Satán (palabra procedente del hebreo que significa "adversario" o "acusador") simboliza el mal. Entre sus muchos nombres se incluyen Lucifer ("portador de la luz"), Belcebú ("señor de las moscas") y el Diablo ("calumniador"). En la Biblia, el profeta israelita Isaías también se refiere a él como "Estrella del día" o "Hijo del alba".
En la Biblia se lo representa de varias formas, como una serpiente, un dragón y, en ocasiones, Leviatán (una culebra acuática). Se le atribuye una naturaleza engañosa, por lo que también se dice que es capaz de disfrazarse de ángel de luz.
Muchos estudiosos actuales no ven a Satán como una entidad literal, sino como una representación simbólica del mal. Sin embargo, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento lo tratan como un ente real y recalcan su papel como adversario de Dios.
En el Antiguo Testamento, el Tabernáculo simboliza el cielo y la sala del trono de Dios. Este santuario portátil construido por Moisés se levantó siguiendo las instrucciones dadas por el Todopoderoso en el libro del Éxodo.
Lo más importante del Tabernáculo eran el Sanctasanctórum y el arca de la alianza (imagen). Los querubines, unos ángeles de alto rango, aparecían representados en el arca y uno de ellos era el propio Satán antes de perder el favor de Dios.
El sacerdote israelita Ezequiel se refiere a Satán como un "querubín protector de talla elevada". Este disfrutaba de una posición privilegiada en la sala del trono y servía al mismísimo Dios entre las "piedras de fuego".
Ezequiel lo describe como "dechado de perfección, lleno de sabiduría y de acabada belleza". Su papel en el cielo al principio era impecable y su conducta era intachable. Sin embargo, como ya sabemos, esto cambió.
Según se dice, su belleza y orgullo fueron su condena. Su sabiduría se corrompió y sus actos se volvieron engañosos. Su conducta en presencia de Dios cambió de reverente a violenta, lo que marcó el inicio de su rebelión contra el orden divino.
Isaías describe a Satán como una figura ambiciosa que buscaba estar por encima de los ángeles y ocupar el trono del mismísimo Dios. Su codicia iba más allá de querer gobernar a los ángeles, ya que buscaba estar al mismo nivel que el Todopoderoso.
En la Biblia, las estrellas suelen ser un símbolo de los ángeles. El deseo de Satán de "alzarse por encima de las estrellas de Dios" refleja su ambición de gobernar a las huestes del Todopoderoso y su disconformidad con el papel que este le asignó.
En el Evangelio según san Lucas, Jesús confirma la derrota de Satán al decir que este cayó del cielo como un rayo. Este suceso también se menciona en el Apocalipsis, donde se lo arroja como un dragón y se lo menciona como una "serpiente antigua" y como el "embaucador del mundo entero".
En el Apocalipsis también se cuenta que Satán, en forma de dragón, usó su cola para empujar a un tercio de las estrellas (ángeles) a la tierra con él. Esto no debe interpretarse de forma literal, sino simbólica. En términos proféticos, a un profeta mentiroso se lo describe como una "cola".
La caída de Satán ocurrió antes de la creación de la humanidad, de ahí que se presentase en el jardín del Edén en forma de serpiente. La tentación de Adán y Eva es un reflejo de su propia rebelión, ya que les persuadió para que buscasen el poder y el conocimiento más allá de su papel divino.
La tentación de Satán hacia Eva refleja sus propios deseos. Al convencerla de que ella debería ser "como Dios", no hizo más que continuar con su rebelión, intentando elevar a los demás a posiciones por encima de aquellas que les fueron asignadas igual que le pasó a él.
A pesar de su caída, Satán (al igual que el resto de ángeles caídos) mantuvo un acceso limitado al cielo y figuró entre los "hijos de Dios" en un concilio celestial para debatir asuntos polémicos relacionados con la humanidad.
