© Getty Images

Leer causa esterilidad -

Edward H. Clarke, quien fuera profesor de Harvard, escribió en su libro "Sex in Education, or A Fair Chance for the Girls" (1873) que las mujeres debían limitar su tiempo de lectura, ya que de lo contrario podían volverse irritables y estériles.

© Getty Images

La leche materna en realidad es sangre menstrual coagulada -

Según el Talmud y varios filósofos como Aristóteles, la leche materna era "sangre menstrual calentada, coagulada y blanqueada por el aire caliente". Esta creencia perduró hasta a Edad Media.

© Shutterstock

Las mujeres no deberían hacer ejercicio -

Según la asociación médica de Berlín del siglo XIX, el deporte era peligroso para las mujeres, ya que podía dañar sus órganos reproductores.

© Getty Images

Las mujeres no deberían hacer ejercicio -

Un médico incluso llegó a decir que saltar a la cuerda era malo para las niñas porque les aplanaba los pies, les dañaba los pulmones y les causaba problemas intestinales y dolor de cabeza crónico. ¡Casi nada!

© Getty Images

Las mujeres menstruantes pueden acabar con los enjambres -

Plinio el Viejo fue un naturalista y filósofo romano que describió los supuestos "poderes" que las mujeres menstruantes tenían en su obra "Historia natural". ¡Uno de ellos era nada más y nada menos que matar enjambres enteros con solo mirarlos!

© Shutterstock

Las mujeres menstruantes pueden "debilitar el brillo de los espejos" -

Plinio el Viejo creía firmemente que las mujeres eran capaces de modificar todo lo que las rodeaba cuando menstruaban, por lo que aseguró que estas podían debilitar el brillo de los espejos.

© Shutterstock

Las mujeres menstruantes pueden "desafilar una hoja de acero" -

Y, cómo no, estas debían mantenerse alejadas de cualquier espada, cuchillo u objeto afilado hecho de acero.

© Shutterstock

Las mujeres menstruantes pueden "arrebatarle el brillo al marfil" -

Hoy en día, el comercio de marfil es ilegal, pero en la antigua Roma se trataba de un bien preciado. Eso sí, ¡siempre y cuando las mujeres se mantuviesen alejadas de él!

© Shutterstock

Las mujeres embarazas corren el riesgo de tener bebés feos si ven cosas feas -

En su libro "The Pregnant Imagination, Fetal Rights, and Women's Bodies: A Historical Inquiry", Julia Epstein habla de cómo los médicos y filósofos del siglo XVIII se preguntaban si la causa de las malformaciones y marcas de nacimiento podían deberse a la "actividad imaginativa" de la mente de las madres.

© Shutterstock

Las mujeres tienen úteros errantes -

Hipócrates, el padre de la medicina moderna, también tenía creencias dudosas sobre la anatomía femenina. A él se le atribuye el término "histeria", el cual se utilizaba para designar cualquier alteración de la salud física o mental de las mujeres.

© Getty Images

Las mujeres tienen úteros errantes -

¿Y cuál era la causa de la histeria? ¡Úteros errantes! Sí, has leído bien: Hipócrates creía que el útero de una mujer se movía por todo su cuerpo, como si tuviese vida propia.

© Shutterstock

Las mujeres no experimentan deseo sexual -

En la época victoriana, se creía que los impulsos sexuales eran cosa de hombres. Estaba tan mal visto que las mujeres expresasen deseo, que hasta se dice que la propia reina Victoria le dijo a su hija que "se tumbase y pensase en Inglaterra" durante su noche de bodas.

© Getty Images

La masturbación femenina puede tener terribles consecuencias -

Asimismo, ya que las mujeres no sentían impulso sexual, no tenían razón para darse cariño a sí mismas. Incluso se creía que las mujeres que se masturbaban corrían el riesgo de no desarrollar pecho.

© Getty Images

La menstruación puede ser muy peligrosa para los niños -

San Alberto Magno, un monje del siglo XIII, escribió en su obra De Secretis Mulierum que los nocivos "vapores menstruales" de las mujeres podían "envenenar los ojos de los bebés".

