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Sé un modelo a seguir -

Si quieres que tu hijo tenga un rasgo, recuerda que ellos aprenden por imitación. Si quieres que sea compasivo, sé compasivo.

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Cómo hacerlo -

En la práctica esto se puede hacer de muchas formas. Una de ellas es expresar el sentimiento. Si ves a un sintecho, háblale, ofrécele dinero y comparte como te sientes por el hombre.

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Pídele a tu hijo que se implique -

Otra buena forma de hacer que tus hijos experimenten estos sentimientos es preguntarle a tu hijo cómo cree que se siente otra persona. Por ejemplo, pregúntale a tu hijo cómo cree que se siente un camarero estresado cuando tiramos comida en la mesa.

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En el mundo virtual hace falta compasión -

La comunicación virtual no es fácil para nadie, y menos para los niños. La comunicación no verbal es muy importante y en el medio digital suele perderse.

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Un mensaje frío -

Cuando otras personas no pueden optar por otras formas de comunicación, es fácil parecer frío.

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Redes sociales -

Los padres deben hablar con sus hijos sobre lo fácil que es herir a alguien hablando en la red cuando la persona no nos ve la cara.

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Debemos advertir a nuestros hijos -

Debemos explicar a nuestros hijos que todo lo que entra en la red, se queda allí, aunque lo borremos, permanece y nunca desaparece.

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Poniendo límites -

Sabrina Romanoff, psicóloga clínica formada en Harvard en el Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, señala algunos consejos que los padres pueden dar a sus hijos para comunicarse en línea. Una es pedirles que reflexionen sobre si mantendrían o no su comentario en 10 años.

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Pídele a tu hijo que vaya más despacio y piense -

Otra forma es pedirles que piensen cómo se sienten antes de actuar y considerar cómo afectarán sus acciones a la otra persona.

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Un ejercicio de gratitud -

La gratitud es muy importante para conseguir ser compasivo. Un buen ejercicio es decir algo por lo que nos sintamos agradecidos antes de cenar, todos los días.

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Por intentarlo no pasa nada -

Es una buena forma empezar una conversación en la mesa y, al menos, hablar de cómo fue el día de cada persona.

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La compasión solo es posible cuando... -

Solo es posible ser compasivo cuando entendemos realmente qué siente la otra persona.

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Un posible escenario -

Mientras conversan con sus hijos, los padres pueden presentar escenario preguntándoles cómo se sentirían si pasasen mucho tiempo escogiendo un regalo de cumpleaños y el cumpleañero no le diese las gracias.

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Ponerlos a pensar -

El niño podría concluir rápidamente que se entristecería porque se siente infravalorado. Esto prepara al niño para identificarlo mejor en otra persona en el futuro.

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Predicar con el ejemplo -

Si le dices a tu hijo que debe cuidar su forma de comunicarse con otras personas y después gritas a tu pareja o hablas mal a un camarero, se quedará confuso y te imitará.

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Enséñales a ser capaces de disculparse -

Lo de "haz lo que yo digo, no lo que yo hago" no funciona con los peques. Debes ponerte como prioridad disculparte delante del niño si quieres que él también aprenda a hacerlo.

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Enséñales lenguaje emocional -

Si no tenemos vocabulario relacionado con emociones, es difícil identificar qué sentimos nosotros o los demás. Si no podemos entenderlo, no podemos empatizar.

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Tarjetas -

Podemos ayudar a los más pequeños a entender qué sienten a través de tarjetas con fotos, dibujos y caras. 

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Los niños mayores pueden entender emociones complejas -

Las tarjetas, al principio, serán sencillas, pero según los niños crecen, los sentimientos se vuelven más complejos.

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Pregúntales cómo se sentirá un personaje -

Cuando leas un libro con tu hijo, haz que se planteen cómo se siente algún personaje. Incluso puede que así empaticen más con los protagonistas y acaben amando la lectura.

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Anímalos -

Cuando un niño es amable y compasivo, los padres deben alabar y elogiar este comportamiento. El refuerzo positivo funciona a cualquier edad y es una buena forma de promover ciertas actitudes.

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El niño que comparte -

Cuando un niño tiene una bolsa de dulces y los comparte con los que no tienen, los padres pueden explicarle lo amable que ha sido su actitud.

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No lo elogies demasiado -

Los profesionales a menudo advierte que el exceso de elogios puede convertirse en un problema. Debemos resaltar sus cualidades a menudo cuando hagan algo bien, pero si nos excedemos y lo hacemos continuamente corremos el riesgo de que acaben haciendo cosas solo por los elogios y no por los demás.

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Infórmalos de que ser compasivos no siempre es fácil -

Los padres deben explicar que pueden sentirse incómodos a corto plazo si son compasivos. Por ejemplo, pueden tener que verse obligados a asistir a su entrenamiento aunque no quieran por el bien de su equipo y por su compromiso con el mismo.

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La gratitud y la compasión están relacionadas -

Al enseñarle a un niño a ser consciente de los malos momentos de los demás, harás automáticamente que se sienta más agradecido por lo que tiene.

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Un paso más -

Ciertas comunidades ayudarán a los niños a ser más conscientes de la existencia de personas menos favorecidas. Por ejemplo, inscribir a un niño mayor o adolescente para que sea voluntario en un comedor de beneficencia.

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Naturaleza vs. Crianza -

La conclusión clave es que, aunque algunos niños son naturalmente más compasivos que otros, podemos guiar a la mayoría de los niños para que se conviertan en personas más compasivas.

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Ir más allá -

Las técnicas clave que se sabe que funcionan son predicar con el ejemplo, dialogar con el niño sobre el sufrimiento de otras personas, hacer las preguntas correctas y enseñarles a ser más conscientes de las circunstancias de los demás en general.

Fuentes: (Parents.com)

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