El arrianismo nació de las enseñanzas del presbítero y sacerdote cirenaico Arrio. Sus creencias eran bastante similares a las de la Iglesia primitiva, pero los seguidores de esta doctrina consideraban que Jesús era menos que Dios.
Esta idea fue declarada oficialmente herética en el Primer Concilio de Nicea (325 d.C.). Arrio contó con un cierto apoyo de los emperadores romanos, pero cuando el catolicismo pasó a ser la religión oficial, el arrianismo cayó en el olvido.
Aunque sus orígenes se remontan al siglo II, no fue hasta el VIII que un obispo español llamado Elipando empezó a difundir esta doctrina. En esencia, los adopcionistas creían que Jesús solo era un hombre que había nacido sin ser divino.
Pero que fue recompensado por estar libre de pecado a través del bautismo, lo que lo convirtió en un hijo (adoptivo) de Dios. El movimiento fue considerado herético y, por lo tanto, acabó por desaparecer.
A diferencia de la Iglesia católica, los novacianos eran contrarios a la reintegración de los lapsi (los cristianos que abjuraron de su fe por presión de Roma) en la comunidad cristiana.
El movimiento fue impulsado por un sacerdote romano llamado Novaciano, quien estaba en desacuerdo con el papa Cornelio y, en consecuencia, se convirtió en un antipapa. La secta acabó perdiendo fuerza y desapareciendo.
El docetismo creía que Jesucristo no había tenido un cuerpo real. Sus seguidores estaban convencidos de que su apariencia había sido solo una ilusión. Como el cuerpo humano puede corromperse, Jesús no pudo ser mortal.
El docetismo surgió a finales del siglo I, por lo que fue una de las primeras sectas gnósticas. De hecho, su cisma aparece criticado en la Biblia: "En esto podréis conocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo" (1 Juan 4:2-3).
Ceciliano fue elegido obispo de Cartago en el siglo IV y consagrado por un obispo traditor (los traditores fueron quienes entregaron las escrituras para que las quemasen durante la persecución de los romanos).
Ceciliano se encontró con la oposición de Mayorino de Cartago y de todos aquellos que no habían perdonado a los traditores. Mayorino intentó que Constantino reconociese su secta, pero cuando san Agustín llegó al poder, el donatismo pasó a la historia.
El nombre de esta secta deriva de una palabra griega que significa "continencia". Sus orígenes se remontan al siglo II y su fundador fue un hombre llamado Taciano.
Los encratitas no solo no tenían sexo, sino que incluso se mostraban contrarios al matrimonio. Tampoco comían carne ni bebían alcohol. Teodosio el Grande acabó por ilegalizar esta secta, condenándola al olvido.
Esta secta gnóstica se remonta al siglo II. Sus seguidores aseguraban seguir las enseñanzas del hermano de Jesús, Santiago el Justo.
El catarismo se remonta a la Europa occidental del siglo XI. Sus seguidores creían que Dios había creado el mundo espiritual y Satán el material. La salvación solo podía tener lugar a través de un ritual similar al bautismo conocido como consolamentum.
Los cátaros creían que el alma era un ángel sin género condenado a reencarnarse por Satán. No comían carne ni tocaban miembros del sexo opuesto. Este movimiento fue especialmente fuerte en el sur de Francia, donde aún se conservan muchos castillos cátaros.
Esta secta deriva de Bulgaria y es más reciente, ya que se remonta al siglo X. Sus seguidores creían que Dios tenía dos hijos: Satán y Miguel. El primero se rebeló, bajó a la Tierra, creó el cuerpo humano y el mundo material. Miguel, el divino, creó el alma humana.
Los bogomilos eran contrarios a la exhibición de riqueza en la Iglesia y llevaban un estilo de vida austero. No bebían alcohol, no comían carne y no tenían sexo. También estaban en contra del sacerdocio, el bautismo y las reliquias materiales (como las cruces). El movimiento acabó por extinguirse en el siglo XVI. No obstante, aún quedan algunos vestigios, como esta tumba de Bosnia-Herzegovina.
Los borboritas, también conocidos como fibionitas, practicaban unos extraños rituales sacramentales sexuales que consistían en consumir sangre menstrual y semen (es decir, la sangre y el cuerpo de Cristo).
