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Conoce a tu pupilo
- Si quieres mejorar tus habilidades como mentor, una buena forma de empezar es familiarizándote con la persona a la que vas a ayudar.
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Conoce a tu pupilo
- Tómate tu tiempo para hacerle algunas preguntas. ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué pretende mejorar? Cuanto más familiarizado estés con sus intenciones, más fácil te será ayudarle.
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Entiende qué es lo que quiere aprender - Una parte importante de conocer a tu pupilo es entender qué es lo que pretende conseguir con tu ayuda. Asegúrate de saber qué es lo que quiere aprender.
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Entiende qué es lo que quiere aprender
- Pregúntale qué es lo que ha visto en ti para querer que le enseñes. La próxima vez que pongas esa faceta o habilidad en práctica, invítale a observar y tomar nota.
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Ayúdale con las pequeñas cosas
- Muchos mentores, a pesar de tener buena intención, se olvidan de ayudar con los pequeños detalles. Una cosa es dar un consejo y otra enseñar a ponerlo en práctica.
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Ayúdale con las pequeñas cosas
- Los mejores mentores son aquellos dispuestos a ayudar con las pequeñas grandes cosas, tales como redactar un correo electrónico o escoger la ropa adecuada según la ocasión.
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Conócete a ti mismo
- Otra gran forma de abordar el proceso es reflexionar sobre ti mismo y pensar en qué puedes ofrecer.
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Conócete a ti mismo
- Examina tus habilidades, puntos fuertes y experiencias para estar seguro de lo que puedes aportar.
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Recuerda cuál es su situación
- Aunque parezca obvio, muchos lo pasan por alto. No todo lo que se te ocurra será aplicable a la situación actual de tu pupilo.
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Recuerda cuál es su situación
- Recuerda cómo fueron tus comienzos y prepara tus consejos de manera acorde.
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¿Cuáles son sus expectativas?
- También es buena idea tener claro qué es lo que tu pupilo espera de ti desde el principio.
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¿Cuáles son sus expectativas?
- Recuerda que la relación necesita un propósito y que es responsabilidad del pupilo tomar notas y poner en práctica los consejos que le des.
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Deja que tu pupilo tome las riendas
- Dejarle ser proactivo es la mejor manera de ayudarle a crecer. En lugar de redireccionarle, resulta mucho más efectivo guiarle y empoderarle.
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Deja que tu pupilo tome las riendas
- Asegúrate de animarle, ayudarle a identificar sus recursos y habilidades y explorar nuevas ideas con él. Usa tu experiencia solo para saber formular las preguntas adecuadas.
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Deja de juzgarte
- La diferencia entre un buen mentor y un gran mentor suele ser la capacidad para dejar a un lado la autocrítica. Ser demasiado duro con uno mismo puede entorpecer la experiencia del pupilo, ya que hará que se cuestione todas las decisiones.
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Deja de juzgarte
- Recuerda que el pupilo quiere centrarse en su propio crecimiento, no en el tuyo. Céntrate en hacerlo lo mejor que puedas y en compartir la sabiduría que te ha dado la experiencia.
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Practica la escucha activa
- La escucha activa debería formar parte del repertorio de destrezas de cualquier mentor. De hecho, una de las mejores cosas que puedes hacer por tu pupilo es saber prestarle atención.
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Practica la escucha activa
- Déjale hablar y no te pongas la presión de contestar a todas sus preguntas. Muchas veces la otra persona ya sabe la respuesta y lo único que necesita es verbalizar sus ideas para llegar a la conclusión por su propio pie.
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Mentor vs. orientador
- Es importante que entiendas la diferencia entre un mentor y un orientador y que alternes entre un papel y otro. Ser un mentor implica sacar partido de tus propias experiencias y conocimientos.
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Mentor vs. orientador
- Un orientador suele hacer preguntas abiertas para estimular la mente de la otra persona y ayudarle a encauzar sus pensamientos. El equilibrio entre ambas facetas es lo que hace que la relación sea productiva y enriquecedora.
