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Una persona con poder absoluto -

Un dictador es un líder político que goza de un poder y autoridad absolutos. Comúnmente asociados a la brutalidad para con sus súbditos, los dictadores pueden promulgar leyes y castigos en todos los ámbitos del gobierno y el ejército.

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Cómo llegan al poder -

Sin embargo, un dictador no necesariamente tiene que hacerse con el poder por la fuerza o de manera ilegal. Por ejemplo, el partido de Adolf Hitler ganó las elecciones de 1932 por mayoría simple.

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Cambiando las leyes -

Tras llegar al poder, los dictadores a veces modifican la ley a su favor con el beneplácito de los demás.

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La promesa de la seguridad -

El deseo de poder suele ser un reflejo del miedo a perder el control y la seguridad. Si la gente está asustada, puede que acabe siguiendo a un dictador aunque eso implique sacrificar sus derechos y libertades.

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En comunión con lo divino -

En la colina de Mansu (Pionyang, Corea del Norte) hay dos estatuas colosales de los líderes Kim Il-sung y Kim Jong-il. Religiosamente, los norcoreanos se acercan al monumento con los brazos a los lados y se inclinan ante él.

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Según Freud -

Sigmund Freud explicó una vez que los dictadores se aprovechan de los impulsos religiosos creando cultos seculares en torno a sí mismos.

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Más que un líder político -

Con una iconografía y unos rituales semejantes a los de las ceremonias religiosas, los dictadores pueden incluso asumir el papel de dioses. Y no solo eso...

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Anhelo de figuras paternas fuertes -

Uno de los factores fundamentales que hacen que la gente se sienta atraída por esta idea de un poder o autoridad supremos es la necesidad de una figura paterna idealizada.

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Cuando la necesidad aprieta -

Esto en parte se debe a que los padres son la base de nuestra supervivencia cuando somos pequeños. Cuando estos distan de ser perfectos, muchos buscan el apoyo de una figura paterna fuerte y poderosa en otras personas.

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Una mera ilusión -

Por desgracia, este anhelo de una figura paterna ciega a muchas personas y hace que no se den cuenta de que nadie es perfecto. Un líder tiránico puede explotar fácilmente esta devoción incondicional.

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Esperar lo mejor de los demás -

En una sociedad sana, la confianza mutua es uno de los pilares de la comunidad. Por desgracia, nuestra buena voluntad y fe en la humanidad a veces nos hace vulnerables a la manipulación.

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Subestimar a los tiranos -

Asimismo, la gente tiende a subestimar las maquinaciones de los tiranos, quienes no tienen ningún interés en las preocupaciones de los demás y están dispuestos a cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos.

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Posible admiración -

En cierto sentido, la gente admira o incluso envidia a los líderes autoritarios. Estos tienen confianza, poder y/o dinero, algo que muchas personas codician.

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Identificación -

Luego están las personas que de verdad se identifican e incluso admiran el comportamiento predatorio de los dictadores, aunque solo sea a cierto a nivel.

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El lado oscuro de los humanos -

Hay quienes admiran ese lado oscuro que ellos mismos reprimen o sienten que no pueden expresar, por lo que admiran la libertad de los dictadores para romper las normas y alcanzar la gloria.

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Atracción por la superficialidad -

Por triste que sea, los humanos son criaturas que se dejan llevar por el estatus y se obsesionan con lo material (ropa, autos, marcas, títulos, fama, glamur...). Por lo tanto, cuando un líder fuerte hace gala de todas estas cosas, es fácil ponerlo en un pedestal.

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No hay correlación moral -

Sin embargo, estas cosas no suelen guardar relación con la moral, la amabilidad o la profundidad del carácter humano. Solo son medallas para poder presumir ante los demás.

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Debilidad o inseguridad -

Cuando las personas tienen miedo, pasan por una crisis o sienten que no tienen el control de su propia vida, recurren a figuras fantasiosas para poder sentir un mínimo de fuerza y poder.

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Fascinación por la fuerza y el carisma -

Ya sean políticos o celebridades, la gente se refugia en las figuras con carisma, fuerza y poder, algunos de los atributos de los líderes autoritarios.

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Un extraño consuelo -

A estos tipos carismáticos se les da muy bien aparentar confianza, algo que tranquiliza a quienes se sienten inestables o inseguros.

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La gente cae en la red -

Cuando la vida parece desmoronarse, surge la atracción por quienes aparentan tenerlo todo, aunque solo sea una ilusión.

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Cobardía y pasividad -

Ya sea por miedo al castigo o a la responsabilidad, algunas personas prefieren quedarse al margen y dejar que sean otros los que marquen el compás.

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El peligro de la pasividad -

La pasividad puede funcionar hasta cierto punto para huir del conflicto y la atención iniciales. Sin embargo, es una forma muy peligrosa de dejar que los tiranos hagan y deshagan a su antojo sin consecuencias.

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La popularidad y el deseo de querer encajar -

Las personas tienden a dejarse influir por los líderes con muchos seguidores. Básicamente, la presión social puede con ellas.

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Un patrón social común -

Por desgracia, la presión social no es algo que desaparezca en la edad adulta. Por este motivo, mucha gente acaba congeniando con ciertos líderes.

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Aceptación de grupo -

Luego están quienes se hacen con más poder y seguidores poniéndose del lado de las "normas" designadas. Estos seguidores gozan de la aceptación del grupo incluso cuando el líder es malintencionado.

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Falta de pensamiento crítico -

Lo cierto es que es más fácil dejarse explotar por un tirano convincente si no te cuestionas ni analizas su discurso o sus motivaciones.

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Dejarse llevar por la corriente -

Por desgracia, a muchas personas no les importa dejarse llevar por la corriente. No tienen interés en mantenerse informadas y les da igual que ciertas cosas no tengan sentido.

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Falta de lógica y pensamiento crítico -

Tampoco se muestran escépticas o preocupadas por el hecho de que un solo individuo tenga el poder absoluto.

Fuentes: (Psychology Today) (Grunge) (Aeon)

Ver también: Las obsesiones más extrañas de los dictadores más crueles

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