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Fingir estar dormido
- El secreto más vergonzoso y comprensible es fingir estar dormido para que sea el otro progenitor el que se levante a cambiar el pañal en mitad de la noche.
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Ser más flexible de la cuenta con el celular o la tableta
- Todos los padres deberían limitar el tiempo que sus hijos pasan con los dispositivos electrónicos, pero a veces es normal querer distraerlos para poder hacer otras cosas.
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Sentir alivio al ver a otro niño tener una rabieta en público
- ¡Sobre todo después de que el tuyo haya tenido una! Por raro que parezca, puede ser bastante reconfortante ver a otro padre en la misma situación.
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Tirar los juguetes ruidosos
- ¿Tu hijo también pregunta por ese juguete que te sacaba de quicio y que ha desaparecido misteriosamente? Vaya, vaya...
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Esconderte en el baño para pasar tiempo a solas
- Los niños no entienden de límites ni de espacio personal, por lo que la única forma que los padres tienen a veces de disfrutar de un poco de privacidad es encerrarse en el baño. Por extraño que parezca, para algunos puede llegar a ser un auténtico remanso de paz.
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Decir mentiras piadosas
- La honestidad es lo más importante... O eso le decimos a los niños. Lo cierto es que a veces es mejor contarles mentiras piadosas para proteger su inocencia, evitar temas incómodos o conseguir que nos dejen en paz. ¿La juguetería está inexplicablemente cerrada un sábado? Vaya, ¿por qué será...?
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Comprobar si tu recién nacido respira
- Todos los padres primerizos se pasan por las cunas de sus bebés para ver si respiran. ¡Algunos incluso los despiertan precisamente para comprobarlo! Sentimos decirte que la ansiedad no se va a ir en cuanto se hagan mayores...
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Aprovechar las sobras de los niños
- Cuando tus hijos son lo primero, es muy fácil dejar a un lado tus necesidades más básicas. ¿Cuántas veces has aprovechado las sobras de tu hijo para hacerte la comida? Mejor eso que tirarlas a la basura, ¿cierto?
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Ser hipócrita
- ¿Alguna vez te has sorprendido a ti mismo haciendo esas cosas por las que riñes a tu hijo? Si es así, ¡te damos la bienvenida oficialmente al club de padres!
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Decirle a otro adulto que tiene que ir al baño
- ¿Hace cuánto que no te relacionas con gente de tu edad? Igual va siendo momento de tomar algo con los amigos...
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Olvidarte de ser el Ratoncito Pérez
- Los niños pequeños pierden un montón de dientes, por lo que siempre conviene tener algún regalito en la recámara. Muchos padres, sin embargo, acaban recurriendo a excusas absurdas para justificar por qué el Ratoncito Pérez no ha traído nada esta vez...
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11 / 31 Fotos
Pasarlo mal cuando tu hijo te pide ayuda con las matemáticas
- Todos los padres temen el momento en el que tengan que ayudar a sus hijos con los deberes. Si has tenido que hacer cuentas con los dedos sin que nadie te vea, no estás solo.
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12 / 31 Fotos
Detestar la comida que tu hijo prepara
- Tu hijo quería tener el detalle de prepararte el desayuno y llevártelo a la cama, ¡pero no hay quien se lo coma! La intención es lo que cuenta...
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13 / 31 Fotos
Mentir sobre cuándo te duchaste por última vez
- Los niños son lo primero, lo que a veces significa que la higiene personal pasa a un segundo plano. ¿Pero quién va a tener agallas de reconocerlo?
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14 / 31 Fotos
Tomarte una copa a destiempo
- En algún lugar del mundo ya son las 17:00, ¿cierto?
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15 / 31 Fotos
Preparar platos asquerosos para esconder las verduras
- Conseguir que los niños coman verduras puede parecer imposible, de ahí que muchos padres recurran a recetas de todo tipo para esconderlas en sus platos preferidos. Un minuto de silencio por todos los que acabaron en la basura...
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16 / 31 Fotos
Sentir celos de tus amigos sin hijos
- Los padres quieren a sus hijos por encima de todas las cosas, pero eso no significa que no puedan sentir envidia de vez en cuando de esos amigos que tienen tiempo para hacer lo que les da la gana...
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No sentir compasión por tus amigos sin hijos
- Por otro lado, los padres a veces pueden no tener nada de paciencia para escuchar los dramas de sus amigos sin hijos. Es algo completamente normal (aunque puede que sea mejor no decirlo en voz alta...).
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Quedarte con algunos dulces de Halloween
- Mientras revisas el cubo para ver si está todo en orden, puede que te metas una chocolatina o dos en los bolsillos como recompensa por tus esfuerzos diarios...
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Asustarte de tu propio hijo
- Igual te has despertado en mitad de la noche y tu hijo estaba mirándote fijamente como en una película de terror o le has visto destrozar un peluche y te has preguntado si estás criando a un psicópata. Tranquilo, ¡es más normal de lo que crees!
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Acunar un bebé... ¡Sin bebé!
