¿A quién no le gusta estar cómodo? Aunque de primeras no lo parezca, el confort es el pilar de una vida sana y feliz. Sentirte cómodo en tu cuerpo, en tu hogar, en tu entorno y con las personas que te rodean es mucho más importante de lo que la gente se piensa. La autoestima, los hábitos saludables, el trabajo y la vida personal son cosas que dependen de la comodidad para tener sentido. Sin embargo, la rutina y las obligaciones a veces hacen que esta quede relegada a un segundo plano. Si quieres saber cómo hacer tu día a día más cómodo, ¡sigue leyendo!
A todo el mundo le gusta estar cómodo, pero no todos creen que deba ser una prioridad. Al contrario de lo que se cree, la comodidad no es sinónimo de vagancia. De hecho, priorizar el confort puede ayudarte a encontrar la energía y la motivación necesarias para afrontar las situaciones incómodas.
Ponerte cómodo y pasar tiempo de calidad contigo mismo tiene muchos beneficios para la salud. El descanso, obviamente, ayuda a controlar el ritmo cardíaco y a combatir el estrés, lo que a su vez contrarresta la hipertensión y el riesgo de sufrir infartos y crisis mentales.
Hoy en día solemos estar muy ocupados y, por lo tanto, no le prestamos a la comodidad la atención que se merece. En una sociedad donde la productividad, el consumo y los negocios lo son todo, la responsabilidad de sacar tiempo para descansar es nuestra.
Pero siempre es más fácil decirlo que hacerlo. La mayoría de personas se pasa el día cumpliendo obligaciones y rara vez saca tiempo para atender sus necesidades. No obstante, existen formas de darle la vuelta a la tortilla.
Mucha gente se da prisa por las mañanas y se sube al tren o al autobús aún con legañas en los ojos. Este ritmo a menudo hace que nos acabemos sintiendo irritados y cansados. Despertarte 30 minutos antes de lo habitual te permitirá tener un momento a solas para respirar hondo, centrarte y reflexionar. Disfrutar de una mañana tranquila puede ser la clave para sentirte más cómodo en tu propia piel durante el resto del día.
Lo cierto es que el confort empieza en la mente, precisamente donde tiene más beneficios. Sentirte cómodo con tus pensamientos y confiar en tus actos también puede hacer toda la diferencia entre la comodidad o la incomodidad física.
Por fuera, el confort empieza al contacto con la piel. Cambia el vaquero y el poliéster por tejidos suaves como el algodón y llévate la comodidad allá a donde vayas.
Asimismo, vestirte de forma cómoda no es incompatible con ir a la moda. En función de la estación que sea, algunas de las prendas más confortables que existen también son las más estilosas. Y si no, ¡que se lo digan a los cárdigan!
Con el auge de los trabajos de oficina, la silla se ha convertido en el lugar donde más tiempo pasamos. Esto significa que conviene invertir en una que se ajuste a ti y tus necesidades. Disfrutar de una buena postura es una forma muy sencilla de sentirse más feliz y productivo a la hora de trabajar.
La cama es el lugar de la casa que casi todos asociamos a la comodidad. ¿O acaso hay algo mejor que acurrucarse bajo las sábanas tras un largo día de trabajo? Sin embargo, el descanso de muchas personas se ve comprometido por colchones que no se ajustan a sus necesidades. Si este es tu caso, ve al médico o a un experto en colchones para encontrar uno que te permita descansar como es debido.
Perdemos energía desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, de ahí que sea importante gestionarla correctamente para no nos falte ni nos sobre. Establecer una rutina y repartir tu energía a lo largo del día hará que tu jornada sea mucho más llevadera.
Hay platos, como la lasaña y las alitas de pollo, que nos reconfortan y nos ayudan a sobrellevar momentos difíciles. No obstante, el verdadero confort reside en los alimentos sanos y buenos para el intestino. Tener una flora bacteriana equilibrada te ayudará a estar más tranquilo, ya que no tendrás que preocuparte por acabar sintiéndote mal o por tener que ir corriendo al baño.
