Tristemente, tendemos a pensar en las minorías y los extranjeros como seres inferiores a nosotros. Un estudio descubrió que sus participantes presentaban una menor actividad neuronal "asociada con pensar en los demás" cuando se los exponía a imágenes de sintecho y drogadictos.
Aunque hay muchos aspectos socioculturales en estas conductas deshumanizadoras, son algo que empezamos a manifestar desde pequeños. En dos estudios, a los niños de 5 y 6 años se les mostró una serie de rostros humanos y artificiales ambiguos y les preguntaron cuáles les parecían más humanos. Los que tenían un origen diferente (por ser de otra ciudad o género) fueron vistos como menos humanos.
En alemán hay una palabra para describir este sentimiento: Schadenfreude. Se refiere a la experiencia de sentir placer o alegría por la desdicha o el sufrimiento ajeno.
Un estudio de 2013 descubrió que incluso los niños de 4 años experimentaban este sentimiento, sobre todo si creían que la persona se lo merecía. Cabe señalar que con 3 años los niños ya son conscientes de si los demás les deben algo.
Un estudio descubrió que un grupo de niños de 6 años eligió pagar dinero para presenciar cómo golpeaban a un muñeco antisocial antes que usarlo para comprar pegatinas.
Nuestra sed de violencia es inherente a nuestra especie. "La agresión es algo común a prácticamente todos los vertebrados y es necesaria para no perder recursos importantes como las parejas, el territorio y la comida", comenta el profesor Craig Kennedy.
La violencia no siempre ha jugado un papel en nuestro desarrollo y evolución, pero nuestro cerebro nos recompensa por ella. "Hemos descubierto que la vía de la recompensa en el cerebro se activa en respuesta a una agresión y que la dopamina está implicada", añade Kennedy.
En un estudio, una mujer recibió descargas eléctricas como castigo por dar respuestas incorrectas. Las otras participantes la clasificaron como menos simpática cuando supieron que tendrían que volver a ver cómo la castigaban (sin poder aplacar su sufrimiento).
Devaluar a la mujer fue la forma que las participantes encontraron de sentirse menos mal por su impotencia.
Según el análisis del profesor Leo Montada del libro de Melvin Lerner Belief in a Just World, "culpar a las víctimas inocentes pasa a ser algo comprensible. [...] Las personas quieren creer que el mundo es justo y que toda la gente recoge lo que siembra aunque la información y las observaciones inmediatas pongan en tela de juicio esta perspectiva".
Los humanos tendemos a confiar de más en nuestros atributos y habilidades.
Un estudio realizado por la Universidad de Southampton en una cárcel inglesa descubrió que los reclusos se consideraban a sí mismos más amables, dignos de confianza, honestos, etc. que los demás, así como igual de respetuosos con la ley que quienes estaban fuera de prisión.
Dicho de manera sencilla, robamos por necesidad o diversión. De hecho, los participantes de un estudio que tomaron naltrexona (un fármaco para frenar el comportamiento adictivo) experimentaron una reducción del impulso de robar en comparación con los que tomaron placebo.
Solemos creer que sabemos más de la cuenta y que nuestra opinión vale más que la de los otros.
Un estudio de 1967 descubrió que los participantes que estaban a favor o en contra de la pena de muerte ignoraron todos los hechos que contradecían su punto de vista y no cambiaron de opinión. Esto se debe a que ceder habría socavado su sentido de la identidad.
Muchas personas detestan quedarse solas con sus pensamientos. De hecho, un estudio de 2004 descubrió que el 25% de las participantes preferían recibir descargas eléctricas antes que pasar 15 minutos consigo mismas. En el caso de los hombres, el número ascendía al 65%.
Otro estudio descubrió que la mayoría de participantes preferían estar entretenidos aunque estuviesen solos. Experimentaban menos placer al pensar que al hacer actividades cotidianas solitarias como leer o ver la televisión.
