüedad superaba con creces a la de Juana de Arco.
Padihershef (en la imagen), una de las primeras momias importadas a Norteamérica, llegó al hospital general de Massachusetts (EE. UU.) en 1823 como regalo de la ciudad de Boston.
Padihershef pasó a estar expuesta en el Doggett’s Repository of Arts de Boston para recaudar fondos. La gente podía ir a ver la momia por tan solo 0,25 dólares estadounidenses.
A día de hoy, la momia sigue expuesta en el anfiteatro Ether Dome, donde en 1846 se realizó la primera demostración de una cirugía con anestesia.
Fuentes: (Mental Floss) (Britannica) ('Mummies in Nineteenth Century America: Ancient Egyptians as Artifacts') (BBC) (National Museums Liverpool) (The New York Times)
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ESTILO DE VIDA Curiosidades
Las momias son fascinantes, pero al igual que muchos otros vestigios de la Antigüedad, han sido objeto de explotación y malas prácticas. Si creías que estos animales y humanos preservados del antiguo Egipto pasaron directamente de sus tumbas a los museos, estás equivocado. Las momias han tenido muchos usos, algunos de ellos bastante perturbadores. Si te pica la curiosidad, ¡sigue leyendo!