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Dolor articular y muscular
- Al interpretar el daño emocional como una amenaza, el cuerpo genera tensión muscular, lo que se traduce en un mayor dolor físico. Si esto se prolonga, puede que acabes con contracturas en el cuello, espalda y articulaciones.
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Inflamación
- Varios estudios demuestran que el duelo está vinculado a unos mayores niveles de inflamación del organismo, lo que puede desencadenar problemas cardiovasculares y otras enfermedades, por no hablar de un mayor riesgo de mortalidad.
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Migrañas
- Según el Tragedy Assistance Program for Survivors (TAPS), las migrañas causadas por los estados emocionales son la respuesta del sistema circulatorio al estrés prolongado, ya que el cuerpo reacciona dilatando los vasos sanguíneos. Esto presiona los tejidos colindantes y provoca un dolor de cabeza punzante. Las migrañas a menudo vienen acompañadas de problemas de visión, sensibilidad a la luz y al sonido y náuseas.
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Problemas digestivos
- Se sabe que la pena causa problemas digestivos pasajeros, como estreñimiento, diarrea, náuseas, dolor estomacal o sensación de vacío. De hecho, la reacción natural de algunas personas ante el sufrimiento es vomitar.
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Problemas digestivos
- Estos problemas digestivos a menudo se deben a una alteración de las rutinas o hábitos alimenticios, pero también a la tensión que genera el cuerpo como respuesta al daño emocional; la sangre se desvía del estómago al intestino y a los otros órganos más relevantes para nuestra supervivencia, como el cerebro, el corazón, los órganos sensoriales y los músculos de mayor tamaño de las piernas.
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Ganancia de peso
- Las personas tienden a ganar peso en los días, semanas o meses posteriores a una gran pérdida. Esto es el resultado de una combinación de factores, como un mayor sedentarismo, una sobreingesta emocional, un consumo de comida basura o a domicilio y el aislamiento, un infeliz efecto secundario del duelo, ya que normalmente son nuestros amigos y familiares quienes nos animan a adoptar unos hábitos más saludables.
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Pérdida de peso
- No obstante, la pena también puede causar el efecto contrario: no comer lo suficiente. Bien por saltarse comidas, bien por falta de apetito o por no comer nada en absoluto.
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Bajada de las defensas
- El estrés provocado por el duelo genera una mayor secreción de corticosteroides (hormonas del estrés), lo que puede reducir o suprimir nuestras defensas y la producción de glóbulos blancos, lo que nos hace más vulnerables a los virus e infecciones. Asimismo, las personas que están pasando por un mal momento emocional tienen más probabilidades de pillar catarro o gripe.
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Problemas cutáneos
- En respuesta a los altos niveles de estrés y a la bajada de las defensas, el cuerpo tiende a generar más granos de lo habitual.
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Mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares
- Según Verywell Mind, un estudio reveló que las personas con problemas cardiovasculares tenían una mayor probabilidad de sufrir infartos en los días siguientes a la pérdida de un ser querido.
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Dolor en el pecho y dificultad al respirar
- De acuerdo con Harvard Health, el duelo está asociado a cambios en las células de los músculos cardíacos y/o los vasos sanguíneos coronarios que impiden que el ventrículo izquierdo se contraiga como es debido, lo que resulta en un trastorno denominado "miocardiopatía por estrés" o "síndrome del corazón roto", cuyos síntomas son similares a los de un infarto: dolor en el pecho y dificultad al respirar.
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Empeoramiento de condiciones previas
- Las personas con condiciones previas (como diabetes o insuficiencia cardíaca) pueden sufrir un empeoramiento de los síntomas debido al aumento de las hormonas del estrés.
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Insomnio
- El insomnio ya es una tortura en sí mismo, pero si además le añadimos todos los problemas que conlleva no descansar como es debido, puede acabar convirtiéndose en un grave problema para salud, tanto a corto como largo plazo.
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Problemas para conciliar el sueño
- Los problemas derivados de la falta de sueño pueden acabar contigo, empezando por tu aspecto (p. ej. hinchazón de la cara y los ojos) y acabando por tu coordinación física, pasando por los trastornos cognitivos (p. ej. problemas de memoria).
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Dormir demasiado
- Dormir es una vía de escape para quienes están pasándolo mal, ya que les permite olvidarse temporalmente del dolor. No obstante, aunque un buen descanso es esencial para el cuerpo, pasar demasiadas horas en la cama de una sentada o dormir varias veces a lo largo del día puede tener efectos negativos y hacer que te sientas aún más aletargado.
