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Empieza por analizar tu comportamiento y tus sentimientos - En el mundo en el que vivimos puede ser difícil sacar tiempo para conectar con nuestras emociones, pero observar la relación entre lo que sientes y lo que dices o haces puede cambiarte la vida.
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Responde en vez de reaccionar - Cuando te enfrentes a una situación conflictiva, no dejes que los arranques emocionales se apoderen de ti. Mantén la compostura y toma la decisión consciente de anteponer la resolución del conflicto a tu enfado.
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Escucha activamente
- Durante las conversaciones, las personas con inteligencia emocional escuchan y se aseguran de haber entendido todo antes de responder en lugar de esperar simplemente a que sea su turno para hablar. ¡Escuchar también incluye el lenguaje no verbal!
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Cuestiona tus opiniones - Todos vivimos en una cámara de eco en la que las personas que nos rodean refuerzan nuestras opiniones, pero hablar con gente que las ponga en duda puede ayudarte a ser más receptivo a otros puntos de vista.
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Responsabilízate - De tus acciones y sentimientos, así como de las consecuencias de ambas cosas, ya que las dos influyen en cómo se sienten y se comportan los demás.
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Saca tiempo para valorar lo positivo - Celebrar las acciones, los momentos y los sentimientos positivos es uno de los pilares de la inteligencia emocional, ya que ayuda a generar resiliencia y a mantener relaciones enriquecedoras.
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Sé accesible - Para escuchar a los demás, antes tienes que hacer que sientan lo suficientemente cómodos como para expresarte sus emociones.
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7 / 30 Fotos
Come bien - Muchas personas subestiman el poder que la comida tiene sobre el estado mental, pero comer mal puede tener graves consecuencias para el ánimo (de la misma manera que hacerlo bien puede ser increíblemente beneficioso).
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8 / 30 Fotos
Identifica tus desencadenantes emocionales - Y, después, intenta predecir esas emociones y prever cuándo van a salir a flote. Ponles nombre para despojarles del poder que tienen sobre ti.
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9 / 30 Fotos
Haz algo que te ayude a salir del bucle - Es importante dejar que las emociones sigan su curso, pero siempre puedes hacer cosas como yoga, leer o meditar para canalizarlas.
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10 / 30 Fotos
Practica y fomenta el optimismo - Aunque tengas un mal día, no lo pagues con los demás. Las personas con inteligencia emocional son conscientes de su humor y del de los otros y saben cómo comportarse adecuadamente.
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11 / 30 Fotos
Interésate - Si no te interesa tu trabajo o la gente con la que hablas, es imposible profundizar en ello de manera positiva.
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12 / 30 Fotos
Evita los dramas, quejarte y presionar a los demás - No dejes que la negatividad de los demás rija tu vida. Al evitar estas cosas también evitas adoptar el papel de víctima y te permites confiar en ti mismo y en tu capacidad para resolver problemas.
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13 / 30 Fotos
Ponte objetivos realistas - La motivación es otro pilar de la inteligencia emocional, por lo que es importante que te pongas objetivos realistas que te animen a seguir hacia delante y que te hagan confiar más en ti mismo a medida que los vayas alcanzando.
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14 / 30 Fotos
Vive el presente - Regodearte en el pasado te impide disfrutar del presente y crecer como persona.
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15 / 30 Fotos
Date tiempo - La inteligencia emocional no es algo que se adquiera de un día para otro, sino algo que solo va a mejor con el tiempo.
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16 / 30 Fotos
Señales de que tienes inteligencia emocional - En primer lugar, reflexionas sobre tus sentimientos. La inteligencia emocional empieza por la conciencia propia y social, lo que significa que piensas en la repercusión que las emociones tienen en tus pensamientos y en los de los demás.
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17 / 30 Fotos
Aprendes de las críticas - En lugar de enfadarte o de ponerte a la defensiva, eres capaz de aprovechar la oportunidad para aprender, ya sea sobre ti o sobre la persona que te está criticando.
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18 / 30 Fotos
Eres auténtico con todo el mundo - Auténtico en el sentido de que dices lo que piensas y piensas en lo que dices sin perder de vista tus principios.
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Piensas antes de hablar o de actuar - Esta simple pausa es una señal de que estás ponderando qué emociones son pasajeras antes de hacer algo al respecto.
