De vez en cuando todos pecamos de comprarnos algo así porque sí. Seamos sinceros: ¿quién no ha tenido un mal día y ha decidido darse un capricho para mejorar su estado de ánimo? Sin embargo, cuando se nos va de las manos puede ser un auténtico problema. Si quieres saber qué es el gasto emocional y cómo dejar este hábito perjudicial atrás, ¡sigue leyendo!
A menudo descrito como terapia de compras, el gasto emocional es aquel que tiene lugar por impulso y no por necesidad.
Las investigaciones han descubierto que ir de compras libera hormonas como la dopamina, la cual nos hace sentirnos contentos y nos pone de buen humor. Esto hace que sea una experiencia placentera a la que muchos recurren cuando no se encuentran bien.
Darse un capricho de vez en cuando no es un problema, pero si no se tiene cuidado puede acabar convirtiéndose en un hábito que puede mermar considerablemente la cuenta bancaria.
La oleada de buenas sensaciones que provoca comprar algo nuevo no suele durar mucho, por lo que la tristeza y la insatisfacción no tardan en volver.
El gasto emocional no es un trastorno psicológico per se, pero puede acabar derivando en oniomanía.
La oniomanía, comúnmente conocida como compra compulsiva, se considera un trastorno psicológico ya que, como el propio nombre indica, la persona que lo padece es incapaz de controlar sus impulsos.
Asimismo, la oniomanía o compra compulsiva es un comportamiento adictivo que puede afectar negativamente a la vida y al bienestar de quienes la padecen, un problema que puede llegar a extenderse al ámbito laboral o académico.
Si quieres reducir tus gastos emocionales, el primer paso es saber qué los desencadena.
Cuando alguien te habla de sus vacaciones o de su nuevo auto, puede que tú también sientas el impulso de comprar algo o de ir a algún sitio.
A veces compramos cosas porque nos sentimos culpables. ¿Alguna vez se te han acercado para venderte algún producto con fines benéficos? En esos casos resulta difícil negarse.
Todos hemos pasado por ello: hemos tenido un mal día y decidimos gastar dinero para sentirnos mejor. Sin embargo, la terapia de compras puede hacer más mal que bien.
¿Te acuerdas de cuando a todo el mundo le dio por comprar papel higiénico al principio de la pandemia de la COVID-19? El miedo puede llevarnos a gastar más de la cuenta.
Si alguien de la familia se gradúa o anuncia que se va a casar, probablemente querrás hacerle un regalo. ¡Todos sabemos lo rápido que el dinero desaparece cuando hay celebraciones cerca!
Nada puede hacer que se te vaya la mano en el supermercado como el hambre. ¡Incluso los productos más extraños de repente parecen apetecibles!
Cuando se acerca Halloween o la Navidad nos entran ganas de decorar la casa, ¡pero a veces el entusiasmo se nos va de las manos!
El gasto emocional puede volverse problemático cuando va en contra de tus valores u objetivos financieros, así como cuando se convierte en tu principal mecanismo para sobrellevar las dificultades.
Por suerte, hay varios pasos que puedes seguir para controlar este hábito y reducir tus compras compulsivas.
Cuando te dejas llevar por el gasto emocional, sueles hacerlo porque buscas sentirte bien. Sin embargo, existen formas más saludables y menos costosas de liberar "hormonas del bienestar", como salir a pasear, hacer ejercicio, ver una serie que te guste o tomar un café con un amigo.
No pasa nada por darse un capricho de vez en cuando. El problema, como ya hemos visto, es hacerlo constantemente. Sin embargo, establecer un presupuesto para esos gastos emocionales puede ayudarte a mantenerlos a raya.
No revisar tus finanzas puede hacer que te salga el tiro por la culata. Dedícale un día a la semana a comprobar tu cuenta bancaria. Apunta lo que has gastado y lo que te queda por gastar. De esa forma sabrás cómo invertir tu dinero de forma más racional.
Se trata de una forma muy simple y efectiva de lidiar con las tentaciones. Espera 48 horas a pensar en una compra específica y en cómo esta afectará a tu presupuesto mensual.
Eliminar las aplicaciones de compra del celular (o incluso cancelar la suscripción a los correos electrónicos de las tiendas) puede ayudarte a controlar el impulso de gastar.
Decidir apartar una cierta cantidad de dinero todos los meses y ver cómo esta aumenta también hará que te sientas bien sin necesidad de gastar compulsivamente.
Tener a alguien con quien hablar cuando sientas la tentación de gastar es clave para tomar mejores decisiones a nivel financiero, sobre todo los días que estés de bajón.
Cuando hagas planes o recados que puedan poner a prueba tu fuerza de voluntad, deja las tarjetas en casa y lleva tan solo algo de dinero en metálico contigo.
Escribir un diario es una forma estupenda de mejorar la inteligencia emocional y la salud mental. Apuntar tus gastos también te ayudará a llevar la cuenta y a controlarlos.
Las investigaciones demuestran que las compras hipotéticas también mejoran el estado de ánimo, lo que significa que mirar escaparates o añadir productos a tu lista de deseos también puede hacer que te sientas bien sin necesidad de gastar.
A veces el gasto emocional se convierte en una adicción que suele ir acompañada de problemas financieros, legales y personales, así como de un profundo sentimiento de culpa y vergüenza.
Si crees que sufres de oniomanía, plantéate ir al psicólogo.
Fuentes: (Verywell Mind) (Good Housekeeping)
Ten en cuenta: Banalidades en las que gastamos demasiado dinero
Cómo gestionar los gastos emocionales: Consejos prácticos
Te contamos cómo prevenir la terapia de compras
ESTILO DE VIDA Terapia de compras
De vez en cuando todos pecamos de comprarnos algo así porque sí. Seamos sinceros: ¿quién no ha tenido un mal día y ha decidido darse un capricho para mejorar su estado de ánimo? Sin embargo, cuando se nos va de las manos puede ser un auténtico problema. Si quieres saber qué es el gasto emocional y cómo dejar este hábito perjudicial atrás, ¡sigue leyendo!