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No te olvides de ducharte antes de entrar - Todo el mundo debe ducharse antes de entrar en la piscina para quitarse el sudor y la suciedad. ¡Solo con nadar no sirve!

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No dejes dispositivos electrónicos cerca o dentro de la piscina -

Aunque en algunas piscinas esté permitido, nunca dejes dispositivos electrónicos cerca del agua (y mucho menos dentro) para no correr el riesgo de sufrir una descarga eléctrica.

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No tragues agua -

Hagas lo que hagas, ¡no tragues agua! En las piscinas públicas suele haber un parásito denominado Cryptosporidium que provoca diarrea.

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No juegues cerca del desagüe -

Si no quieres que una extremidad, el bañador o el pelo se enganchen en el desagüe y te impidan moverte, lo mejor que puedes hacer es nadar lejos de él.

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No te quedes mirando a los demás -

Cosificar, juzgar o reírse de quienes están en la piscina (o en cualquier otro lugar) está mal. Todo el mundo tiene derecho a sentirse cómodo, ¡así que no te quedes mirando!

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No nades si tienes diarrea o una herida abierta -

Para mantener el agua limpia y segura para el resto de personas, no te metas en la piscina si tienes diarrea o una herida abierta. ¡Los químicos no matan todas las bacterias!

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No uses vasos de cristal -

Los vasos, copas y botellas de cristal son una bomba de relojería. Si pretendes beber al lado o dentro de la piscina, usa recipientes de plástico.

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No empujes a nadie al agua -

Por muy tentador que sea, ¡no tires a nadie al agua! Puede que la caída sea más aparatosa de lo que crees y que la persona se haga daño.

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No nades con las uñas de los pies largas -

Córtate las uñas de los pies con frecuencia. ¡Nadie quiere llevarse una patada y un arañazo accidentales al nadar!

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No te olvides de ponerte crema solar -

No te olvides de ponerte crema solar con regularidad tanto antes como después de bañarte.

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No micciones en la piscina -

Aunque caiga de cajón, nunca está de más recordar el peligro para la salud que esto supone. Los investigadores han descubierto que cuando la orina y el sudor se mezclan con el cloro se forman dos químicos: tricloroamina y cloruro de cianógeno. La exposición a ellos puede irritar la piel y los ojos y provocar problemas de respiración.

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Localiza al socorrista -

Si no hay ningún socorrista montando guardia y no hay mucha gente en la piscina, espera a bañarte (sobre todo si tienes niños a tu cargo). ¡La seguridad es lo primero!

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Nunca eches cloro de golpe -

Echar una alta concentración de cloro en la piscina de golpe nunca es buena idea, ya que puede dañar el revestimiento de tres formas: dejando manchas de lejía, poniendo en riesgo su durabilidad y, a la larga, provocando fugas.

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No te tires de cabeza si no sabes cuál es la profundidad de la piscina -

A menos que sepas cómo de profunda es la piscina o la masa de agua, no te tires de cabeza. ¡Podrías llevarte una desagradable (y peligrosa) sorpresa! 

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Si bebes, no nades -

Aunque las fiestas para adultos en piscinas suelen tener alcohol de por medio, piénsatelo dos veces antes de meterte en el agua ebrio. El alcohol afecta a la motricidad, a la respiración y a la orientación, lo que aumenta el riesgo de sufrir accidentes.

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No dejes la piscina abierta y sin supervisar -

Asegúrate de que la piscina esté vallada según las disposiciones locales y mantén la zona cerrada siempre que no se use. Esto no solo es más seguro para los niños, sino también para las mascotas.

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No dejes que la piscina se ensucie -

Mantén la piscina limpia con los químicos adecuados. De esta forma no solo disfrutarás de un agua transparente, sino que también evitarás varios peligros para la salud.

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Nada de juegos arriesgados -

Algunos juegos, como hundir o tirar a alguien al agua, pueden volverse fácilmente peligrosos. ¡No los permitas!

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No te olvides de beber agua - Que no tengas sed no significa que no estés deshidratado. Haz una pausa cada media hora para beber agua y anima al resto de personas a hacer lo mismo.

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Ni de llevar el equipo de natación adecuado -

Hay ciertos accesorios que nunca pueden faltar en una piscina pública, como un gorro (para mantener el pelo seco y protegerlo de los químicos), unas gafas (para evitar que el cloro irrite los ojos) y un bañador adecuado (para reducir la resistencia al nadar).

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No hagas comidas copiosas antes de nadar -

Nadar requiere mucha energía, por lo que es importante no hacerlo con el estómago vacío. Sin embargo, meterse en la piscina demasiado lleno puede hacer que el cuerpo acabe expulsando la comida que acaba de recibir. Así que ya sabes: ¡nada de comidas copiosas!

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No corras por el borde de la piscina -

Los resbalones y las caídas son una de las causas de accidente más comunes en las piscinas. Para evitar riesgos innecesarios, no corras por el espacio (y mucho menos por el borde).

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No te olvides de calentar -

Nadar es un ejercicio extenuante para el que hay que prepararse bien. Empieza calentando y ve aumentando la intensidad poco a poco. No te metas en la piscina hasta que no sientas que ya estás listo.

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No ignores el nivel del agua -

Si el nivel del agua está por debajo del espumador, significa que la bomba aspirará aire en lugar de agua y empezará a funcionar en seco. Si esto se prolonga durante demasiado tiempo, puede provocar un sobrecalentamiento y llegar a fundir la carcasa de la bomba.

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No te olvides de leer las normas -

Las normas existen por un motivo: tu seguridad y la de los demás. ¡Así que asegúrate de estar al tanto de todas!

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No dejes a los niños desatendidos -

Si tienes que ausentarte por un momento, asegúrate de dejar a un adulto al cargo de tus hijos. ¡No los dejes solos bajo ningún concepto!

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No salpiques a los demás cuando entres en el agua -

Si estás en una piscina pública, a nadie le va a hacer gracia que le mojes sin su permiso. Hazlo solo si estás en una piscina privada o si hay poca gente alrededor.

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No cruces la calle -

Esto se aplica a las piscinas públicas, ya que las calles suelen estar divididas por velocidad (lenta, media y rápida). Si estás compartiendo el espacio, sé considerado y no te salgas de tu calle.

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No finjas estar ahogándote -

Esto es de todo menos divertido. Si lo haces, estarás distrayendo a los socorristas y a los adultos, lo que puede ser un problema si otra persona de verdad necesita ayuda. ¡Por no hablar de que si algún día de verdad estás en apuros puede que nadie te crea!

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No olvides de cambiarle el pañal bañador a tu hijo -

Estate pendiente y cámbiaselo con frecuencia. Asimismo, no te olvides de enseñarle a hablar contigo de higiene.

Fuentes: (LittleThings) (The Spruce) 

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