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Crea una buena relación con tu pupilo y empodéralo
- Por muy obvio que sea, nunca está de más recordar lo importante que es crear una buena relación con tu pupilo. Haz que se sienta seguro y demuéstrale tu interés.
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Crea una buena relación con tu pupilo y empodéralo
- Apóyale, sé honesto y cumple con tu palabra. Acompañar su avance y no faltar a las reuniones son dos pilares fundamentales para ser un buen mentor.
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Asegúrate de que sea una relación recíproca
- Asimismo, la relación entre ambos debería ser recíproca. Ser el mentor de alguien significa confiar en la otra persona y poner de tu parte.
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Asegúrate de que sea una relación recíproca
- Dejad claro desde el principio cómo vais a colaborar y a aprender el uno del otro. El ambiente siempre debe ser lo más propicio posible para el aprendizaje.
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Comparte las buenas y las malas experiencias
- No temas a compartir tanto lo bueno como lo malo. De esta forma no solo parecerás más humano, sino que tu pupilo también podrá aprender de tus errores.
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Comparte las buenas y las malas experiencias
- Recuerda que no tienes que saber la respuesta a todas las preguntas; lo importante es que seas auténtico y que le ofrezcas la oportunidad de observar y aprender.
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¡Disfruta del proceso!
- Por último, ¡disfruta de la experiencia! La gente siempre se queda con las emociones positivas, así que si derrochas optimismo, tu pupilo siempre te recordará por ello.
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¡Disfruta del proceso!
- Haz algo que mejore tu energía y tu estado de ánimo antes de reunirte con tu pupilo, como salir a correr mientras escuchas música. ¡Tú decides! Fuentes: (Forbes) No te pierdas: Los mejores consejos para quienes quieren cambiar de rumbo laboral
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Conoce a tu pupilo
- Si quieres mejorar tus habilidades como mentor, una buena forma de empezar es familiarizándote con la persona a la que vas a ayudar.
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Conoce a tu pupilo
- Tómate tu tiempo para hacerle algunas preguntas. ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué pretende mejorar? Cuanto más familiarizado estés con sus intenciones, más fácil te será ayudarle.
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Entiende qué es lo que quiere aprender - Una parte importante de conocer a tu pupilo es entender qué es lo que pretende conseguir con tu ayuda. Asegúrate de saber qué es lo que quiere aprender.
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Entiende qué es lo que quiere aprender
- Pregúntale qué es lo que ha visto en ti para querer que le enseñes. La próxima vez que pongas esa faceta o habilidad en práctica, invítale a observar y tomar nota.
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Ayúdale con las pequeñas cosas
- Muchos mentores, a pesar de tener buena intención, se olvidan de ayudar con los pequeños detalles. Una cosa es dar un consejo y otra enseñar a ponerlo en práctica.
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Ayúdale con las pequeñas cosas
- Los mejores mentores son aquellos dispuestos a ayudar con las pequeñas grandes cosas, tales como redactar un correo electrónico o escoger la ropa adecuada según la ocasión.
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Conócete a ti mismo
- Otra gran forma de abordar el proceso es reflexionar sobre ti mismo y pensar en qué puedes ofrecer.
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Conócete a ti mismo
- Examina tus habilidades, puntos fuertes y experiencias para estar seguro de lo que puedes aportar.
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Recuerda cuál es su situación
- Aunque parezca obvio, muchos lo pasan por alto. No todo lo que se te ocurra será aplicable a la situación actual de tu pupilo.
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Recuerda cuál es su situación
- Recuerda cómo fueron tus comienzos y prepara tus consejos de manera acorde.
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¿Cuáles son sus expectativas?
- También es buena idea tener claro qué es lo que tu pupilo espera de ti desde el principio.
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¿Cuáles son sus expectativas?
- Recuerda que la relación necesita un propósito y que es responsabilidad del pupilo tomar notas y poner en práctica los consejos que le des.
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Deja que tu pupilo tome las riendas
- Dejarle ser proactivo es la mejor manera de ayudarle a crecer. En lugar de redireccionarle, resulta mucho más efectivo guiarle y empoderarle.
