Los eventos acontecidos durante estos últimos meses han sacado a la luz temas que hemos estado descuidando durante años. Por ello, miles de personas que nunca se han visto directamente afectadas por la marginación y la discriminación ahora se preguntan si son parte del problema.
La dura realidad es que no es necesario ser racista para contribuir al racismo sistémico: millones de personas en todo el mundo apoyan sin saberlo un sistema que perjudica a los demás, beneficiándose de su status quo y sin hacer preguntas.
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