La doctrina de esta secta se basaba en la figura de Simón el Mago, quien era considerado un hereje e incluso tuvo un desencuentro con los apóstoles, tal y como se relata en los Hechos 8:9-24. Los simonianos, acusados de practicar magia, tan solo perduraron del siglo II al IV.
El montanismo podría considerarse el predecesor del pentecostalismo moderno, dado el énfasis que hacía en el Espíritu santo y en hablar en lenguas. Sus seguidores promulgaban la idea de que la segunda venida de Cristo era inminente y defendían el martirio y el ascetismo. Los montanistas acabaron siendo considerados herejes y perseguidos por ello.
Los marcionistas eran seguidores de Marción de Sinope. Este rechazaba al dios judío Yavé y aseguraba que no era el padre de Jesús. De hecho, Marción era contrario a todos los textos judíos (que más tarde conformarían el Antiguo Testamento). Creía que san Pablo era el único apóstol verdadero, fomentaba el celibato y prohibía el matrimonio. Al igual que otros gnósticos, nunca creyó que Jesús fuese humano.
Al contrario que los cristianos tradicionales, los carpocracianos defendían el libertinaje y creían en la reencarnación. El Evangelio secreto de Marcos, descubierto en el siglo XX, ofrece más información acerca de sus creencias.
Los marcosianos seguían las enseñanzas de su maestro Marcos. Creían en la numerología y en la teoría de las letras. Su teoría de los números estaba inspirada en los pitagóricos y consistía en asignar letras a los números. Por ejemplo, "Jesús" correspondía al 888, cifra que se obtiene al sumar las 24 letras del alfabeto griego.
El valentinianismo se basaba en las enseñanzas del teólogo gnóstico Valentín. Este creía en un ser primordial andrógino que tenía rasgos tanto masculinos como femeninos. El Evangelio de la Verdad, escrito por sus seguidores, ofrece más información sobre sus creencias.
Los basilideanos eran los seguidores de Basílides de Alejandría. Eran dualistas y emanacionistas, lo que significa que creían que la materia y el espíritu eran fuerzas separadas y opuestas. Jesús era un ser divino sin un cuerpo físico, por lo que no pudo ser crucificado. Los basilideanos creían que Jesús se intercambió por Simón de Cirene, quien murió en su lugar.
El término ofita deriva del griego ophis, que significa "serpiente". De hecho, su Eucaristía incluía una serpiente. Los seguidores de esta doctrina creían que la serpiente que tentó a Eva en realidad era la heroína. Esto se debe a que el Dios de la creación quería dominar a Adán y Eva privándoles del conocimiento.
Los setianos eran grandes seguidores de Set, el tercer hijo de Adán y Eva. Escribieron el Evangelio apócrifo de Juan, donde hacen referencia a un Dios desconocido con rasgos tanto masculinos como femeninos.
Fuentes: (Listverse 1 y 2)
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Según el teólogo cristiano Hipólito, los naassenios "veneraban a una serpiente". Se cree que esta doctrina fue impartida por Mariamna, una discípula de Santiago el Justo.
Como el propio nombre indica, los cainitas veneraban a Caín, el hijo de Adán y Eva injustamente castigado por Dios. Estos creían que la creación del mundo era un acto de maldad, por lo que los humanos no podían aspirar a la divinidad.
También creían que Judas Iscariote no traicionó a Jesús, sino que siguió sus órdenes. Si quieres saber más al respecto, el texto gnóstico del Evangelio de Judas contiene unas supuestas conversaciones entre él y Jesús. En lo que a la secta respecta, no perduró más allá del siglo II.
Desafíos a la fe: sectas que pusieron en jaque a la Iglesia católica
Los primeros cristianos rechazaron estas organizaciones
ESTILO DE VIDA Religión
Los inicios del cristianismo fueron de todo menos sencillos. Por aquel entonces existían numerosas creencias, interpretaciones y cismas. La mayoría desaparecieron después de que la Iglesia (principalmente la católica) se convirtiese en una institución. Las personas que fundaron estas sectas se conocen como gnósticos. Creían poseer un conocimiento secreto sobre Dios y lo divino, tenían visiones diferentes de Jesús y sus enseñanzas y, al ser considerados herejes por la Iglesia primitiva, muchos de sus textos fueron destruidos. En esta galería hacemos un repaso de estas sectas, sus creencias y por qué fueron repudiadas por los primeros cristianos. ¡Adelante!