Si miras cualquier belén, probablemente no verás a ninguna matrona. De hecho, en la Biblia tampoco se menciona a ninguna.
María y José estuvieron acompañados de unos pocos pastores y de "un ángel del Señor", pero según las santas escrituras, ninguna matrona participó en el nacimiento de Jesús.
El Libro de Santiago, también conocido como el Protoevangelio de Santiago, se escribió en el siglo II y relata la sagrada concepción y todo lo que ocurre en torno a este milagro.
Según este Evangelio apócrifo, José va en busca de una matrona, pero cuando vuelve con ella, el milagroso nacimiento ya ha tenido lugar. En ningún momento se menciona el nombre de la mujer.
La matrona anónima, atónita, corre a contarle lo sucedido a su amiga Salomé, quien también resulta ser una compañera de oficio.
El tercer punto del capítulo XIX reza lo siguiente: "Y la partera salió de la gruta, y encontró a Salomé, y le dijo: Salomé, Salomé, voy a contarte la maravilla extraordinaria, presenciada por mí, de una virgen que ha parido de un modo contrario a la naturaleza. Y Salomé repuso: Por la vida del Señor mi Dios,
que, si no pongo mi dedo en su vientre, y lo escruto, no creeré que una virgen haya
parido".
Salomé no estaba convencida de que la milagrosa concepción fuese real, por lo que quiso palpar por debajo del vestido de María y se quemó las manos. Después de lo ocurrido, Salomé le imploró perdón a Dios por su falta de fe.
"Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciendo: Salomé, Salomé, el Señor ha atendido tu súplica. Aproxímate al niño, tómalo en tus brazos, y él será para ti salud y alegría". Salomé tocó al niño Jesús y se curó. Esta es la última referencia que se hace a ella en el Libro de Santiago.
Salomé era un nombre muy popular entre las mujeres judías de la época. Deriva de la palabra hebrea shalom, que significa paz.
Hubo varias mujeres importantes con este nombre, entre ellas Salomé Alejandra, reina de Judea (imagen); Salomé I, hermana de Herodes I el Grande; y la hija de este, conocida como Salomé II.
Hay quienes también asocian este nombre a la la princesa judía Salomé (o Salomé III), la hija de Herodes II. Según cuenta la historia, fue ella quien le pidió a su padre la cabeza de san Juan Bautista en una bandeja de plata.
En la Biblia aparecen otras dos mujeres llamadas Salomé. Una fue discípula de Jesús y estuvo presente en el momento de su crucifixión, según el Evangelio de san Marcos.
Marcos 15:40–41 dice lo siguiente: "Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María la Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de Joset, y Salomé, las cuales, cuando estaba en Galilea, lo seguían y servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén".
Esta Salomé también podría haber sido la madre de Juan y Santiago, los primos y apóstoles de Jesús. En la Edad Media también se la conocía como María Salomé, una de las tres Marías. Al ser la hermana de María, madre de Jesús, era su tía.
La tumba de Salomé, el supuesto lugar de sepultura de la matrona de Jesús, fue descubierta por unos saqueadores en 1982. Las excavaciones arqueológicas comenzaron en 1984.
La tumba de la supuesta matrona de Jesús está ubicada al suroeste de Jerusalén, en lo que hoy en día es el parque nacional de Tel Laquis.
La tumba, hallada junto a otras en un gran complejo funerario, tenía el nombre de Salomé grabado. Se cree que la cueva fue un sitio de peregrinaje para los cristianos desde el siglo V.
Es probable que el complejo funerario donde se encuentra la tumba fuese construido por una familia adinerada de la época. Según la Autoridad de Antigüedades de Israel, "la tumba familiar da fe de que sus dueños eran unos pudientes de alto estatus que vivieron en la Sefelá (las tierras bajas de Judea) durante el periodo del Segundo Templo".
En 2022, los arqueólogos comenzaron a excavar y hallaron cosas extraordinarias, entre ellas un patio delantero con paredes de piedra grabadas.
El patio de acceso (de 350 metros cuadrados) también tenía un suelo de mosaico.
En la entrada también encontraron grabados de rosetas, granadas y jarrones de acanto.
También se encontraron restos de lo que en su día fueron puestos de mercado y lámparas de aceite, las cuales probablemente se alquilaban o vendían a los peregrinos en sus visitas a la cueva.
"Creemos que los peregrinos venían aquí, alquilaban lámparas de aceite, rezaban dentro y luego seguían su camino. Es como cuando hoy en día la gente va a la tumba de un rabino venerado y enciende una vela", explica Zvi Firer, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
La tumba tiene "una barbaridad de inscripciones siríaco y griego antiguo", explica Firer. Pero también hay muchas en árabe.
Los objetos hallados en las excavaciones se remontan a los siglos VIII y IX, lo que significa que los cristianos siguieron usando la tumba como lugar de peregrinaje durante unos 200 años más después de la conquista musulmana.
Una inscripción en griego reza: "Zacharia Ben Kerelis, dedicado a la santa Salomé". Los arqueólogos creen que este hombre fue un mecenas judío pudiente que financió la construcción de algunas partes de la tumba.
La tumba no está abierta al público de momento, pero hay planes para convertirla en parte del Camino de los Reyes, el cual cruza la Sefelá desde Beerseba hasta Beit Guvrin y abarca muchos yacimientos arqueológicos.
Fuentes: (The Guardian) (The Times of Israel) (Live Science) (See the Holy Land) (Grunge)
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¿Qué han descubierto los arqueólogos en la tumba de Salomé?
ESTILO DE VIDA Cristianismo
Según la tradición cristiana, una matrona llamada Salomé iba a asistir a María cuando esta dio a luz a Jesús. ¿Pero quién era en realidad? ¿Aparece en la Biblia? En 2022, unos arqueólogos descubrieron una tumba de 2000 años de antigüedad a escasa distancia de Jerusalén, una pieza perdida del puzle que ahora le da mucho más sentido a la historia. Si te pica la curiosidad y quieres saber más sobre esta figura, ¡sigue leyendo!