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Deja que tu pupilo tome las riendas
- Asegúrate de animarle, ayudarle a identificar sus recursos y habilidades y explorar nuevas ideas con él. Usa tu experiencia solo para saber formular las preguntas adecuadas.
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Deja de juzgarte
- La diferencia entre un buen mentor y un gran mentor suele ser la capacidad para dejar a un lado la autocrítica. Ser demasiado duro con uno mismo puede entorpecer la experiencia del pupilo, ya que hará que se cuestione todas las decisiones.
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15 / 29 Fotos
Deja de juzgarte
- Recuerda que el pupilo quiere centrarse en su propio crecimiento, no en el tuyo. Céntrate en hacerlo lo mejor que puedas y en compartir la sabiduría que te ha dado la experiencia.
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Practica la escucha activa
- La escucha activa debería formar parte del repertorio de destrezas de cualquier mentor. De hecho, una de las mejores cosas que puedes hacer por tu pupilo es saber prestarle atención.
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Practica la escucha activa
- Déjale hablar y no te pongas la presión de contestar a todas sus preguntas. Muchas veces la otra persona ya sabe la respuesta y lo único que necesita es verbalizar sus ideas para llegar a la conclusión por su propio pie.
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Mentor vs. orientador
- Es importante que entiendas la diferencia entre un mentor y un orientador y que alternes entre un papel y otro. Ser un mentor implica sacar partido de tus propias experiencias y conocimientos.
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Mentor vs. orientador
- Un orientador suele hacer preguntas abiertas para estimular la mente de la otra persona y ayudarle a encauzar sus pensamientos. El equilibrio entre ambas facetas es lo que hace que la relación sea productiva y enriquecedora.
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Crea una buena relación con tu pupilo y empodéralo
- Por muy obvio que sea, nunca está de más recordar lo importante que es crear una buena relación con tu pupilo. Haz que se sienta seguro y demuéstrale tu interés.
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Crea una buena relación con tu pupilo y empodéralo
- Apóyale, sé honesto y cumple con tu palabra. Acompañar su avance y no faltar a las reuniones son dos pilares fundamentales para ser un buen mentor.
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Asegúrate de que sea una relación recíproca
- Asimismo, la relación entre ambos debería ser recíproca. Ser el mentor de alguien significa confiar en la otra persona y poner de tu parte.
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Asegúrate de que sea una relación recíproca
- Dejad claro desde el principio cómo vais a colaborar y a aprender el uno del otro. El ambiente siempre debe ser lo más propicio posible para el aprendizaje.
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Comparte las buenas y las malas experiencias
- No temas a compartir tanto lo bueno como lo malo. De esta forma no solo parecerás más humano, sino que tu pupilo también podrá aprender de tus errores.
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Comparte las buenas y las malas experiencias
- Recuerda que no tienes que saber la respuesta a todas las preguntas; lo importante es que seas auténtico y que le ofrezcas la oportunidad de observar y aprender.
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¡Disfruta del proceso!
- Por último, ¡disfruta de la experiencia! La gente siempre se queda con las emociones positivas, así que si derrochas optimismo, tu pupilo siempre te recordará por ello.
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¡Disfruta del proceso!
- Haz algo que mejore tu energía y tu estado de ánimo antes de reunirte con tu pupilo, como salir a correr mientras escuchas música. ¡Tú decides! Fuentes: (Forbes) No te pierdas: Los mejores consejos para quienes quieren cambiar de rumbo laboral
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Convertirse en un mentor sobresaliente: estrategias efectivas
Sé un ejemplo para los demás
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Que alguien te pida ser su mentor puede generar sentimientos encontrados. Por un lado, es un gran halago. Por otro, puede ser intimidante. No siempre es fácil enseñar a alguien y puede que acabes dudando hasta de por qué te escogieron a ti y no a otra persona. Tanto si es la primera vez que actúas como mentor como si ya tienes una cierta experiencia, siempre hay cosas que puedes mejorar. En esta galería te ofrecemos varios consejos para poder transmitir tus conocimientos de la manera más asertiva posible. ¡Adelante!
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