El Apocalipsis narra una guerra celestial entre el arcángel Miguel y las huestes de Satán. Se trata de un conflicto simbólico que representa una guerra verbal en la que Satán cuestionó la autoridad divina y acabó siendo derrotado.
Tras ser derrotados por Miguel, Satán y sus acólitos fueron expulsados permanentemente del cielo, perdiendo cualquier acceso a la presencia de Dios. En Apocalipsis 12:8 se nos cuenta que "no quedó lugar para ellos en el cielo", sellando así su destino.
Se cree que, en última instancia, el objetivo de Satán era ocupar el lugar de Cristo, el legítimo soberano del cielo. La Biblia insinúa que la expulsión de Satán ocurrió tras la ascensión de Cristo a los cielos y después de que este reclamase el trono que Satán tanto codiciaba.
Según las sagradas escrituras, la segunda venida de Cristo dará comienzo a un periodo de paz, amor y felicidad que durará mil años. A este periodo se lo conoce como el Milenio y solo los justos vivirán en la tierra.
En Apocalipsis 20 se nos cuenta que a Satán se lo encadenará y se lo arrojará a un pozo sin fondo durante el Milenio. Estos elementos son simbólicos y representan la incapacidad de Satán de engañar o influir en las naciones durante este periodo.
Tras el Milenio, Satán será liberado durante un breve periodo de tiempo para que pueda engañar a las naciones de nuevo. La Biblia resalta que incluso tras su largo encarcelamiento, Satán seguirá siendo exactamente igual.
La última rebelión de Satán culminará con un ataque al campo de los santos y la nueva ciudad de Jerusalén. Este desafiante acto final hará que se imparta justicia divina y que el fuego procedente del cielo consuma a Satán y a sus seguidores.
Tras esta última derrota, Satán caerá al lago de fuego, donde recibirá un castigo eterno que marcará el fin de su influencia. Allí pasará el resto de sus días compartiendo destino con la bestia y el falso profeta.
Según las sagradas escrituras, el lago de fuego es la respuesta a la pregunta del castigo eterno de Satán. Representa la consecuencia final de su rebelión, por lo que su derrota y confinamiento garantizarán que nunca más pueda suponer un riesgo para la creación divina.
Una vez Satán sea arrojado al lago de fuego, se erradicará el mal del mundo. El Apocalipsis subraya que se restablecerá el orden y la paz en la creación, ya que el plan divino de Dios culminará con el fin de la influencia de Satán en el universo.
En el Infierno de Dante, publicado en 1321, la caída del cielo de Satán se representa como un suceso violento que da lugar al infierno. A él se lo encarcela en la parte más profunda del noveno círculo, donde se lo congela.
Dante describe a Satán como una bestia grotesca con varias cabezas y alas semejantes a las de un murciélago, algo que contrasta con su hermosa apariencia anterior. Sin embargo, la Biblia apenas ofrece información que corrobore esta perspectiva distorsionada del mito cristiano.
Fuentes: (TheCollector) (Christianity.com) (Britannica)
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Según esta interpretación, es posible que Satán engañase a un tercio de los ángeles del cielo, haciendo que se rebelasen junto a él y que acabasen siendo expulsados por Dios.
De ángel a demonio: la caída de Satán según la Biblia
Esto es lo que cuentan las sagradas escrituras
ESTILO DE VIDA Cristianismo
La caída en desgracia de Satán es uno de los relatos más cautivadores de la Biblia y la religión en general. Desde estar al lado de Dios hasta rebelarse contra él, no cabe duda de que su historia ha fascinado a teólogos, estudiosos y artistas desde hace muchos siglos. Muchos pasajes de la Biblia nos hablan de su ambición y de cómo esta acabó por ser su perdición. Sin embargo, ¿cómo abordan las sagradas escrituras este tema tan delicado? ¿Ofrecen detalles sobre el descenso a los infiernos de Satán y los otros ángeles caídos? ¡Haz clic para averiguarlo!