Trazar límites claros es uno de los pilares de las amistades en el trabajo. Hay que saber dónde acaban las conversaciones personales y empiezan las profesionales para garantizar una correcta separación de ambos ámbitos.
Aunque todo el mundo aprecie la camaradería, la profesionalidad nunca debe verse comprometida. Ten en cuenta la dinámica laboral, deja a un lado el chismorreo y compórtate como es debido en el trabajo.
No todo el mundo quiere saber lo que piensas. Identifica a los compañeros que compartan tus valores y que sean discretos. Verbalizar tus ideas con un grupo selecto de personas minimizará el riesgo de tensión en el trabajo.
Reconoce y respeta los diferentes puntos de vista. Gestiona los desacuerdos con tacto, asegurándote de que estos sean constructivos y no destructivos.
Alégrate por los logros tanto propios como ajenos. Celebrar los éxitos del resto de compañeros ayudará a crear un ambiente positivo que refuerce los vínculos personales sin que los profesionales se resientan.
Los conflictos son inevitables, pero cómo los gestionas depende solo de ti. Aborda los problemas según surjan y de forma directa, comunicándote de manera abierta para poder resolverlos y mantener una dinámica de equipo saludable.
Aunque es natural sentir más afinidad con unos compañeros que con otros, haz un esfuerzo consciente por mantenerte imparcial para así fomentar un ambiente inclusivo.
Puedes afianzar tu vínculo con tus compañeros fuera del horario laboral. Eso sí, asegúrate de invitarlos a todos para que nadie se sienta excluido.
Elige las palabras con cuidado. La comunicación consciente ayuda a evitar los malentendidos. Deja claras tus intenciones, sobre todo cuando hables por escrito, para evitar que tus mensajes se malinterpreten.
Respeta los límites personales de cada uno. No te metas en la vida de los demás sin su permiso para evitar momentos incómodos.
Fomenta el crecimiento personal entre tus compañeros para que así todos se sientan motivados para alcanzar sus objetivos.
Anima a tus compañeros a hacer pausas cuando lo necesiten. Apoyaos los unos a los otros para mantener un equilibrio saludable entre la vida personal y la laboral.
Acepta los cambios con gracia. Las transiciones son inevitables, ya ocurran en el ámbito personal o laboral. Ser flexible ayudará a que las amistades no se resientan.
Entender los puntos de vista de los demás mejorará las relaciones laborales, fomentando un ambiente de apoyo y compasión.
Agradéceles a tus compañeros sus contribuciones. Un simple "gracias" puede tener una repercusión de lo más positiva.
Equilibrar las responsabilidades ayuda a que las amistades no se conviertan en un motivo de estrés.
La risa une a la gente, pero hay que tener cuidado con las bromas que se hacen. Evita los chistes que puedan ofender o incomodar a la gente.
Las amistades en el trabajo pueden ser un apoyo en los momentos difíciles, por no hablar de que pueden ayudar a mejorar la resiliencia tanto personal como laboral.
Comunica las expectativas con claridad y transparencia. Si una amistad se ve afectada por una serie de problemas relacionados con el trabajo, abórdalos con rapidez. Tener expectativas realistas puede ayudar a sortear los obstáculos.
Aprende a decir "no" con elegancia. Equilibrar los compromisos personales y laborales requiere poner límites. Rechaza las invitaciones o las tareas adicionales con educación para mantener una estabilidad saludable.
Organiza planes que fomenten la camaradería entre los miembros del equipo y que ayuden a hacer del lugar de trabajo un espacio más agradable y cohesionado.
Celebra los cumpleaños, aniversarios laborales y logros personales para crear recuerdos imborrables en equipo.
Reflexiona sobre si el equilibrio entre los aspectos personales y laborales de tu vida son saludables o no. Haz ajustes donde sea necesario para garantizar que así sea.
Promueve un ambiente en el que todos se sientan bienvenidos y valorados. Una cultura laboral que acepte la diversidad garantiza que las amistades se basen en el mutuo respeto.
Fomentar el crecimiento personal entre compañeros ayuda a crear un ambiente dinámico y estimulante, por no hablar de que convierte el aprendizaje en una aventura compartida.
Las amistades en el trabajo pueden dejar espacio para la orientación mutua. Guiaros y apoyaros los unos a los otros profesionalmente ayuda a promover una cultura de crecimiento personal.
Con el auge del teletrabajo, mantener la amistad con los compañeros puede implicar un mayor esfuerzo. Organiza quedadas virtuales para tomar café o para realizar actividades en equipo que ayuden a salvar la distancia.
Colaborad en proyectos o aspiraciones laborales. Trabajar juntos en pos de los mismos objetivos crea una sensación de éxito que profundiza los lazos de amistad.
Para mantener las amistades que has forjado en el trabajo es esencial que sepas cómo comportarte en la oficina. Mantente neutral y evita ponerte del lado de unos o de otros para que las relaciones tanto personales como profesionales no se resientan.
Fuentes: (Harvard Business Review) (Indeed)
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Las amistades en el trabajo requieren de un delicado equilibrio entre las conexiones personales y las responsabilidades laborales. Para quienes aún no saben cómo moverse por este terreno, es de vital importancia aprender a hacerlo. Si este es tu caso, en esta galería te ofrecemos varios consejos para poder disfrutar de tus nuevos vínculos sin perder la profesionalidad. ¡Haz clic para descubrirlos!
Secretos para equilibrar amistades de oficina y vida personal
¡Hay compañeros que se convierten en verdaderos amigos!
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