El dinero (o su falta) pueden generar mucho estrés. Asimismo, ahorrar es una posibilidad que no todo el mundo puede permitirse. Aun así, vivir por debajo de tus posibilidades y gastar menos de lo que ganas puede ser una forma muy sencilla de preocuparte menos por el dinero.
A veces tienes que salir de tu zona de confort para sentirte cómodo. Las rutinas familiares nos hacen sentir seguros, pero el aburrimiento puede ser exasperante. Apreciar la vida y el mundo desde el asombro y la curiosidad puede ayudarte a sentirte más cómodo con tu entorno y a recordarte que formas parte de él.
Tu casa debería ser tu templo del confort. Al fin y al cabo, es uno de los pocos espacios que puedes controlar (en mayor o menor medida), por lo que sería una pena que dejases pasar la oportunidad de moldearlo a tu gusto.
Independientemente de si duermes en un futón o en una cama matrimonial, lo importante es que te sientas como en una nube. Pocas cosas son tan importantes como la higiene del sueño, por lo que comprar un colchón y una almohada decentes no es algo que deba tomarse a la ligera.
¡Asegúrate de tener algo suave al pie de la cama también! Apostar por alfombras cómodas hará que el despertar sea mucho más llevadero.
Si trabajas en una oficina, sabrás lo horrible que es la iluminación fluorescente. ¡Así que no hace falta que también la sufras en casa! Apostar por luces tenues hará que tu hogar sea un espacio mucho más tranquilo y acogedor.
¡Las mantas no son solo para la cama! Hazte con varias y repártelas por la casa para tener siempre una a mano cuando te apetezca ponerte cómodo.
Un buen baño de burbujas es una de las formas de autocuidado más clásicas (y efectivas) que existen. Ya sea miércoles o sábado, ¡cualquier momento es bueno para disfrutar de un baño aromático!
Las plantas de interior no solo sirven como decoración, sino que también mejoran la calidad del aire de las casas. Un helecho por allí y una suculenta por allá harán que tu hogar parezca mucho más natural y acogedor.
¡El bus abarrotado y la oficina congelada se quedan a la puerta de casa! Pon el termostato a la temperatura que prefieras para sentirte lo más cómodo posible.
En lo que a tu casa se refiere, lo más importante es que la respetes. Todos caemos en la espiral de desorden de vez en cuando, pero limpiarla un poco todos los días no requiere mucho esfuerzo y hará que te sientas mucho mejor cuando entres en ella.
Cuidar de tu cuerpo es igual de importante. Con esto no nos referimos a que corras un maratón todas las semanas ni a que vayas al gimnasio cada mañana, sino a que estires después de desayunar o a que practiques un poco de yoga antes de irte a dormir, por ejemplo. De esa forma, descansarás mejor y te levantarás menos dolorido.
Ponte los auriculares o enciende el altavoz para disfrutar de tu música preferida mientras te relajas en la comodidad de tu casa.
A algunas personas les encanta decorar su espacio en función de una paleta de colores específica, ya que así lo encuentran más relajante y acogedor.
Una rutina nocturna puede ser tan importante como una mañanera. Por ejemplo, leer un libro y pasar más tiempo a solas antes de irte a dormir te ayudará a conciliar mejor el sueño y a dejar a un lado el estrés del día a día.
Priorizar el confort y practicar el autocuidado no es egoísta. De hecho, es justo al contrario. Cuidar de ti mismo y de tu hogar es de vital importancia si quieres sentirte lo suficientemente cómodo como para poder ayudar a tus seres queridos.
Fuentes: (Carrie Colbert) (Real Simple) (Posh Pennies)
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Aquí te explicamos por qué el confort lo es todo
ESTILO DE VIDA Autocuidado
¿A quién no le gusta estar cómodo? Aunque de primeras no lo parezca, el confort es el pilar de una vida sana y feliz. Sentirte cómodo en tu cuerpo, en tu hogar, en tu entorno y con las personas que te rodean es mucho más importante de lo que la gente se piensa. La autoestima, los hábitos saludables, el trabajo y la vida personal son cosas que dependen de la comodidad para tener sentido. Sin embargo, la rutina y las obligaciones a veces hacen que esta quede relegada a un segundo plano. Si quieres saber cómo hacer tu día a día más cómodo, ¡sigue leyendo!