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No tienes miedo de pedir disculpas - A muchas personas les cuesta pedir perdón. La inteligencia emocional implica tener el valor, la humildad y las prioridades suficientes como para pedir disculpas aunque creas tener razón.
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21 / 30 Fotos
Intentas controlar tus pensamientos - Y lo haces casi como una respuesta directa al hecho de que sabes que no puedes controlar tus emociones, pero sí cómo gestionarlas.
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No faltas a tus compromisos - Aunque sea algo tan sencillo como salir a tomar café, no faltar a tus compromisos hace que los demás te perciban como alguien constante y digno de confianza.
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Sientes empatía - Mostrar empatía es mucho más difícil de lo que parece, ya que requiere dejar a un lado nuestras propias opiniones y ver las situaciones desde la perspectiva de los demás. La clave no reside en estar de acuerdo, sino en ser comprensivo.
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Celebras los logros ajenos - A todo el mundo le gusta sentirse apreciado, por lo que harías bien en alabar los logros de los demás para ayudarles a ser la mejor versión de sí mismos.
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Haces críticas constructivas - Criticar a los demás es fácil. Lo difícil es hacerlo de tal forma que resulte inspirador y no ofensivo.
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26 / 30 Fotos
Perdonas y olvidas - Es más fácil decirlo que hacerlo, pero merece la pena. Aunque parezca que estás dejando que los demás se salgan con la suya, en realidad solo te estás permitiendo pasar página.
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Ayudas a los demás - Tener inteligencia emocional implica comportarse de forma beneficiosa para el bienestar propio y ajeno. Ayudar a alguien puede valer más que todos los regalos del mundo.
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Te proteges de la manipulación
- La inteligencia emocional puede ser muy peligrosa cuando los demás se aprovechan de ella para su beneficio, por lo que reconocer la manipulación emocional puede requerir trabajo, pero no es imposible. No te pierdas: La importancia de la inteligencia emocional en tu vida profesional
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Empieza por analizar tu comportamiento y tus sentimientos - En el mundo en el que vivimos puede ser difícil sacar tiempo para conectar con nuestras emociones, pero observar la relación entre lo que sientes y lo que dices o haces puede cambiarte la vida.
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Responde en vez de reaccionar - Cuando te enfrentes a una situación conflictiva, no dejes que los arranques emocionales se apoderen de ti. Mantén la compostura y toma la decisión consciente de anteponer la resolución del conflicto a tu enfado.
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Escucha activamente
- Durante las conversaciones, las personas con inteligencia emocional escuchan y se aseguran de haber entendido todo antes de responder en lugar de esperar simplemente a que sea su turno para hablar. ¡Escuchar también incluye el lenguaje no verbal!
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Cuestiona tus opiniones - Todos vivimos en una cámara de eco en la que las personas que nos rodean refuerzan nuestras opiniones, pero hablar con gente que las ponga en duda puede ayudarte a ser más receptivo a otros puntos de vista.
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Responsabilízate - De tus acciones y sentimientos, así como de las consecuencias de ambas cosas, ya que las dos influyen en cómo se sienten y se comportan los demás.
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Saca tiempo para valorar lo positivo - Celebrar las acciones, los momentos y los sentimientos positivos es uno de los pilares de la inteligencia emocional, ya que ayuda a generar resiliencia y a mantener relaciones enriquecedoras.
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Sé accesible - Para escuchar a los demás, antes tienes que hacer que sientan lo suficientemente cómodos como para expresarte sus emociones.
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Come bien - Muchas personas subestiman el poder que la comida tiene sobre el estado mental, pero comer mal puede tener graves consecuencias para el ánimo (de la misma manera que hacerlo bien puede ser increíblemente beneficioso).
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Identifica tus desencadenantes emocionales - Y, después, intenta predecir esas emociones y prever cuándo van a salir a flote. Ponles nombre para despojarles del poder que tienen sobre ti.
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Haz algo que te ayude a salir del bucle - Es importante dejar que las emociones sigan su curso, pero siempre puedes hacer cosas como yoga, leer o meditar para canalizarlas.
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Practica y fomenta el optimismo - Aunque tengas un mal día, no lo pagues con los demás. Las personas con inteligencia emocional son conscientes de su humor y del de los otros y saben cómo comportarse adecuadamente.
