Esta cámara actúa como reserva para otros bancos de semillas y para toda la humanidad. Gracias a su recóndita y (relativamente) estable ubicación, Svalbard es el lugar perfecto para almacenar semillas y germoplasma en caso de que otros bancos de semillas se vean amenazados.
En el sentido amplio de la palabra, es una materia vegetal que puede utilizarse para estudiar la naturaleza genética de cualquier planta, ya sean semillas, hojas o incluso la planta entera. En la cámara no solo se almacenan semillas, sino todo tipo de germoplasma.
El Banco Mundial de Semillas de Svalbard podría ser la clave para la supervivencia de nuestra especie si algún día se produjese una catástrofe mundial, como una hecatombe climática una guerra nuclear. Las semillas y el germoplasma almacenados en esta cámara servirían para alimentar a las personas en un escenario postapocalíptico.
El cambio climático, la geopolítica y las prácticas agrícolas irresponsables están causando estragos en el suministro mundial de alimentos. La pérdida de biodiversidad, las inundaciones y sequías extremas y las extinciones en masa son factores que afectan a la capacidad del planeta de producir comida.
En estos últimos años hemos sido testigos de cómo faltaban alimentos en todo el mundo, algo que se debe a la pérdida de diversidad de los cultivos.
La biodiversidad agrícola es esencial para garantizar que no haya escasez de alimentos. Cuanto más dependamos de monocultivos como el maíz, mayor será el riesgo de sufrir hambruna. A medida que la temperatura del planeta aumenta, las condiciones para mantener los grandes cultivos empeoran. La diversidad agrícola garantiza que si un cultivo falla, los demás sobrevivan para evitar que las personas pasen hambre.
Cuesta encontrar un lugar en el mundo más recóndito que Svalbard. Precisamente por eso es ideal para salvaguardar el futuro de la humanidad. Al estar situado en el Círculo Polar Ártico y rodeado por permafrost, es poco probable que el Banco Mundial de Semillas se vea afectado por una guerra o los efectos del cambio climático (al menos de momento).
Las temperaturas extremadamente frías de Svalbard, sumadas a la refrigeración de la cámara, son esenciales para preservar el germoplasma. Cuanto más frío sea el entorno, más tardan las semillas y la materia vegetal en madurar, lo que permite mantenerlas jóvenes y consumibles durante más tiempo.
El Banco Mundial de Semillas está bajo la jurisdicción del gobierno de Noruega, la Crop Trust y el Nordic Genetic Resource Center (NordGen). Crop Trust es una organización sin ánimo de lucro que cubre la mayoría de los gastos de mantenimiento de la cámara, mientras que NordGen gestiona las operaciones diarias, lleva los registros y supervisa la entrada y salida de semillas.
Más de 100 países han contribuido al proyecto, bien enviando semillas, bien ofreciendo apoyo financiero. Teniendo en cuenta que el Banco Mundial de Semillas es algo que potencialmente puede ayudar a toda la humanidad, muchos gobiernos han querido aportar su granito de arena.
La cámara se encuentra en las entrañas de una montaña de arenisca para protegerla del exterior todo lo posible. Para llegar a ella hay que atravesar un túnel de 146 metros de longitud.
Una vez atravesado el túnel, el edificio se compone de cinco partes. Un centro de control para monitorear la temperatura interna y externa y catalogar todos los materiales que hay en la cámara; una sala de generadores para suministrar energía a las máquinas de refrigeración; y, finalmente, tres cámaras separadas al fondo de todo el complejo arquitectónico.
En la actualidad, solo la cámara dos está en uso; la uno y la tres, de momento, están vacías. Cada una de ellas se encuentra a su vez entre dos cámaras estancas que las mantienen estériles y a una temperatura constante de -18 °C.
Cuando el Banco Mundial de Semillas se inauguró en 2008, estas se guardaban en frascos de cristal. Ahora, sin embargo, se almacenan en paquetes de papel de aluminio de tres capas. Cuando llegan nuevas cajas a las instalaciones, nadie las abre para garantizar su seguridad hasta que vuelvan a enviarse al exterior.
En 2021, en la cámara dos había 1.081.026 muestras de diferentes cultivos, las cuales abarcan nada más y nada menos que 13.000 años de historia de la agricultura. Algunas de las especies presentes en la cámara ya no existen. En total, las tres cámaras tienen una capacidad de almacenamiento de 4,5 millones de muestras, lo que se traduce en unos 2,25 mil millones de semillas y germoplasmas.
