¿Te dan envidia esas personas a las que no se les pegan las sábanas? Si tu ritmo circadiano te hace ser más productivo por las noches, la idea de madrugar y ponerte a hacer cosas de buena mañana igual te parece inalcanzable. ¡Pero no lo es! Aquí te ofrecemos una serie de consejos para, poco a poco, ir convirtiéndote en un madrugador y poder aprovechar el día al máximo. ¡Adelante!
En la vida hay dos tipos de personas: las que se levantan temprano y las que no. A estas últimas se les suele colgar el sambenito de ser vagas o poco ambiciosas.
Sin embargo, la sociedad ve a los madrugadores con buenos ojos. A estos se les considera energéticos y productivos, ya que tienen más horas por delante para hacer cosas.
A pesar de que esto no son nada más que prejuicios (todos tenemos un ritmo circadiano que nos condiciona de forma natural), es innegable que la sociedad favorece a quienes se levantan temprano.
Hasta que nos consigamos librar del horario laboral tradicional, quienes madrugan contarán siempre con el favor del resto del mundo.
Si siempre se te pegan las sábanas y te preguntas qué puedes hacer para convertirte en una persona madrugadora, tenemos varios consejos para ti.
Cuando se trata de adaptar nuestro reloj biológico, lo mejor es ir poco a poco. A nuestro cuerpo no le gustan los cambios drásticos, por lo que si te impones unos hábitos extremos, lo más normal es que no consigas mantenerlos por más de dos días.
Empieza por poner la alarma 15 minutos antes de lo habitual cada dos días. Una vez estés cómodo con tu nuevo horario, vuelve a repetir la técnica hasta que consigas levantarte a la hora deseada.
Resistir la tentación de posponer la alarma no es nada fácil, pero es el primer paso hacia un cambio de rutina.
El momento en el que menos cuesta levantarse es cuando suena la primera alarma. A partir de ahí, todo va cuesta abajo. Intenta acordarte de esto cuando sientas la tentación de posponerla cinco minutitos más.
Exponerte a la luz solar nada más empezar el día te ayuda a resetear el reloj biológico y a suprimir la producción de melatonina (la sustancia química que te hace sentir sueño).
Si puedes, intenta tomar el sol unos 20 o 30 minutos cada mañana nada más despertar. Descubre las cortinas o, mejor aún, ¡sal a dar un paseo!
Despertarse y salir de la cama a la misma hora todos los días, incluso de vacaciones, hará que madrugar cada vez se vuelva más fácil.
Si te está costando recordar estos consejos, aquí te dejamos seis pasos infalibles para ayudarte a despejarte por las mañanas.
Uno: no pospongas la alarma. Dos: sé activo durante la primera hora. Tres: dúchate o lávate la cara. Cuatro: exponte a la luz solar. Cinco: ponte música motivadora. Seis: llama a un amigo.
Aunque sea algo obvio, nunca está de más recordarlo. La cafeína es una sustancia altamente estimulante que puede interferir con tu descanso incluso horas después de haberla consumido.
Algunas personas son más resistentes a la cafeína, sobre todo aquellas que llevan muchos años consumiéndola en grandes cantidades. No obstante, para garantizar que nada interrumpa tu descanso, lo mejor es no tomar ni café ni té a partir de las 15:00.
Aunque no tengas un hambre voraz nada más levantarte, es importante que comas en algún momento de la mañana para empezar el día con energía.
Un desayuno rico en proteína, como una tostada con un huevo frito o un plátano con mantequilla de cacahuete, es la forma ideal de garantizar que tu cuerpo recibe los nutrientes que necesita.
Echar una cabezadita por la tarde puede ser muy tentador, sobre todo si todavía te estás acostumbrando a levantarte temprano.
No obstante, deberías evitarlo a toda costa, sobre todo después de las 15:00. Echarse la siesta interfiere con el descanso nocturno, por lo que solo conseguirás que te cueste más madrugar al día siguiente.
Varios estudios han demostrado que la exposición directa a luces brillantes antes de dormir hace que sea más difícil conciliar el sueño y, además, afecta a la calidad general del descanso.
Evita mirar el celular o ver la televisión dos horas antes de irte a la cama. Una forma de no caer en la tentación es dejar el celular fuera de la habitación.
A mucha gente le cuesta decidir si madrugar o no. Para evitar que te ocurra lo mismo, mantente firme en tu decisión.
La noche anterior, mentalízate para levantarte a una hora específica. De esta forma, cuando la alarma suene, solo tendrás que mantenerte fiel a tu decisión.
Saber en qué vas a emplear todo el tiempo libre que ganes una vez empieces a madrugar te ayudará a aprovecharlo.
De esta forma, no solo te sentirás más motivado, sino que además te ayudará a evitar la tentación de la siesta (¡eso solo sería dar un paso atrás!).
Un último consejo: no dejes la alarma cerca de ti. Si la tienes al alcance de tu mano, la pospondrás sin darte tan siquiera cuenta.
Si la dejas lejos de la cama, te obligarás a levantarte para apagarla, por lo que no te será tan fácil volver a quedarte dormido.
Aquí te dejamos varios consejos para que empieces a cambiar tus hábitos poco a poco y puedas aprovechar mejor el tiempo. Aunque madrugar no sea lo tuyo, con esfuerzo y constancia conseguirás todo lo que te propongas.
Fuentes: (CNET) (Lifehack)
Ver también: Estos alimentos y bebidas te ayudarán a dormir mejor
¿Disfrutar de madrugar? ¡Es posible!
Si sientes que te faltan horas para hacer todo lo que quieres, ¡empieza por levantarte más temprano!
ESTILO DE VIDA Gestión del tiempo
¿Te dan envidia esas personas a las que no se les pegan las sábanas? Si tu ritmo circadiano te hace ser más productivo por las noches, la idea de madrugar y ponerte a hacer cosas de buena mañana igual te parece inalcanzable. ¡Pero no lo es! Aquí te ofrecemos una serie de consejos para, poco a poco, ir convirtiéndote en un madrugador y poder aprovechar el día al máximo. ¡Adelante!