- El agotamiento puede llevarte a hacer cosas absurdas, como acunar a tu bebé sin ni siquiera tenerlo en brazos.
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Oler el pañal
- Ser padre no es compatible con ser escrupuloso. Cuando tienes hijos, olerles el pañal se vuelve un gesto como otro cualquiera.
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Tener impulsos violentos cuando alguien te aconseja sin pedírselo
- Cada vez que alguien te da un "consejo" sobre cómo criar a tus hijos te entran ganas de mandarle a tomar viento, ¿cierto?
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Lamerte el pulgar para limpiarle la cara a tu hijo
- Incluso los padres más precavidos se quedan sin toallitas de vez en cuando. ¿Qué otra solución te queda?
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Dejar que tu hijo se salte las clases porque estás agotado
- A veces simplemente no tienes ni tiempo ni fuerzas para levantarte, vestirle, darle el desayuno y llevarle al colegio, así que optas por decir que os habéis puesto todos malos para pasar algo de tiempo juntos en casa.
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Fisgonear
- Es normal querer saber qué hacen tus hijos cuando no estás con ellos. Mientras no traiciones su confianza ni hagas nada moralmente cuestionable, todo en orden.
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Darle leche caducada
- Cuando no tienes tiempo para ir al supermercado, no te queda otra más que darle un sorbo a la leche y ver si está buena o no. ¡Uno no se puede fiar ciegamente de las fechas de caducidad!
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Mentir sobre la hora de ir a la cama
- Todos los padres quieren dárselas de estrictos, pero lo cierto es que la mayoría son bastante más permisivos con la hora de ir a la cama de lo que quieren reconocer.
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Preparar platos sencillos
- A veces cuesta acertar con los gustos de los niños y, para colmo, no tienes ni tiempo ni ganas de cocinar. ¡Todo sea con tal de que coman!
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Intentar asustarle poniendo muecas
- A veces, por pura desesperación, quieres advertir a tu hijo de que no haga algo pero te faltan las palabras o no quieres montar un numerito en público. ¡Esas muecas son un secreto y no debes practicarlas nunca delante de un espejo para evitar perderte el respeto a ti mismo! Ver también: Las mentiras de los hijos que los padres siempre se tragan
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Fingir estar dormido
- El secreto más vergonzoso y comprensible es fingir estar dormido para que sea el otro progenitor el que se levante a cambiar el pañal en mitad de la noche.
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Ser más flexible de la cuenta con el celular o la tableta
- Todos los padres deberían limitar el tiempo que sus hijos pasan con los dispositivos electrónicos, pero a veces es normal querer distraerlos para poder hacer otras cosas.
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Sentir alivio al ver a otro niño tener una rabieta en público
- ¡Sobre todo después de que el tuyo haya tenido una! Por raro que parezca, puede ser bastante reconfortante ver a otro padre en la misma situación.
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Tirar los juguetes ruidosos
- ¿Tu hijo también pregunta por ese juguete que te sacaba de quicio y que ha desaparecido misteriosamente? Vaya, vaya...
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Esconderte en el baño para pasar tiempo a solas
- Los niños no entienden de límites ni de espacio personal, por lo que la única forma que los padres tienen a veces de disfrutar de un poco de privacidad es encerrarse en el baño. Por extraño que parezca, para algunos puede llegar a ser un auténtico remanso de paz.
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Decir mentiras piadosas
- La honestidad es lo más importante... O eso le decimos a los niños. Lo cierto es que a veces es mejor contarles mentiras piadosas para proteger su inocencia, evitar temas incómodos o conseguir que nos dejen en paz. ¿La juguetería está inexplicablemente cerrada un sábado? Vaya, ¿por qué será...?
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Comprobar si tu recién nacido respira
- Todos los padres primerizos se pasan por las cunas de sus bebés para ver si respiran. ¡Algunos incluso los despiertan precisamente para comprobarlo! Sentimos decirte que la ansiedad no se va a ir en cuanto se hagan mayores...
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Aprovechar las sobras de los niños
- Cuando tus hijos son lo primero, es muy fácil dejar a un lado tus necesidades más básicas. ¿Cuántas veces has aprovechado las sobras de tu hijo para hacerte la comida? Mejor eso que tirarlas a la basura, ¿cierto?
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8 / 31 Fotos
Ser hipócrita
- ¿Alguna vez te has sorprendido a ti mismo haciendo esas cosas por las que riñes a tu hijo? Si es así, ¡te damos la bienvenida oficialmente al club de padres!
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Decirle a otro adulto que tiene que ir al baño
- ¿Hace cuánto que no te relacionas con gente de tu edad? Igual va siendo momento de tomar algo con los amigos...
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10 / 31 Fotos
Olvidarte de ser el Ratoncito Pérez
- Los niños pequeños pierden un montón de dientes, por lo que siempre conviene tener algún regalito en la recámara. Muchos padres, sin embargo, acaban recurriendo a excusas absurdas para justificar por qué el Ratoncito Pérez no ha traído nada esta vez...
