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Que hagas preguntas que Internet puede responder - Algunas personas utilizan las preguntas para iniciar una conversación y otras las encuentran sencillamente molestas. Si le envías a alguien un correo electrónico con una pregunta fácil de buscar en Google, molestas el doble.

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Que escuches música con el volumen alto - O peor aún, cantando y/o silbando. Consigue auriculares con cancelación de ruido si realmente quieres acallar la oficina, pero no rompas las reglas no escritas.

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Que vayas a trabajar estando enfermo - Si estás enfermo, no le haces un favor a nadie al ir. Los constantes resoplidos y la posible propagación de gérmenes molestarán a todos. Además, nunca estornudes o tosas sin taparte la boca.

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Que compartas demasiado - Tener amigos en el trabajo es importante, pero hay algunos temas personales que nunca debes compartir o preguntar a otras personas.

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Que te asomes sobre la pared del cubículo para empezar una conversación - O distraigas constantemente a los colegas de una manera muy inquietante.

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Que pidas ayuda con los mismos problemas una y otra vez - Está claro que no te tomas el tiempo necesario para aprender a hacerlo bien, y no hay nada más molesto que enseñarle a alguien cómo hacer algo una y otra vez.

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Que llegues tarde - Llegar tarde a las reuniones significa que hay que repetir todo. Además, cuando llegas tarde todos los días, las personas que siempre son puntuales se molestan porque te sales con la tuya.

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Que robes comida del frigorífico - El café, el té y el azúcar suelen ser de uso común, pero cosas como el pan, las cremas para untar, las salsas y los aderezos para ensaladas casi seguro que no se pueden utilizar.

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Que pongas la oreja - Todo el mundo escucha, pero ten la decencia de ser sutil al respecto. Nadie aprecia que un tercero se meta en medio de la conversación y resulta un poco espeluznante cuando sacas a relucir algo con un colega que en realidad no te ha contado.

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Que dejes todo desorganizado - Ya sea en el escritorio de otra persona o en las zonas comunes, pero especialmente en el microondas y el fregadero de la cocina.

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Que escribas notas pasivo-agresivas - Dejar notas adhesivas por la oficina, en lugar de limitarse a hablar con alguien para abordar un problema, solo fomenta más la agresividad pasiva.

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Que acabes el café o el té y no prepares más - Tus colegas no son tus baristas.

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Que actúes como policía - Sobre todo cuando no eres el gerente o el jefe. Haz lo que te pagan por hacer.

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Que ajustes la temperatura del termostato sin preguntar -

Para cambiar la calefacción o el aire acondicionado sin tener en cuenta la comodidad de los demás hay que ser muy descarado.

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Que rías a carcajadas - Si eres de los que se ríen a carcajadas, quizá el trabajo no sea el lugar adecuado para ver vídeos graciosos. La risa siempre es importante, pero no dejes que tu propia alegría impida la de los demás. Además, los bostezos deben ser silenciosos.

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Que dejes el celular con sonido - Algunas personas parecen estar orgullosas de que su celular suene constantemente, pero cuando existe el modo silencioso, el ruido no es necesario.

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Que pidas donaciones - Para ser justos, a la mayoría de la gente le encantará hacer donaciones a organizaciones benéficas, patrocinar a colegas que realizan enormes hazañas o comprar galletas de las Girl Scouts, pero hay un límite. También hay un límite en el número de veces que se puede pedir en un año.

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Que organices reuniones sin necesidad - A nadie le gusta una reunión que podría haber sido un correo electronico.

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Que te quejes constantemente - Si te quejas del trabajo, en realidad solo consigues hundir a los compañeros felices y recordar a los infelices su propia infelicidad. Además, nadie quiere oír hablar de lo ocupado que estás.

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Que digas "A buenas horas" cuando alguien llega tarde - Si esa persona no llega siempre tarde, es probable que haya una razón y que ya esté teniendo un día difícil. No hay que hacer hincapié en las faltas puntuales de la gente.

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Que no cuides tu higiene personal - El olor desagradable es la forma más rápida de convertirse en la persona más odiada de la oficina. Y por el bien de tu carrera, no te quites los zapatos si te huelen los pies.

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Que te asees en el trabajo - No te pongas desodorante ni te cortes las uñas en tu escritorio y reserva tiempo para afeitarte a fondo en casa.

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Que lleves demasiada colonia o perfume - Peor aún es ponértela en el trabajo. Puede ser un verdadero dolor de cabeza para tus compañeros.

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Que acapares el material de oficina - En primer lugar, es raro. En segundo lugar, es molesto, especialmente cuando la gente realmente necesita esos suministros.

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Que cuentes chismes - Los chismosos de la oficina son como peces gordos en un estanque pequeño, simplemente porque creen que lo saben todo de todo el mundo y están dispuestos a compartir sus conocimientos con cualquiera que esté al alcance de sus oídos. Pero esto ya no es el instituto...

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Que hagas ruiditos - Ya sea el golpeteo de la mano o del pie, o la rodilla que sacude la mesa, el ruido y/o el movimiento repetido puede ser molesto y distraer.

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Que envíes constantemente emails "divertidos" - El correo en cadena está prohibido y lo que es divertido para ti no es más que un estorbo en la bandeja de entrada de otra persona.

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Que lleves comidas que huelen demasiado - Traer, preparar y comer comida increíblemente apestosa en la oficina puede ser bastante desconsiderado.

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Que hagas ruido al comer - Crujir, tragar, sorber... resérvalo para la sala de descanso.

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Que hagas preguntas inapropiadas o repetidas - Hacer preguntas personales, especialmente delante de los demás, y hacer las mismas preguntas todos los días (como qué ha comido alguien o qué va a hacer el fin de semana) suelen ser versiones molestas de la charla trivial.

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Que pongas al jefe en copia oculta en los emails - Especialmente cuando se trata de asuntos personales de alguien, de resaltar el error de un colega o de pedir que un colega haga algo por ti. Es solo una forma de ocultar algo.

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Que no te responsabilices de tus errores - O culpar a otros. Una empresa es como un equipo y tú debes ser un buen jugador de equipo.

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Que cuentes chismes por chat - Utilizar el messenger o el correo electrónico para cotillear es molesto en sí mismo y, no tan secreto como crees, cuando tú y tus compañeros empezáis a reíros al mismo tiempo.

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Que invadas el espacio personal de los demás - Los invasores del espacio varían desde estar un poquito más cerca hasta las cosquillas y los abrazos extraños. ¡Respeta el espacio personal!

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Que hables por teléfono demasiado alto - O utilices el altavoz. Tampoco dejes sonar el celular.

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Que te burles de quienes están a dieta con dulces - Llevar golosinas a la oficina es un buen gesto de vez en cuando, pero cuando sabes que tus compañeros de trabajo están a dieta, puede ser una tortura. Por el contrario, acabar con los dulces de los compañeros de trabajo tampoco está nada bien.

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Que dejes el aseo hecho un desastre - Algunos profesionales parecen absolutamente incapaces de utilizar un baño correctamente. Solo tienes que no orinar en el asiento, asegurarte de tirar de la cadena, no atascarlo y desechar las cosas correctamente.

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Que hagas la pelota al jefe -

Estar de acuerdo con ellos pase lo que pase, fingir que se trabaja duro cuando están cerca, menospreciar a los demás para quedar bien... ¿no te molesta solo de leerlo?

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