El primer paso (y probablemente el más obvio) es establecer un presupuesto mensual para no salirse de él y así evitar los gastos extra.
En internet hay muchas plantillas disponibles, pero lo importante es establecer un presupuesto que se ajuste a tu situación financiera. También puedes usar una aplicación que te permita hacer un seguimiento de tu progreso.
A algunas personas les funciona la técnica de pagar solo en metálico para así ser más conscientes de los gastos que hacen.
Esto se debe a que pagar en metálico hace que veas cómo el dinero se va físicamente y, por lo tanto, te obliga a pensar si de verdad necesitas hacer ese gasto.
No obstante, cabe mencionar que hacer un seguimiento de los gastos puede ser más difícil si solo se paga en metálico y esto no siempre es viable si vives en un lugar en el que prima el uso de las tarjetas.
Aunque parezca obvio, pararse un momento a pensar en los pros y contras de una compra es una gran manera de controlar los gastos impulsivos.
Al fin y al cabo, como el propio nombre indica, las compras impulsivas son aquellas que hacemos sin pensar en si el producto o servicio de verdad es necesario.
Asimismo, las compras impulsivas suelen ser el resultado de una decisión irracional o emocional, de ahí que sea importante estar bien a la hora de gastar dinero.
Por ejemplo, la próxima vez que estés aburrido, intenta entretenerte de otra forma que no sea echando un vistazo a las páginas de las tiendas que más te gusten.
En su lugar, sal a pasear o haz otra cosa que te ayuda a mantener la mente ocupada. Incluso acercarte a una tienda en la que no sientas la tentación de comprar nada es mejor.
Si estás a punto de comprar algo y no sabes si es una compra impulsiva, posponla hasta dentro de unos días.
Si después de varios días sigues pensando en hacer esa compra, siempre puedes volver y concluirla.
El margen de espera varía de una persona a otra. Hay quienes tan solo necesitan un día y quienes prefieren esperar un mes entero.
También puedes probar a retarte a ti mismo estableciendo un cierto periodo de tiempo en el que solo puedes gastar dinero en cosas esenciales.
Por ejemplo, puedes gastar en el alquiler o la hipoteca, en las compras del supermercado, etc., pero no en restaurantes o en zapatos nuevos, por ejemplo.
Participar en un reto de este tipo puede ayudarte a restablecer tus prioridades y a gastar con cabeza, destinando el dinero a saldar deudas o a incrementar tus ahorros.
Un gran truco para no comprar de manera impulsiva es eliminar los datos de tus tarjetas del navegador que suelas utilizar.
De esa manera, cada vez que quieras comprar algo tendrás que levantarte e ir a buscar la cartera en vez de pulsar un botón.
Puede que te lleve tan solo unos segundos, pero es tiempo suficiente como para plantearte si la compra de verdad está justificada o no.
También es buena idea que canceles la suscripción a todos los correos publicitarios de tus tiendas preferidas. Al fin y al cabo, son una forma más de tentación.
Hoy en día, los negocios son capaces de hacer un seguimiento de nuestros hábitos de consumo y ofrecernos descuentos de lo más tentadores.
Así pues, cancela las suscripciones a los correos, boletines y mensajes de texto de tus tiendas preferidas. Si no te enteras de que hay rebajas, no sentirás que te estás perdiendo algo.
Si ninguno de estos métodos te sirve, puede que sea momento de buscarte a alguien con quien ir de compras y que te ayude a controlar lo que gastas.
Sobra decir que debería ser alguien que ejerza una influencia positiva en ti y que no tenga miedo de decirte las cosas tal y como son si te pasas de la raya.
Darnos caprichos de vez en cuando no tiene nada de malo, pero cuando los impulsos se apoderan de nosotros e interfieren en nuestra economía, es momento de actuar.
Fuentes: (Rocket Money)
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Los mejores trucos para evitar las compras impulsivas
¡No te dejes llevar por la tentación!
ESTILO DE VIDA Compras
A todos nos gusta darnos caprichos de vez en cuando, ya sea salir a cenar a un restaurante nuevo o comprarnos unos zapatos que llevamos tiempo queriendo. ¡Y eso no tiene nada de malo! Los problemas solo vienen cuando esos caprichos puntuales se convierten en un hábito que acaba interfiriendo con nuestros objetivos financieros. Comprar de manera impulsiva es un problema más común de lo que se cree, pero hay ciertas medidas que podemos tomar para no pasarnos de la raya. Si quieres saber cuáles son y adoptarlas, ¡haz clic para seguir leyendo!