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Alta presión arterial
- El flujo de hormonas del estrés que el cuerpo libera a causa de la pena puede provocar una subida de la presión arterial, incluso si no tienes problemas arteriales previos.
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Aumento del riesgo de formación de coágulos
- Las consecuencias físicas del duelo, como el aumento de la presión arterial y el aletargamiento, también pueden llevar a la formación de coágulos.
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Aumento del ritmo cardíaco
- Varios estudios han revelado que durante las primeras semanas de dolor emocional el ritmo cardíaco tiene a aumentar, lo que implica que existe un riesgo pasajero de sufrir infartos o de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
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Nervios/ansiedad
- La ansiedad a veces es más física que mental y puede manifestarse de muchas maneras: moviendo los dedos sin parar, yendo de un lado para otro, estando inquieto, sudando más de lo normal por manos y pies o sintiendo un cosquilleo u hormigueo en las extremidades.
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Nervios/ansiedad
- También puedes experimentar una mayor sensibilidad a los sonidos, sequedad bucal, sensación de temblor, agarrotamiento en la garganta o en el pecho y dificultad al respirar.
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Aumento de los síntomas de la alergia
- Como el duelo genera estrés y, a su vez, este debilita las defensas, puede ser que también notes un empeoramiento de tus alergias.
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Cansancio
- La pena puede hacer que te sientas agotado durante largos períodos de tiempo, incluso si duermes las horas necesarias por la noche. Esto puede provocar sensación de pesadez en las extremidades o dificultad para realizar tareas cotidianas.
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Adicciones
- El duelo también puede llevar a las personas a desarrollar adicciones para poder lidiar con sus sentimientos. Beber, fumar, tomar drogas, etc. son algunos de los hábitos dañinos más comunes.
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Cómo afecta la pena a los niños
- Los niños pueden experimentar el duelo de una forma muy diferente a los adultos. No obstante, aunque les cueste explicar lo que sienten, también pueden sufrir dolores de cabeza o estómago, trastornos del sueño, cambios de apetito y pesadillas.
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Recuerdos traumáticos
- Aunque pasen los años y creas que los problemas del pasado ya no te afectan, lo cierto es que algunos recuerdos pueden desencadenar respuestas fisiológicas como nudos en el estómago, escalofríos, insomnio o incluso ataques de pánico.
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¿Cuánto duran los síntomas físicos?
- Aunque es una generalización, la mayoría de estudios constatan que los síntomas físicos más fuertes se experimentan durante los primeros días o semanas después de la pérdida. Si bien es cierto que pueden durar más, lo habitual es que tiendan a mejorar con el paso del tiempo, al cabo de seis u ocho semanas. Asimismo, aunque puede que la pena no termine de irse del todo, los estudios revelan que la mayoría de los síntomas desaparecen casi por completo después de uno o dos años.
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El caso del "duelo complicado"
- Se cree que el 7% de las personas que pierden a un ser querido experimentan lo que se denomina como "duelo complicado", es decir, una prolongación anormal de los síntomas intensos asociados a la pena. Además del aspecto físico, estas personas suelen tener problemas de concentración, sentimientos no resueltos de enfado o tristeza o dificultad para asimilar la pérdida que han sufrido.
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Cómo superarlo
- Cuando hablamos de sentimientos complejos como el duelo, el proceso de curación no es algo lineal. No obstante, como la mayoría de síntomas físicos derivan de no cuidarnos como es debido, lo ideal es que adoptemos hábitos saludables, como beber agua, hacer ejercicio, consumir alimentos nutritivos, dormir bien y hacer planes que nos motiven a salir de casa y relacionarnos con los demás.
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Respeta el vínculo entre tu mente y tu cuerpo
- El duelo afecta a nuestra percepción de las cosas, por lo que cuidar de nuestro cuerpo es solo una parte de la ecuación. Ir al psicólogo, apoyarte en tus seres queridos, meditar o llevar un diario son solo algunas de las prácticas que puedes llevar a cabo para cuidar de tu salud mental. Fuentes: (Harvard Health) (Verywell Mind) (WebMD) (GoodTherapy) (The New York Times) (Country Living) (TAPS) Ver también: Cómo canalizar la energía negativa de forma saludable
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Dolor articular y muscular
- Al interpretar el daño emocional como una amenaza, el cuerpo genera tensión muscular, lo que se traduce en un mayor dolor físico. Si esto se prolonga, puede que acabes con contracturas en el cuello, espalda y articulaciones.
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Inflamación
- Varios estudios demuestran que el duelo está vinculado a unos mayores niveles de inflamación del organismo, lo que puede desencadenar problemas cardiovasculares y otras enfermedades, por no hablar de un mayor riesgo de mortalidad.
