Tocarnos la cara es uno de los hábitos favoritos de los humanos. De hecho, los estudios sugieren que nos tocamos la cara hasta 16 veces por hora. Sin embargo, por inofensivo que parezca, tocarse el rostro no es nada bueno, ya que transferimos bacterias de los dedos a la cara. Esto puede provocar problemas cutáneos y volvernos propensos a contagiarnos de virus como la gripe.
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