En una época en la que la humanidad ha enviado sondas a los confines del sistema solar, cartografiado el universo profundo y desarrollado tecnologías inimaginables, persiste una creencia peculiar: la Tierra es plana. No se trata solo de una idea marginal que acecha en oscuros rincones de Internet, sino que ha ganado adeptos, atrayendo a miles de personas convencidas de que siglos de descubrimientos científicos no son más que un engaño. ¿Por qué?
El movimiento de la Tierra plana no se refiere únicamente a la forma del planeta, sino que es un síntoma de algo más amplio: un profundo escepticismo ante las instituciones, un anhelo de información sencilla y directa, y una reacción ante un mundo construido cada vez más sobre conocimientos complejos e invisibles.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué la gente, incluso en el siglo XXI, rechaza lo que parece un hecho indiscutible? ¿Y qué nos dice esto sobre la mente humana, la ciencia y nuestra relación con la verdad? Haz clic en esta galería para descubrirlo.