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Migrañas
- Según el Tragedy Assistance Program for Survivors (TAPS), las migrañas causadas por los estados emocionales son la respuesta del sistema circulatorio al estrés prolongado, ya que el cuerpo reacciona dilatando los vasos sanguíneos. Esto presiona los tejidos colindantes y provoca un dolor de cabeza punzante. Las migrañas a menudo vienen acompañadas de problemas de visión, sensibilidad a la luz y al sonido y náuseas.
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Problemas digestivos
- Se sabe que la pena causa problemas digestivos pasajeros, como estreñimiento, diarrea, náuseas, dolor estomacal o sensación de vacío. De hecho, la reacción natural de algunas personas ante el sufrimiento es vomitar.
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Problemas digestivos
- Estos problemas digestivos a menudo se deben a una alteración de las rutinas o hábitos alimenticios, pero también a la tensión que genera el cuerpo como respuesta al daño emocional; la sangre se desvía del estómago al intestino y a los otros órganos más relevantes para nuestra supervivencia, como el cerebro, el corazón, los órganos sensoriales y los músculos de mayor tamaño de las piernas.
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Ganancia de peso
- Las personas tienden a ganar peso en los días, semanas o meses posteriores a una gran pérdida. Esto es el resultado de una combinación de factores, como un mayor sedentarismo, una sobreingesta emocional, un consumo de comida basura o a domicilio y el aislamiento, un infeliz efecto secundario del duelo, ya que normalmente son nuestros amigos y familiares quienes nos animan a adoptar unos hábitos más saludables.
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Pérdida de peso
- No obstante, la pena también puede causar el efecto contrario: no comer lo suficiente. Bien por saltarse comidas, bien por falta de apetito o por no comer nada en absoluto.
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Bajada de las defensas
- El estrés provocado por el duelo genera una mayor secreción de corticosteroides (hormonas del estrés), lo que puede reducir o suprimir nuestras defensas y la producción de glóbulos blancos, lo que nos hace más vulnerables a los virus e infecciones. Asimismo, las personas que están pasando por un mal momento emocional tienen más probabilidades de pillar catarro o gripe.
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8 / 30 Fotos
Problemas cutáneos
- En respuesta a los altos niveles de estrés y a la bajada de las defensas, el cuerpo tiende a generar más granos de lo habitual.
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9 / 30 Fotos
Mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares
- Según Verywell Mind, un estudio reveló que las personas con problemas cardiovasculares tenían una mayor probabilidad de sufrir infartos en los días siguientes a la pérdida de un ser querido.
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Dolor en el pecho y dificultad al respirar
- De acuerdo con Harvard Health, el duelo está asociado a cambios en las células de los músculos cardíacos y/o los vasos sanguíneos coronarios que impiden que el ventrículo izquierdo se contraiga como es debido, lo que resulta en un trastorno denominado "miocardiopatía por estrés" o "síndrome del corazón roto", cuyos síntomas son similares a los de un infarto: dolor en el pecho y dificultad al respirar.
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Empeoramiento de condiciones previas
- Las personas con condiciones previas (como diabetes o insuficiencia cardíaca) pueden sufrir un empeoramiento de los síntomas debido al aumento de las hormonas del estrés.
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Insomnio
- El insomnio ya es una tortura en sí mismo, pero si además le añadimos todos los problemas que conlleva no descansar como es debido, puede acabar convirtiéndose en un grave problema para salud, tanto a corto como largo plazo.
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Problemas para conciliar el sueño
- Los problemas derivados de la falta de sueño pueden acabar contigo, empezando por tu aspecto (p. ej. hinchazón de la cara y los ojos) y acabando por tu coordinación física, pasando por los trastornos cognitivos (p. ej. problemas de memoria).
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Dormir demasiado
- Dormir es una vía de escape para quienes están pasándolo mal, ya que les permite olvidarse temporalmente del dolor. No obstante, aunque un buen descanso es esencial para el cuerpo, pasar demasiadas horas en la cama de una sentada o dormir varias veces a lo largo del día puede tener efectos negativos y hacer que te sientas aún más aletargado.
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Alta presión arterial
- El flujo de hormonas del estrés que el cuerpo libera a causa de la pena puede provocar una subida de la presión arterial, incluso si no tienes problemas arteriales previos.
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Aumento del riesgo de formación de coágulos
- Las consecuencias físicas del duelo, como el aumento de la presión arterial y el aletargamiento, también pueden llevar a la formación de coágulos.