Los humanos mentimos todo el tiempo. Las razones varían en función del contexto, pero es algo que hacemos a diario. Una mentira piadosa de vez en cuando puede no hacer daño a nadie, pero engañar a los demás puede ser muy perjudicial. Curiosamente, los animales también tienen esta capacidad.
Un estudio de 2008 analizó las donaciones realizadas para mitigar los posibles efectos de los huracanes y descubrió que las personas que compartían inicial con el huracán estaban "sobrerrepresentadas" en comparación con el resto de la población.
"Este hallazgo sugiere que las personas empatizan más con la situación si comparten alguna característica con el desastre". Se trata de un claro ejemplo de egocentrismo implícito.
La hipocresía es algo natural para muchas personas. Los participantes de un estudio consideraron que este comportamiento egoísta era más justo cuando ellos lo cometían que cuando otros lo hacían.
Esta dualidad también se observa en la asimetría actor-observador, un tipo de sesgo que nos hace vincular las malas acciones de las otras personas a sus características, mientras que cuando somos nosotros quienes nos equivocamos le echamos la culpa a los factores circunstanciales.
Asimismo, criticamos más las faltas de respeto de las personas que nos son ajenas que las de nuestros seres queridos (p. ej. amigos y familiares).
Tendemos a sentirnos sexualmente atraídos (al menos a corto plazo) por personas que presentan lo que se conoce como la "tríada oscura" de los rasgos de personalidad, es decir, el narcisismo, la psicopatía y el maquiavelismo. Curiosamente, un estudio de 2016 también descubrió que las mujeres que preferían "hombres con rostros altamente narcisistas" tenían más hijos.
La infidelidad suele ocurrir por dos razones: insatisfacción con la vida sexual (p. ej. aburrimiento) o infelicidad en la relación. Esto no quiere decir que sean los dos únicos motivos, sino simplemente los más habituales.
Somos criaturas de hábito y tendemos a aferrarnos a los malos también, algo que justificamos de mil formas distintas porque creemos que no nos van afectar como al resto. Según Cindy Jardine de la Universidad de Alberta, entre las razones se incluyen "la rebeldía innata del ser humano, la necesidad de aceptación social, la incapacidad para comprender del todo la naturaleza del riesgo, la visión individualista del mundo, la habilidad para racionalizar los hábitos perjudiciales y la predisposición genética a la adicción".
Basta echar un vistazo a la historia de la humanidad para encontrar pruebas de esto. Desde empresarios hasta líderes políticos, muchos de ellos presentan rasgos psicopáticos que hacen que nos sintamos atraídos por su confianza, entre otras cosas.
Puede que alguna vez hayas entrado al trapo en discusiones de redes sociales. Esto se debe al efecto desinhibidor de internet, donde nos sentimos seguros y con derecho a decir cualquier cosa sin miedo a las repercusiones.
El acoso puede ser muy destructivo y, de hecho, es bastante omnipresente. Aunque las razones subyacentes pueden variar, suele nacer de un deseo de obtener estatus, dominancia y poder.
Algunos primates también hacen gala de este comportamiento, por lo que los científicos creen que podría tener algún propósito evolutivo.
Fuentes: (Live Science) (Journal of Applied Psychology) (British Psychological Society) (Big Think)
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Otro estudio descubrió que los jóvenes tienden a deshumanizar a los ancianos. Asimismo, las investigaciones demuestran que tanto los hombres como las mujeres tienden a deshumanizar a las mujeres borrachas.
Entendiendo los comportamientos humanos: Causas y efectos
La cara B de las personas
ESTILO DE VIDA Comportamiento humano
Ser humano es una experiencia extraordinaria, ¿pero alguna vez te has preguntado si somos buenos o malos por naturaleza? Está claro que hay muchos aspectos socioculturales y circunstanciales que influyen en cómo pensamos y actuamos, pero si dejamos a un lado los factores externos, ¿cómo somos en realidad? Algunas conductas humanas que son más perturbadoras que otras y la ciencia ha demostrado una y otra vez que, nos guste o no, forman parte de quienes somos. En esta galería exploramos el lado más oscuro del ser humano. ¡Acompáñanos!