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Interésate - Si no te interesa tu trabajo o la gente con la que hablas, es imposible profundizar en ello de manera positiva.
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Evita los dramas, quejarte y presionar a los demás - No dejes que la negatividad de los demás rija tu vida. Al evitar estas cosas también evitas adoptar el papel de víctima y te permites confiar en ti mismo y en tu capacidad para resolver problemas.
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Ponte objetivos realistas - La motivación es otro pilar de la inteligencia emocional, por lo que es importante que te pongas objetivos realistas que te animen a seguir hacia delante y que te hagan confiar más en ti mismo a medida que los vayas alcanzando.
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Vive el presente - Regodearte en el pasado te impide disfrutar del presente y crecer como persona.
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Date tiempo - La inteligencia emocional no es algo que se adquiera de un día para otro, sino algo que solo va a mejor con el tiempo.
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Señales de que tienes inteligencia emocional - En primer lugar, reflexionas sobre tus sentimientos. La inteligencia emocional empieza por la conciencia propia y social, lo que significa que piensas en la repercusión que las emociones tienen en tus pensamientos y en los de los demás.
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Aprendes de las críticas - En lugar de enfadarte o de ponerte a la defensiva, eres capaz de aprovechar la oportunidad para aprender, ya sea sobre ti o sobre la persona que te está criticando.
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Eres auténtico con todo el mundo - Auténtico en el sentido de que dices lo que piensas y piensas en lo que dices sin perder de vista tus principios.
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Piensas antes de hablar o de actuar - Esta simple pausa es una señal de que estás ponderando qué emociones son pasajeras antes de hacer algo al respecto.
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No tienes miedo de pedir disculpas - A muchas personas les cuesta pedir perdón. La inteligencia emocional implica tener el valor, la humildad y las prioridades suficientes como para pedir disculpas aunque creas tener razón.
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Intentas controlar tus pensamientos - Y lo haces casi como una respuesta directa al hecho de que sabes que no puedes controlar tus emociones, pero sí cómo gestionarlas.
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No faltas a tus compromisos - Aunque sea algo tan sencillo como salir a tomar café, no faltar a tus compromisos hace que los demás te perciban como alguien constante y digno de confianza.
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Sientes empatía - Mostrar empatía es mucho más difícil de lo que parece, ya que requiere dejar a un lado nuestras propias opiniones y ver las situaciones desde la perspectiva de los demás. La clave no reside en estar de acuerdo, sino en ser comprensivo.
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Celebras los logros ajenos - A todo el mundo le gusta sentirse apreciado, por lo que harías bien en alabar los logros de los demás para ayudarles a ser la mejor versión de sí mismos.
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Haces críticas constructivas - Criticar a los demás es fácil. Lo difícil es hacerlo de tal forma que resulte inspirador y no ofensivo.
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Ayudas a los demás - Tener inteligencia emocional implica comportarse de forma beneficiosa para el bienestar propio y ajeno. Ayudar a alguien puede valer más que todos los regalos del mundo.
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Te proteges de la manipulación
- La inteligencia emocional puede ser muy peligrosa cuando los demás se aprovechan de ella para su beneficio, por lo que reconocer la manipulación emocional puede requerir trabajo, pero no es imposible. No te pierdas: La importancia de la inteligencia emocional en tu vida profesional
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¿Cómo vas de inteligencia emocional?
Los estudios apuntan a que las personas con una gran inteligencia emocional rinden más en el trabajo
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Puede que hayas oído el término "inteligencia emocional" en el trabajo o en tu vida privada, ¿pero sabes de verdad lo que significa? El concepto se popularizó en 1995, cuando el psicólogo Daniel Goleman publicó un libro al respecto, dando a entender que comprender y gestionar las emociones puede realmente mejorar las posibilidades de alcanzar el éxito. En resumidas cuentas, la inteligencia emocional es la capacidad de identificar, expresar y responder adecuadamente a las emociones tanto propias como ajenas. Los estudios demuestran que las personas con una gran inteligencia emocional gozan de una mejor salud mental, rinden más en el trabajo y tienen más madera de líderes. Si quieres saber cómo de desarrollada está la tuya en base a la información proporcionada por Inc y descubrir prácticas diarias para mejorarla, ¡haz clic para seguir leyendo!
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