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Aumento del ritmo cardíaco
- Varios estudios han revelado que durante las primeras semanas de dolor emocional el ritmo cardíaco tiene a aumentar, lo que implica que existe un riesgo pasajero de sufrir infartos o de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
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Nervios/ansiedad
- La ansiedad a veces es más física que mental y puede manifestarse de muchas maneras: moviendo los dedos sin parar, yendo de un lado para otro, estando inquieto, sudando más de lo normal por manos y pies o sintiendo un cosquilleo u hormigueo en las extremidades.
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Nervios/ansiedad
- También puedes experimentar una mayor sensibilidad a los sonidos, sequedad bucal, sensación de temblor, agarrotamiento en la garganta o en el pecho y dificultad al respirar.
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Aumento de los síntomas de la alergia
- Como el duelo genera estrés y, a su vez, este debilita las defensas, puede ser que también notes un empeoramiento de tus alergias.
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Cansancio
- La pena puede hacer que te sientas agotado durante largos períodos de tiempo, incluso si duermes las horas necesarias por la noche. Esto puede provocar sensación de pesadez en las extremidades o dificultad para realizar tareas cotidianas.
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Adicciones
- El duelo también puede llevar a las personas a desarrollar adicciones para poder lidiar con sus sentimientos. Beber, fumar, tomar drogas, etc. son algunos de los hábitos dañinos más comunes.
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23 / 30 Fotos
Cómo afecta la pena a los niños
- Los niños pueden experimentar el duelo de una forma muy diferente a los adultos. No obstante, aunque les cueste explicar lo que sienten, también pueden sufrir dolores de cabeza o estómago, trastornos del sueño, cambios de apetito y pesadillas.
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24 / 30 Fotos
Recuerdos traumáticos
- Aunque pasen los años y creas que los problemas del pasado ya no te afectan, lo cierto es que algunos recuerdos pueden desencadenar respuestas fisiológicas como nudos en el estómago, escalofríos, insomnio o incluso ataques de pánico.
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25 / 30 Fotos
¿Cuánto duran los síntomas físicos?
- Aunque es una generalización, la mayoría de estudios constatan que los síntomas físicos más fuertes se experimentan durante los primeros días o semanas después de la pérdida. Si bien es cierto que pueden durar más, lo habitual es que tiendan a mejorar con el paso del tiempo, al cabo de seis u ocho semanas. Asimismo, aunque puede que la pena no termine de irse del todo, los estudios revelan que la mayoría de los síntomas desaparecen casi por completo después de uno o dos años.
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El caso del "duelo complicado"
- Se cree que el 7% de las personas que pierden a un ser querido experimentan lo que se denomina como "duelo complicado", es decir, una prolongación anormal de los síntomas intensos asociados a la pena. Además del aspecto físico, estas personas suelen tener problemas de concentración, sentimientos no resueltos de enfado o tristeza o dificultad para asimilar la pérdida que han sufrido.
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27 / 30 Fotos
Cómo superarlo
- Cuando hablamos de sentimientos complejos como el duelo, el proceso de curación no es algo lineal. No obstante, como la mayoría de síntomas físicos derivan de no cuidarnos como es debido, lo ideal es que adoptemos hábitos saludables, como beber agua, hacer ejercicio, consumir alimentos nutritivos, dormir bien y hacer planes que nos motiven a salir de casa y relacionarnos con los demás.
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28 / 30 Fotos
Respeta el vínculo entre tu mente y tu cuerpo
- El duelo afecta a nuestra percepción de las cosas, por lo que cuidar de nuestro cuerpo es solo una parte de la ecuación. Ir al psicólogo, apoyarte en tus seres queridos, meditar o llevar un diario son solo algunas de las prácticas que puedes llevar a cabo para cuidar de tu salud mental. Fuentes: (Harvard Health) (Verywell Mind) (WebMD) (GoodTherapy) (The New York Times) (Country Living) (TAPS) Ver también: Cómo canalizar la energía negativa de forma saludable
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Efectos físicos del duelo: cómo afecta el luto a tu bienestar corporal
Estos son los síntomas físicos de un dolor que a menudo se considera solamente emocional
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El duelo o el luto a menudo se malinterpretan como un dolor meramente emocional, pero eso no es del todo cierto. El duelo es una reacción compleja, multidimensional y a veces incontrolable de nuestra mente y nuestro cuerpo ante sucesos traumáticos que nos cuesta asimilar, como la pérdida de un ser querido. Por lo tanto, es algo que nos afecta en muchos sentidos, no solo a nivel emocional.
Aunque el luto no siempre se canaliza de forma física, hay veces que el dolor es tan intenso que puede verse reflejado a través de respuestas fisiológicas. Si quieres saber cuáles son, ¡sigue leyendo!
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