Aunque los trabajadores de NordGen se encargan del mantenimiento de la cámara, los germoplasmas que allí se almacenan siguen siendo propiedad de los bancos de semillas que los enviaron, por lo que no todos tienen acceso a ellos. La cámara, por lo tanto, actúa como el depósito de seguridad propio de cualquier otro tipo de banco.
El Banco Mundial de Semillas se inauguró en 2008, pero su concepción ya se llevaba planeando durante décadas. Todo se remonta al año 1984 en Noruega.
Fue ese año cuando el NordGen, antes conocido como Nordic Gene Bank, abrió un pequeño banco de semillas en una mina de carbón abandonada. Los organizadores pronto empezaron a gestar la idea de una cámara de almacenamiento a gran escala.
En 2001, 147 naciones y la Unión Europea firmaron el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, más comúnmente conocido como el tratado internacional de las semillas, con el propósito de compartir y respaldar los recursos genéticos para acabar con la escasez mundial de alimentos.
Tres años más tarde, en 2004, los miembros del tratado propusieron Noruega como sede para construir y mantener un banco internacional de semillas. El país aceptó y ese mismo año comenzaron las obras en Svalbard.
El 26 de febrero de 2008, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard abría sus puertas para empezar a recibir semillas y otras formas de germoplasma de todo el mundo.
En la entrada de la cámara se exhibe una obra del artista noruego Dyveke Sanne titulada "Perpetual Repercussion". Está hecha de acero inoxidable, prismas y espejos que hacen que la obra destaque en medio del yermo paisaje.
Como regalo de aniversario, la cámara suele recibir grandes cargamentos de semillas. En 2009, para celebrar el primero, el Banco Mundial de Semillas recibió cerca de 90.000 germoplasmas de cultivos. Para el décimo, 70.000 muestras, lo que hizo que el número total de depósitos alcanzase el millón.
Una de las razones por las que Svalbard fue elegida como sede era el hecho de que está cubierta de permafrost. Por definición, este debería mantenerse congelado durante todo el año, pero en 2016 el Ártico sufrió una ola de calor sin precedentes. Esto hizo que el permafrost se derritiese y formase goteras en el túnel que lleva a las cámaras, por lo que Noruega se vio obligada a reforzar el aislamiento para evitar que esto volviese a suceder.
En la cámara hay decenas de miles de cultivos diferentes y cada uno de ellos es importante. Algunos, sin embargo, debido a su gran uso y resistencia natural al cambio climático, pueden acabar siendo más relevantes que otros.
La alfalfa, por ejemplo, es esencial para la agricultura. No solo contribuye a mantener sano el suelo para que otros cultivos prosperen, sino que además favorece la diversidad de insectos en campos y granjas.
El maíz no es tan sorprendente como la alfalfa, pero no por ello es menos importante. Se trata del producto agrícola más consumido del mundo, por lo que su relevancia no puede pasarse por alto.
La cámara cuenta con más de siete millones de semillas de soja por una buena razón. No solo sirven para producir aceite y combustible, sino que en muchas partes del mundo también se utilizan como principal fuente de proteína en la comida para animales.
Fuentes: (Food Tank) (Time) (Svalbard Global Seed Vault)
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Este lugar podría ser la clave para la supervivencia de la humanidad
El último bastión para revertir los devastadores efectos del cambio climático se encuentra en Svalbard (Noruega)
ESTILO DE VIDA Cambio climático
El Banco Mundial de Semillas de Svalbard (Noruega) no solo es uno de los mayores logros de la humanidad, sino que algún día podría ser su única salvación. A pesar de las guerras y los cambios geopolíticos cada vez más drásticos del siglo XX y XXI, varios países se las han apañado para dejar a un lado sus diferencias y crear un proyecto conjunto en favor de todas las personas que habitan este mundo. Dicho proyecto es el Banco Mundial de Semillas o Cámara Global de Semillas, donde (como el propio nombre indica) se almacenan millones de semillas por si algún día se produjese una hecatombe climática. Un mundo subterráneo distópico en el que plantas de diversos países (algunos en guerra) conviven a temperaturas bajo cero. Si quieres saberlo todo sobre este fascinante lugar, ¡sigue leyendo!