© Shutterstock

La menstruación provoca enfermedades -

San Alberto Magno también añadió que las mujeres menstruantes tenían "tendencia a la epilepsia y la lepra" porque "su materia menstrual era extremadamente venenosa".

© Shutterstock

La menstruación hace que las flores se marchiten -

Esta creencia perduró durante siglos. Tanto es así que Bela Schick, quien fuera médico en los años 20, llegó a defender la existencia de una toxina menstrual denominada "menotoxina" que, entre otras cosas, podía hacer que las flores se marchitasen.

© Shutterstock

Los hombres tienen más dientes que las mujeres -

Aristóteles fue un gran filósofo, pero la biología humana no era su fuerte. Para empezar, estaba convencido de que las mujeres tenían menos dientes que los hombres.

© Shutterstock

La concepción solo es posible si las mujeres desean quedarse embarazadas -

Hay quienes aún creen que esto es cierto, como el diputado de Misuri Todd Akin, quien aún hizo alusión a esta idea en 2012. Según esta peligrosa teoría, las mujeres forzadas a tener sexo no pueden quedarse embarazadas porque sus cuerpos "se cierran en banda".

© Shutterstock

El cerebro de las mujeres es inferior al de los hombres -

Esta creencia ha servido como excusa para innumerables actos contra las mujeres, como negarles el derecho a votar. Sobra decir que la comunidad científica ha negado su veracidad en múltiples ocasiones.

© Public Domain

Las mujeres vírgenes tienen poderes curativos -

Para ser más concretos, se cree que pueden curar enfermedades venéreas en hombres. Esta peligrosa teoría aún está muy extendida en ciertas zonas del África subsahariana, Tailandia y la India.

© Shutterstock

La fertilidad es exclusiva de las mujeres -

Los antiguos egipcios creían que la fertilidad era responsabilidad exclusiva de las mujeres, una idea que muchas culturas perpetuaron durante varios siglos.

© Getty Images

El útero consta de siete compartimentos -

Según la literatura rabínica, el sexo del bebé dependerá del compartimento del útero en el que este se desarrolle. Los tres del lado derecho son para los niños, mientras que los tres de la izquierda son para las niñas. Si el feto se desarrolla en el del centro, entonces el bebé tendrá características de ambos sexos.

© Shutterstock

La sangre menstrual tiene poderes especiales -

Según santa Hildegarda de Bingen, una abadesa y mística alemana del siglo XII, la sangre menstrual no solo era tóxica y peligrosa, sino que también tenía propiedades mágicas, como la capacidad de curar la lepra.

© Getty Images

El útero es el responsable de los cambios de humor durante el embarazo -

Thomas Denman, un médico inglés del siglo XVIII, creía que el embarazo irritaba el útero, de ahí que las emociones de las mujeres en este estado fuesen tan volátiles.

© Shutterstock

La piel de las mujeres es más débil que la de los hombres -

La creencia de que las mujeres tienen una piel más porosa que los hombres se remonta a la Antigüedad. Supuestamente, la piel de las mujeres es más "esponjosa" para poder retener la humedad y la sangre en los pechos.

© Shutterstock

¿Mala personalidad? ¡La culpa es de los ovarios! -

En el siglo XVIII, se creía que los ovarios controlaban la personalidad de las mujeres. Por lo tanto, extraerlos podía corregir cualquier problema de carácter.

© Shutterstock

La menstruación es la purga de los males -

Durante los siglos XVI y XVII se creía que la menstruación era "una purga mensual de los humores malignos".

© Shutterstock

Los tampones hacen que las mujeres pierdan la virginidad -

Este mito empezó a difundirse en los años 30 con la llegada de los tampones de la marca Tampax al mercado.  

Fuentes: (The List) ('The Pregnant Imagination, Fetal Rights, and Women's Bodies: A Historical Inquiry') ('Natural History') ('Anatomy and the Doctrine of the Seven-Chamber Uterus in Rabbinic Literature') ('Sex in Education, or A Fair Chance for Girls')

Ver también: Los consejos sobre paternidad más extraños del siglo XIX

© Shutterstock