¿Por qué sucumbimos a las mentiras y cómo podemos liberarnos de ellas? - Las noticias falsas siempre son objeto de polémica, uno que a menudo guarda relación con el ego y el orgullo. Esto se debe a que todos creemos que somos pensadores críticos inmunes a la desinformación, pero lo cierto es que estamos condicionados para creer en cosas que no son verdad. Si quieres saber por qué, ¡sigue leyendo!

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Noticias falsas -

En los últimos años, las "fake news" han pasado a estar a la orden del día. El alcance de las redes sociales es un arma de doble filo, ya que el exceso de información hace que a veces circulen noticias por internet que simplemente no son ciertas.

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Separar la paja del trigo -

Si el cerebro humano fuese inmune a la desinformación, esto no sería un problema. Podríamos separar la verdad de la mentira y usarla para tomar decisiones fundamentadas.

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La condición humana -

La realidad, sin embargo, es que el cerebro humano es muy susceptible a la desinformación. Tendemos a creer mentiras que pueden llegar a ser increíblemente destructivas en muchos aspectos de nuestras vidas.

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La pregunta del millón -

Si las mentiras pueden llegar a ser tan terribles, ¿por qué nos las creemos? ¿Por qué nos cuesta tanto distinguir la verdad de la falsedad?

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La respuesta general -

La explicación que nos ofrece la ciencia a día de hoy es que nuestro sesgo psicológico nos hace vulnerable a las mentiras, de ahí que nos cueste no creer en ellas aunque lo intentemos.

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Más en detalle -

Parte de la explicación radica en un fenómeno conocido como el "efecto de la verdad ilusoria". Este se basa en el principio de que recurrimos a la familiaridad y a la facilidad de comprensión para darle forma a la verdad en nuestra cabeza.

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El efecto de la verdad ilusoria -

Esto significa que, cuanto más expuestos estemos a cierta información, más probabilidades tendremos de acabar creyendo en ella, independientemente de si es verdad o no.

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El día a día -

En nuestro día a día, esto tiene sentido y no siempre es negativo: la mayoría de afirmaciones que nos llegan son ciertas.

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En el contexto de las redes sociales -

En las redes sociales, sin embargo, esto adquiere un cariz peligroso, ya que hay personas con intenciones ocultas que hacen uso de la repetición como una forma de difundir mentiras.

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Pruebas significativas -

Las consecuencias del efecto de la verdad ilusoria son muy conocidas. Incluso hay un estudio que descubrió que una sola exposición a un titular falso podía hacer que este pareciese aún más cierto.

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Un defecto de base -

Por desgracia, parece que estamos condenados a luchar contra nuestra tendencia a creer en todo lo que vemos y oímos.

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Sesgo de confirmación -

Otro concepto que hay que tener en cuenta a la hora de entender esta tendencia a creer mentiras es el sesgo de confirmación.

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En otras palabras... -

Básicamente, el sesgo de confirmación es la tendencia a buscar información que encaje con lo que ya creemos o pensamos que sabemos.

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Cómo nos afecta -

Lo que esto quiere decir es que, una vez nos hayamos tragado una mentira (si, por ejemplo, hemos visto la misma noticia una y otra vez en redes sociales), es muy probable que caigamos en otras que la confirmen.

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Un fenómeno estudiado -

El sesgo de confirmación es un fenómeno muy estudiado y se lo considera una de las principales razones por las que el pensamiento crítico salta por la ventana en cuanto el contexto de las redes sociales entra por la puerta.

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El daño ya está hecho -

Y lo que es aún peor: los estudios demuestran que nuestros cerebros están configurados de tal forma que les resulta increíblemente difícil corregir la desinformación, aunque sean conscientes de ella.

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El efecto de la influencia continua -

Tanto es así, que hay mucho estudios que se refieren a este fenómeno como el "efecto de la influencia continua".

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La idea -

Este se basa en la idea de que las mentiras y la desinformación pueden influir continuamente en nuestra forma de pensar, aunque sepamos que no son correctas.

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El papel que juega la memoria -

Se cree que una de las razones por las que resulta difícil corregir la desinformación es que, aunque lo hagamos, esta no va a desaparecer de nuestra memoria.

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Coexistencia -

El estudio de las imágenes cerebrales demuestra que tanto la desinformación como su corrección coexisten en nuestra memoria y compiten por ser recordadas.

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Los recuerdos se desvanecen -

Con el tiempo, es probable que la corrección desaparezca de nuestra memoria y que solo nos quedemos con la desinformación.

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¿Qué opinan los expertos? -

Según la profesora de Psicología Nadia Brashier, "cuando le damos información correctiva a las personas, estamos plantándole cara a las limitaciones básicas de la memoria humana".

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El papel de la identidad -

Por último, este efecto tiene otra dimensión: la de la personalidad. A veces, la información falsa puede volverse parte de nuestra identidad o nuestras creencias.

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Modelos de pensamiento -

Tendemos a construir modelos mentales que respalden nuestra comprensión del mundo que nos rodea, de ahí que sea tan difícil retirar una pieza sin que todo se venga abajo.

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Cómo combatir la desinformación -

¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cómo combatimos nuestra tendencia a creer mentiras cuando se trata de algo tan profundamente arraigado en nuestra naturaleza?

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Entrena tu cerebro -

Los estudios apuntan a que podemos intentar entrenar nuestro cerebro para reconocer la desinformación antes de que tan siquiera nos expongamos a ella.

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En busca de pruebas fehacientes -

De hecho, un estudio reciente descubrió que ver vídeos sobre técnicas de manipulación comunes ayudaba a las personas a ser más escépticas.

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Siempre en guardia -

Otra forma de protegerte de la desinformación es preguntarte a ti mismo si lo que estás viendo en redes sociales es fidedigno o no.

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Un estudio reciente -

Otro estudio reciente llegó a la conclusión de que animar a las personas a valorar la veracidad de las noticias que veían en redes sociales las hacía menos propensas a compartir información falsa.

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En resumen -

Nadie es inmune a la desinformación, pero con la concienciación y las herramientas adecuadas, puedes paliar sus efectos.

Fuentes: (The Washington Post)

Ver también: ¿Cuál era la noticia del año cuando tú naciste?

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