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Pasarlo mal cuando tu hijo te pide ayuda con las matemáticas
- Todos los padres temen el momento en el que tengan que ayudar a sus hijos con los deberes. Si has tenido que hacer cuentas con los dedos sin que nadie te vea, no estás solo.
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12 / 31 Fotos
Detestar la comida que tu hijo prepara
- Tu hijo quería tener el detalle de prepararte el desayuno y llevártelo a la cama, ¡pero no hay quien se lo coma! La intención es lo que cuenta...
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Mentir sobre cuándo te duchaste por última vez
- Los niños son lo primero, lo que a veces significa que la higiene personal pasa a un segundo plano. ¿Pero quién va a tener agallas de reconocerlo?
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Tomarte una copa a destiempo
- En algún lugar del mundo ya son las 17:00, ¿cierto?
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Preparar platos asquerosos para esconder las verduras
- Conseguir que los niños coman verduras puede parecer imposible, de ahí que muchos padres recurran a recetas de todo tipo para esconderlas en sus platos preferidos. Un minuto de silencio por todos los que acabaron en la basura...
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Sentir celos de tus amigos sin hijos
- Los padres quieren a sus hijos por encima de todas las cosas, pero eso no significa que no puedan sentir envidia de vez en cuando de esos amigos que tienen tiempo para hacer lo que les da la gana...
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No sentir compasión por tus amigos sin hijos
- Por otro lado, los padres a veces pueden no tener nada de paciencia para escuchar los dramas de sus amigos sin hijos. Es algo completamente normal (aunque puede que sea mejor no decirlo en voz alta...).
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Quedarte con algunos dulces de Halloween
- Mientras revisas el cubo para ver si está todo en orden, puede que te metas una chocolatina o dos en los bolsillos como recompensa por tus esfuerzos diarios...
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Asustarte de tu propio hijo
- Igual te has despertado en mitad de la noche y tu hijo estaba mirándote fijamente como en una película de terror o le has visto destrozar un peluche y te has preguntado si estás criando a un psicópata. Tranquilo, ¡es más normal de lo que crees!
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Acunar un bebé... ¡Sin bebé!
- El agotamiento puede llevarte a hacer cosas absurdas, como acunar a tu bebé sin ni siquiera tenerlo en brazos.
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Oler el pañal
- Ser padre no es compatible con ser escrupuloso. Cuando tienes hijos, olerles el pañal se vuelve un gesto como otro cualquiera.
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Tener impulsos violentos cuando alguien te aconseja sin pedírselo
- Cada vez que alguien te da un "consejo" sobre cómo criar a tus hijos te entran ganas de mandarle a tomar viento, ¿cierto?
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Lamerte el pulgar para limpiarle la cara a tu hijo
- Incluso los padres más precavidos se quedan sin toallitas de vez en cuando. ¿Qué otra solución te queda?
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Dejar que tu hijo se salte las clases porque estás agotado
- A veces simplemente no tienes ni tiempo ni fuerzas para levantarte, vestirle, darle el desayuno y llevarle al colegio, así que optas por decir que os habéis puesto todos malos para pasar algo de tiempo juntos en casa.
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Fisgonear
- Es normal querer saber qué hacen tus hijos cuando no estás con ellos. Mientras no traiciones su confianza ni hagas nada moralmente cuestionable, todo en orden.
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Darle leche caducada
- Cuando no tienes tiempo para ir al supermercado, no te queda otra más que darle un sorbo a la leche y ver si está buena o no. ¡Uno no se puede fiar ciegamente de las fechas de caducidad!
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Mentir sobre la hora de ir a la cama
- Todos los padres quieren dárselas de estrictos, pero lo cierto es que la mayoría son bastante más permisivos con la hora de ir a la cama de lo que quieren reconocer.
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Preparar platos sencillos
- A veces cuesta acertar con los gustos de los niños y, para colmo, no tienes ni tiempo ni ganas de cocinar. ¡Todo sea con tal de que coman!
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Intentar asustarle poniendo muecas
- A veces, por pura desesperación, quieres advertir a tu hijo de que no haga algo pero te faltan las palabras o no quieres montar un numerito en público. ¡Esas muecas son un secreto y no debes practicarlas nunca delante de un espejo para evitar perderte el respeto a ti mismo! Ver también: Las mentiras de los hijos que los padres siempre se tragan
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Si eres padre, seguro que haces esto (aunque no lo admitas)
¡La mayoría se llevan estos secretos a la tumba!
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Si ha llegado ese momento en el que te sientes listo para tener hijos, es probable que te preguntes cómo se las apañaron tus padres para criarte. Los primerizos a menudo tienen la sensación de no ser capaces de tenerlo todo bajo control, ¡pero es algo más común de lo que crees! Al fin y al cabo, mientras tu hijo sea feliz y esté sano, es normal que hagas ciertas cosas para preservar tu salud mental. Si quieres saber de qué hablamos y ver si te sientes reflejado, ¡sigue leyendo!
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