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No saludar -

Los trabajadores de hostelería están acostumbrados a que los traten como robots, pero puede ser muy desalentador que lo primero que oigas sea una orden y no un "hola". ¡Nunca está de más saludar y despedirse!

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No prestar atención a los camareros que llevan platos calientes -

Cuando la comida llega a la mesa, siempre hay alguien que no se aparta cuando el camarero está intentando servir un plato caliente. ¡No seas esa persona!

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Quedarte de sobremesa -

A todos nos gusta charlar con nuestros seres queridos después de haber pagado la cuenta, pero si ves que el lugar está lleno, lo mejor será que os llevéis la conversación a otro sitio y que dejéis la mesa libre.

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Dejar que los niños siembren el caos -

Los restaurantes no son una guardería, por lo que los niños no deberían campar a sus anchas por el espacio toqueteándolo todo y estorbando a los camareros y el resto de comensales.

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Decir "sorpréndeme" -

Si no te quieres esforzar en elegir algo, luego no te quejes si te traen algo más caro de la cuenta que, además, no te gusta.

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Entrar en el último minuto -

Si entras en un restaurante poco antes de la hora de cierre, lo más probable es que te reciban con mala cara.

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Asumir que el camarero se acuerda de ti -

O de tu pedido. Todos somos los protagonistas de nuestras propias historias, pero lo cierto es que los camareros tratan con decenas de personas todos los días y se esfuerzan por ser amables con todo el mundo.

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Quejarte de tener que pagar por los ingredientes extra -

Los camareros no ponen las reglas, solo son los encargados de transmitirlas. Si hay algo que de verdad te molesta, ¡escríbeles una reclamación a los jefes!

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Chascar los dedos o silbarle a los camareros -

Los camareros no son animales, así que evita llamar su atención de esta manera. ¿Dónde están tus modales?

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Pedir más de la cuenta y quejarte después -

Si no prestaste atención cuando el camarero te advirtió sobre las cantidades y ahora hay comida a más, el problema es tuyo.

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Pedir el menú infantil sin tener niños -

A todos nos gusta una buena oferta, pero no obligues al camarero a recordarte que ya eres mayorcito para andar pidiendo el menú infantil.

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Fingir que no te gusta algo para que te devuelvan el dinero -

Si ya te has comido más de la mitad del plato, ¿a quién pretendes engañar?

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Sentarte en la primera mesa que ves libre -

Ver una mesa libre no te da derecho a entrar como Pedro por su casa y sentarte. ¡Espera a que el camarero te indique cuál es la tuya! Aunque no lo parezca, todo tiene su orden.

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Sentarte en una mesa sucia -

Además de ser asqueroso, si la mesa está sucia significa que al camarero de turno aún no le ha dado tiempo a limpiarla. Ahora tiene que hacerlo contigo delante (y estorbando).

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Decir que conoces al dueño del restaurante para tener beneficios -

Algunos clientes caprichosos se las dan de conocer al dueño del establecimiento para que les sirvan antes o les hagan un descuento. Por si no se te había ocurrido, los trabajadores conocen a su jefe mejor que tú, así que a menos que llegues a un acuerdo con él personalmente, olvida tus ínfulas de grandeza.

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Decirle al camarero que estás viendo mesas libres mientras esperas -

Si entras en un restaurante, apuntan tu nombre en la lista de espera y ves que hay mesas libres, ten por seguro que el camarero es consciente de ello.

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No dejar suficiente propina (o no dejar nada en absoluto) -

Algunos negocios aún se están recuperando de los estragos de la pandemia, así que no te olvides de dejar propina, sobre todo si vas a hacer un buen pedido.

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Aplaudir cuando a un camarero se le cae algo -

Todos hemos presenciado cómo a un camarero se le cae un vaso o un plato al suelo y cómo algunos comensales deciden aplaudir como si fuese un espectáculo. Aunque la intención sea buena, lo más probable es que el camarero se sienta aún más avergonzado.

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No colocar las sillas después de comer -

Los camareros tienen que poder circular fácilmente por el espacio para atender a los clientes. No les dificultes la labor y acuérdate de colocar tu silla en su sitio cuando te marches.

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Mentir sobre las alergias -

Muchas personas usan la excusa de la alergia cuando algo no les gusta o quieren que les preparen algo que no aparece en el menú. Como te imaginarás, esto esto está mal por muchas razones.

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Tirar bebidas a la basura -

Esto suele pasar en los puestos de comida rápida. La gente a veces no se da cuenta de que alguien va a tener que llevar el cubo a la basura, por no hablar del riesgo de fugas.

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Pedir que te traigan pan inmediatamente -

Cada restaurante tiene su modus operandi. Esto quiere decir que algunos traen primero las bebidas, después el pan y luego los entrantes.

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Ir a comer en grupo sin reservar -

Sabemos que algunos planes surgen sin previo aviso, pero llamar al restaurante y preguntar si tienen sitio no cuesta nada. ¿O prefieres ir hasta allí solo para dar la vuelta?

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Pedir un licor o algún otro detalle -

Muchas veces no depende de los camareros tener detalles como ofrecer un licor tras la comida. Y por si fuera poco, esa propina tan escueta que les has dejado tampoco es que sea suficiente para convencerles de hacer un esfuerzo extra por ti.

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Decirle al camarero que sonría -

Nadie te debe una sonrisa. Además, puede que el camarero de turno decida vengarse atendiéndote más despacio de lo habitual. Si quieres ver a los trabajadores sonreír, ¡déjales una buena propina!

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Pedir algo que no está en el menú -

Si le haces muchísimos cambios a un plato o pides algo que no aparece en el menú, quizá debas plantearte comer en otro sitio. ¡Si hay una carta es por algo!

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Dejar basura en la mesa que no es del restaurante -

Solo porque el camarero tenga que recoger la mesa no significa que tengas que darle más trabajo.

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Devolver los menús cuando aún hay gente pidiendo -

Si el camarero está apuntando las comandas y hay gente que aún está pidiendo, espera a devolverle los menús. De lo contrario, solo le dificultarás la labor.

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Esconder los cristales rotos -

No hay nada peor que estar recogiendo el restaurante a altas horas de la madrugada y encontrarte cristales escondidos debajo de una mesa.

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Pedir cambios que tienen que ver con el entorno -

Pedirle a un camarero que baje la música, ponga más luz o regule el aire acondicionado como si estuvieses en tu casa es pasarse de la raya. Además, puede que a los otros comensales no les moleste lo mismo que a ti.

Ver también: Costumbres que en otros países son ofensivas 

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