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La esponja vieja -

Las esponjas son caldo de cultivo para las bacterias. Cuando están viejas no deberías usarlas absolutamente para nada.

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Platos agrietados -

Acabarán rompiendo, así que sácalos ya de tu cocina.

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Menús -

Con la tecnología que tenemos ahora, no necesitas los panfletos de tus restaurantes favoritos para nada.

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Recipientes de plástico -

Los recipientes de plástico pueden ser muy útiles para almacenar comida, ¿pero cuántos vas a usar al mismo tiempo?

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Bolsas reutilizables -

Son fantásticas, pero ¡no las acumules!

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Viejos recipientes de cerámica -

Algunos pueden contener plomo, así que si se empiezan a deteriorar, deshazte de ellos.

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Utensilios viejos -

Al mínimo rastro de óxido, échalo a la basura. Y lo mismo se aplica a cualquier herramienta que esté casi rota.

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Tazas astilladas -

Si tienes que tener cuidado cada vez que das un sorbo para no tocar con los labios en la rotura, es hora de decirle adiós.

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Ollas oxidadas -

Representan un auténtico peligro para la salud. Las únicas que puedes limpiar y volver a utilizar son las de hierro fundido.

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Trapos -

Si son viejos, descártalos. Además, lava con frecuencia los que sí utilices para evitar que favorezcan el crecimiento de bacterias.

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Guantes de horno rasgados -

Tienen que estar en buenas condiciones para que no te quemes.

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Coladores -

Si están oxidados, no te sirven y ponen tu salud en riesgo. Si están rasgados, también son inútiles. 

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Aparatos sin usar -

A alguien, en algún lugar del mundo, le encantaría tener esa licuadora que tú nunca usaste. Así que... ¿por qué no donar los aparatos que no utilizas?

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La taza que nunca utilizaste -

Sí, ya sabes, aquella taza que tu suegra te trajo de su viaje hace 10 años.

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Frascos -

Los frascos son fantásticos y podemos usarlos de 1.000 formas diferentes, ¿pero cuántas tapas extra tienes en los cajones?

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Botellas de agua -

Una por persona, no más.

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Bolsas de plástico -

¿Cuántas tienes en casa? Sé honesto. Seguro que puedes reciclar algunas.

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Palillos chinos desechables -

¿Cuántos tienes por ahí tirados? Solemos guardarlos, pero cada vez que pedimos comida china o japonesa nos llegan otros nuevos.

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Libros de recetas viejos y sin usar -

Pueden quedar bien en tu cocina, ¿pero cuándo fue la última vez que los usaste?.

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Imanes y papeles del frigorífico -

Sí, lo sabemos, son útiles, pero no necesitas 20 imanes ni 30 listas viejas.

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Especias viejas -

¿Sabes cuándo las especies se quedan pegadas en el frasco? Ese es el momento de desecharlas.

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Bolsas de comida irreconocible -

Si tienes paquetes de comida congelada que no sabes qué contienen o cuándo los congelaste... deshazte de ellos.

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Bolsitas de salsa -

Sí, esas que te quedas por si las necesitas. ¿Con cuánta frecuencia echas mano de ellas y cuántas necesitas?

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Comida enlatada y otros elementos de la despensa -

Algunos los almacenamos en la cocina y se nos olvida que expiraron hace ya tiempo.

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Encurtidos -

Los encurtidos no se estropean, ¿cierto? Mentira. Es hora de decir adiós a aquel frasco que lleva un año en tu frigorífico.

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Café -

El café también expira. Si no lo tomas con mucha frecuencia, comprueba la fecha de validez. 

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Hierbas e infusiones viejas -

Las hierbas e infusiones también tienen una vida útil limitada. Que estén secas no significa que las puedas usar dentro de 20 años.

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